6) Fracaso en entender el liderazgo y su señal: Capítulo 11:2-16

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Pablo pasa a otro desorden entre los santos de Corinto: la incomprensión del liderazgo y su señal. La primera parte del capítulo 11 da instrucciones muy claras para que las hermanas se cubran la cabeza cuando temas divinos son tratados. Al parecer, esto no se practicaba en Corinto, por lo que el apóstol trató de corregirlo.
Desde el versículo 17 de este capítulo hasta el final de la epístola, aborda los desórdenes que existían cuando los santos estaban juntos “en asamblea” (traducción J. N. Darby), cuando se reunían para el culto y el ministerio. Esto lo indica la frase: “Cuando os juntáis”. Se dice siete veces en los capítulos finales de la epístola (capítulo 11:17,18,20,33,34; 14:23,26). Puesto que las reuniones de asamblea no aparecen hasta el versículo 17, el tema de la cubierta de la cabeza (versículos 2-16) no puede limitarse a las reuniones de asamblea. Su ámbito de aplicación es más extenso que cuando la asamblea se reúne y se aplica siempre que la Palabra de Dios esté abierta y se lea, y siempre que se esté orando, ya sea en reuniones públicas o en privado.
Los principios envueltos en el uso de la cubierta de la cabeza
El apóstol se lanza inmediatamente a explicar el significado del liderazgo y su signo. Muestra que los actos de descubrir la cabeza de los hermanos y cubrir la cabeza de las hermanas son una manifestación de los principios envueltos en la confesión del cristianismo. En el cristianismo, la “cabeza” de un hombre (un hermano) representa a Cristo, y la “cabeza” de una mujer representa al hombre. Dice:
“Quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo” (versículo 3). Puesto que esto es así, los hermanos deben descubrirse la cabeza cuando se entablan temas divinos. Al hacerlo, reconocen que toda la gloria pertenece a Cristo. Se trata de un acto intencionado por parte de los hermanos y debe realizarse con ese fin, pues dice: “El varón no ha de cubrir la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios” (versículo 7).
Por otra parte, la mujer en el cristianismo representa la gloria del hombre. Dice: “La mujer es gloria del varón. Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón. Porque tampoco el varón fué criado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual, la mujer debe tener señal de potestad sobre su cabeza, por causa de los ángeles” (versículos 7-10). El cabello de la mujer es una señal de la gloria natural del primer hombre. Es su velo permanente de gloria y belleza (versículo 15). El cabello de la mujer, por lo tanto, debe ser cubierto cuando las cosas divinas están en discusión debido a lo que representa. Cuando las hermanas llevan la cabeza cubierta, están proclamando el hecho de que no reconocemos que el primer hombre tenga ningún lugar en el cristianismo. Es una confesión de que el hombre y su gloria no tienen lugar en las cosas divinas.
Dice en el versículo 5: “Toda mujer que ora ó profetiza...”. Estas dos cosas abarcan toda la esfera de la actividad de una persona en el área espiritual. Orar es la esfera del sacerdocio, y profetizar es la esfera del ministerio. Orar es hacia Dios y profetizar es hacia nuestros semejantes. El cabello de la mujer, por lo tanto, debe estar cubierto cuando cualquiera de estas esferas está siendo ejercida. Puede ser cuando está orando, o cuando está en presencia de otra persona que está orando, añadiendo su ‘Amén’; o puede ser cuando se está ministrando la Palabra de Dios.
El apóstol añade: “...por causa de los ángeles” (versículo 10). Dios ha establecido un cierto orden en Su creación. Los hombres y mujeres cristianos no deben descuidar este orden, sino recordar que son un espectáculo designado de forma divina. Los ángeles, al igual que los hombres, están aprendiendo la multiforme sabiduría de Dios en Sus tratos con los cristianos de la tierra (1 Corintios 4:99For I think that God hath set forth us the apostles last, as it were appointed to death: for we are made a spectacle unto the world, and to angels, and to men. (1 Corinthians 4:9); Efesios 3:1010To the intent that now unto the principalities and powers in heavenly places might be known by the church the manifold wisdom of God, (Ephesians 3:10)).
Disputas sobre el uso de las cubiertas de cabeza
La historia nos dice que este tema no ha sido un problema en la Iglesia hasta aproximadamente los últimos 60 años. Hoy en día es un tema muy discutido. Uno de los argumentos es que estas instrucciones del apóstol Pablo eran sólo para los corintios de aquella época y, por lo tanto, no tienen aplicación a nuestros días. La necesidad de cubrirse la cabeza se explica como una antigua costumbre cultural que no tiene ninguna aplicación para las mujeres de hoy. ¿Qué cristiano podría albergar la idea de que parte de su Biblia del Nuevo Testamento no tiene nada que decirles? más bien, ¿no se trata de alguien que está tratando deliberadamente de eludir la enseñanza de un determinado pasaje? Recordemos al lector que lo que Pablo enseñó en relación con cubrirse la cabeza no es algo que se diera exclusivamente a los corintios de aquel tiempo, sino que es para “todos ... en cualquier lugar” (1 Corintios 1:22Unto the church of God which is at Corinth, to them that are sanctified in Christ Jesus, called to be saints, with all that in every place call upon the name of Jesus Christ our Lord, both theirs and ours: (1 Corinthians 1:2)).
Hacer del velo algo cultural de aquellos días es una farsa. Pablo no hace ningún comentario con ese fin. Enseñar tal cosa es inferir algo que no está en las Escrituras. Él ha explicado la razón para su uso: es una confesión de que el primer hombre no tiene lugar en el cristianismo. Si este pasaje fuera algo sólo para los primeros días de la Iglesia y no para hoy, ¡entonces realmente estamos diciendo que la enseñanza del liderazgo de Cristo no es necesaria hoy! Sin percatarse de ello, los que sostienen tales argumentos están sugiriendo que al primer hombre se le debe dar un lugar en la asamblea de hoy. Tal era el problema en la asamblea de Corinto, y tal es nuestro problema hoy.
Además, si cubrirse la cabeza era sólo para aquel entonces, ¿por qué es que la Iglesia en su mayoría ha acatado estas instrucciones desde sus inicios hasta hace unos 60 años? Es decir, ¡más de 1900 años! ¿Se ha estado equivocando la Iglesia al hacerlo todos esos años y sólo recientemente ha llegado al conocimiento de la verdad? Más bien pensaríamos que es lo que Pablo le dijo a Timoteo cuando dijo: “Vendrá tiempo cuando ni sufrirán la sana doctrina... y apartarán de la verdad el oído” (2 Timoteo 4:3-43For the time will come when they will not endure sound doctrine; but after their own lusts shall they heap to themselves teachers, having itching ears; 4And they shall turn away their ears from the truth, and shall be turned unto fables. (2 Timothy 4:3‑4)). Tal es el carácter de los últimos días.
Dos cubiertas para la cabeza
Otro argumento es que la mujer no necesita poner una cubierta artificial sobre su cabeza porque su cabello le ha sido dado para ese propósito. Esto se toma del versículo 15 que dice: “Por el contrario, á la mujer criar el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello”. Este es un malentendido común. La idea viene de no ver que hay dos coberturas mencionadas en este pasaje. El apóstol utilizó a propósito dos palabras diferentes para distinguirlas. Desafortunadamente, en la mayoría de las Biblias en español, los traductores no han indicado esto; y, por lo tanto, el lector podría honestamente concluir que el cabello de la mujer es una cubierta suficiente.
La palabra en el idioma original para “cubierta” en los versículos 4-6 es “katakalupo”, que indica una cubierta artificial para el cabello, como un sombrero o un pañuelo, etc. La palabra en el versículo 15 es “peribolaiou”, que indica el pelo natural de uno enrollado alrededor de la cabeza. El lenguaje moderno podría llamarlo peinado o algo parecido. Por tanto, el cabello de la mujer es un velo (o cubierta) de gloria y belleza que la naturaleza le ha dado. Representa la gloria natural del primer hombre. (El artículo “el” no debería estar en el texto del versículo 7b. No es “del varón”, sino simplemente “de varón”). Por lo tanto, su cabeza debe cubrirse con una cubierta artificial. De este modo, confesamos que no reconocemos que el primer hombre tenga cabida en el cristianismo.
Si el cabello es la cubierta a la que se refieren los versículos 4-7, entonces los hombres tienen una cubierta en la cabeza, pues también tienen cabello. Y si ese fuera el caso, entonces ¿cómo podrían orar y profetizar en obediencia a la Palabra de Dios, puesto que los hermanos no deben ministrar con sus cabezas cubiertas? (versículo 4). La única otra opción si uno desea ministrar la Palabra es ser rapado (versículos 5-6). Con toda seguridad, los que tienen estas objeciones no quieren decir que todos los hermanos que oran y ministran la Palabra públicamente deben llevar la cabeza rapada. Y si creen eso, ¿por qué no lo practican?
El Espíritu de Dios parece haber previsto este tiempo en que vivimos, en el que habría quienes disputarían estas cosas. Por eso el apóstol dice: “Si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (versículo 16). El “nosotros” en este versículo se refiere a los apóstoles a quienes se les dio la responsabilidad de sentar las bases del cristianismo a través de su ministerio. Dice que si hay quienes quieren discutir sobre estas cosas, que sepan que “nosotros” no tenemos “tal costumbre” de que las mujeres aparezcan con la cabeza descubierta cuando se tratan temas divinos. No transmitieron tal costumbre a la Iglesia; ni en Corinto, ni en ninguna de “las iglesias de Dios”.
¿Debería cubrirse la cabeza al cantar himnos?
Hay quienes se preguntan si las hermanas deben cubrirse la cabeza cuando cantan himnos. El versículo 5 dice que las hermanas deben cubrirse la cabeza cuando oran o profetizan. Esto, como se mencionó, se refiere a las dos esferas en las que una hermana se desempeña ante Dios: el sacerdocio y el ministerio. Colosenses 3:1616Let the word of Christ dwell in you richly in all wisdom; teaching and admonishing one another in psalms and hymns and spiritual songs, singing with grace in your hearts to the Lord. (Colossians 3:16) indica que el canto espiritual tiene ambas dimensiones. Dice: “Enseñándoos y exhortándoos los unos á los otros con salmos é himnos y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor”. A la luz de este versículo diríamos que las hermanas deben estar cubiertas.
Los “himnos” son composiciones dirigidas a Personas divinas. Algunos son oraciones y otros expresan adoración. Estos entran en la categoría del sacerdocio. El versículo citado dice que se cantan “al Señor”. Los “salmos” y las “canciones espirituales”, en cambio, son composiciones que deben instruirnos en la verdad. Hay (o al menos debería haber) una dimensión de “enseñanza y exhortación” en ellos, que es la esfera del ministerio. Por lo tanto, en los cantos de himnos las hermanas deben llevar la cabeza cubierta y, en consecuencia, los hermanos deben ir descubiertos, porque están participando en una función sacerdotal y ministerial.