Salmo 94

Psalm 94
 
El clamor del remanente a Jehová como el Dios de venganza
Ahora tenemos los detalles de la venida de los Unigénito al mundo para establecer la gloria y el orden divino en el mundo, introducidos por el clamor del remanente en Israel.
El Salmo 94 nos da este clamor, que es al mismo tiempo la expresión de la inteligencia más completa de su posición, del trato de Dios, de la posición de los malvados, y el resultado a punto de ser producido, y, como todos los salmos en este libro, fundado en una relación conocida con Jehová. Hemos visto que el Salmo 91 es Cristo tomando este lugar con la gente, para que la bendición completa venga sobre ellos como así asociados con Él. El Salmo 94 se dirige a Jehová como el Dios de venganza, y exige que Él se muestre a sí mismo, se eleve a sí mismo como Juez de la tierra y dé una recompensa a los orgullosos. El “cuánto tiempo” se hace apremiante y urgente. Se declara la conducta y la impiedad de los impíos. Los versículos 4-11 se dirigen a los israelitas incrédulos sobre la locura de esto. Los versículos 12-15 dan una explicación muy instructiva de los caminos de Jehová. Bienaventurado el hombre a quien Jehová castiga y enseña de Su ley. Esta es la posición del remanente sufriente, para darle silencio desde los días del mal hasta que el pozo sea cavado para los impíos.
Sin duda, como de hecho se expresa en los Salmos, los piadosos a veces casi habían olvidado esto (Sal. 73), no siempre (Sal. 27:5); pero la fe no lo hace, y este es el verdadero significado de los dolores del remanente, también de los nuestros bajo nuestro Padre. El corazón en medio del mal tiene que decirle a Dios, no sólo en sumisión, sino como una copa dada por Jehová (de nuestro Padre). Por lo tanto, la distracción y la angustia que se sienten al cumplir con la voluntad del hombre en nuestra voluntad sin recursos se han ido; y Dios, sometida la voluntad (el gran obstáculo), enseña el corazón sumiso, que está en una posición verdadera ante Él.1 Porque la fe era una cosa establecida que Jehová nunca desecharía a Su pueblo. Pero el juicio volvería a la justicia, y los rectos de corazón lo seguirían. Este es el gran y importantísimo principio del cambio que tiene lugar en estos salmos. El juicio, separado durante mucho tiempo de la justicia, ahora regresa a ella. El juicio estaba en Pilato, la justicia en Cristo. Allí la oposición era perfecta, más o menos en todas partes. El sufrimiento por causa de la justicia y la justicia divina establecida en los cielos puede ser, y ciertamente es, una porción aún mejor. Es de Cristo como hombre, ahora glorificado, pero no es el mantenimiento de la justicia en la tierra. Esto ahora se mantendrá de manera efectiva. Pero, ¿quién será hallado para hacerlo bueno? ¿Quién tomará la causa del piadoso, o defenderá al remanente contra los poderosos obreros de iniquidad? Si Jehová no lo había hecho, sus almas pronto habrían caído en silencio. Cuán cierto era esto (en cuanto a los hombres) de Cristo, cuán plenamente Él puede entrar en esto, apenas necesito decirlo. Aun cuando el remanente temía caer, Jehová los ayudó. Y en la abrumadora inquietudación del pensamiento, donde estaba todo el poder del mal, las comodidades de Jehová deleitaron su alma. En el versículo 20 se hace una apelación muy notable. ¿Estaban el trono de iniquidad y el trono de Jehová a punto de unirse? Si no, los días del trono de iniquidad estaban contados. Esa maldad estaba allí, ahora era patente. Pero Jehová, la defensa de los piadosos, el Juez de los impíos, cuya iniquidad traería sobre sí mismos, Jehová los cortaría. Por lo tanto, la revisión más completa, como he dicho, de toda la posición y de los caminos de Jehová se nos da notablemente en este salmo.
(1. Cristo, por muy profundamente que sintiera lo que estaba delante de Él, era justo lo opuesto a esta lucha de voluntad, siendo perfecto en sujeción (Juan 12 y Getsemaní). Pedro se habría resistido, pero Cristo tomó la copa como la voluntad de su Padre).
La introducción de la venida de los Unigénitos al mundo
De los Salmos 95-100 tenemos el progreso de la introducción de los Unigénitos en el mundo más claramente sacado a relucir; pero aquí, todo el tiempo, visto como Jehová viniendo del cielo en juicio, y al final tomando Su lugar entre los querubines, y llamando al mundo para adorarlo allí. Pone la configuración de Israel en bendición por poder, en contraste con su antiguo fracaso cuando fue entregado por primera vez.