Lucas Capítulo 21

Luke 21  •  5 min. read  •  grade level: 15
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El Carácter Del Evangelio De Lucas Es Mostrado; El Período Presente Y Su Final Es Indicado
El discurso del Señor en el capítulo 21 muestra el carácter del Evangelio de una manera peculiar. El espíritu de gracia, en contraste con el espíritu Judaico, es contemplado en el relato de la ofrenda de la viuda pobre. Pero la profecía del Señor requiere una atención más detallada. El versículo 6, como vimos al final del capítulo 19, habla sólo de la destrucción de la Jerusalén de aquel entonces. Esto también se aplica a la pregunta de los discípulos. Ellos no dicen nada del final del siglo. El Señor plantea, después, las obligaciones y las circunstancias de Sus discípulos antes de esa hora. En el versículo 8 se dice: “El tiempo está cerca”, lo cual no hallamos en Mateo (Mateo 24:4). Él entra mucho más en el detalle con respecto al ministerio de ellos durante ese período, Él les anima, les promete la ayuda necesaria. La persecución se convertiría en un testimonio para ellos. Desde la mitad del versículo 11 hasta el final del 19, tenemos detalles relativos a Sus discípulos, que no se encuentran en el correspondiente pasaje de Mateo. Estos versículos presentan el estado general de cosas en el mismo sentido, añadiendo la condición de los judíos, especialmente de aquellos que, en mayor o menor medida, profesaban haber recibido la Palabra. Toda la corriente del testimonio, dado en relación con Israel, pero extensivo a las naciones, se encuentra en Mateo al final del versículo 14 (Mateo 24:14). En Lucas, se trata del servicio venidero de los discípulos, hasta el momento en que el juicio de Dios ponga fin a aquello que prácticamente terminó con el rechazo de Cristo. Consecuentemente, el Señor no dice nada en el versículo 20 sobre la abominación desoladora mencionada por Daniel, pero presenta el hecho del sitio de Jerusalén y su desolación cercana—no del final del siglo, como en Mateo. Éstos eran los días de venganza sobre los judíos, quienes habían llegado al cenit de su rebelión al rechazar al Señor. Por lo tanto, Jerusalén sería hollada por los Gentiles, hasta que los tiempos de los Gentiles se cumplieran, es decir, los tiempos destinados a la soberanía de los imperios Gentiles conforme al consejo de Dios revelado en las profecías de Daniel. Éste es el período en el cual nosotros vivimos ahora. Hay una interrupción aquí en este discurso. Su tema principal está concluido; pero hay aún algunos acontecimientos de la última escena que han de ser revelados, los cuales cierran la historia de esta supremacía Gentil.
El Fin De La Edad; La Venida Del Hijo Del Hombre
Veremos también que, aunque sea el comienzo del juicio, del cual Jerusalén no se levantará hasta que todo se cumpla y el cántico de Isaías 40 sea dirigido a ella, no obstante, la gran tribulación no es mencionada aquí. Hay gran angustia, e ira sobre el pueblo, como fue realmente el caso en el sitio de Jerusalén por Tito; y los judíos fueron conducidos cautivos también. No se dice tampoco: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días.” (Mateo 24:29). Sin embargo, sin ser designada la época, pero después de haber hablado de los tiempos de los Gentiles, el fin del siglo viene. Hay señales en el cielo, angustia en la tierra, un poderoso movimiento en las olas de la población humana. El corazón del hombre, alarmado por la profecía, vislumbra las calamidades que, desconocidas aún, le están amenazando; pues todas las influencias que gobiernan a los hombres son conmovidas. Entonces ellos verán al Hijo del Hombre, una vez rechazado de la tierra, viniendo del cielo con los estandartes de Jehová, con poder y gran gloria—el Hijo del Hombre, de quien este Evangelio ha hablado continuamente. Allí acaba la profecía. No tenemos aquí la reunión de los Israelitas escogidos, los cuales fueron dispersados, y de los que habla Mateo.
Exhortaciones a Velar; El Día De Angustia, Una Señal De Liberación Para La Fe
Lo que viene a continuación consiste en exhortaciones, a fin de que ese día de angustia pueda ser como una señal de liberación para la fe de aquellos que, confiando en el Señor, obedecen la voz de Su siervo. La “generación” (una palabra ya explicada cuando consideramos Mateo) no pasaría hasta que todo se cumpliera. La extensión de tiempo que ha transcurrido desde entonces, y que debe transcurrir hasta el fin, es mantenido en la oscuridad. Las cosas celestiales no se miden con fechas. Además, ese momento está escondido en el conocimiento de Su Padre (Mateo 24:36). Con todo, el cielo y la tierra pasarían, pero no las palabras de Jesús. Luego, Él les dice que, mientras morasen en la tierra, deben ser vigilantes, para que sus corazones no se abrumaran por cosas que los hundirían en este mundo, en medio del cual iban a ser testigos. Porque ese día vendría como lazo sobre todos los que tuviesen su morada aquí, los que estuviesen arraigados aquí. Ellos tenían que orar y velar, a fin de escapar de todas esas cosas, y tenían que permanecer en la presencia del Hijo del Hombre. Éste es todavía el gran asunto de nuestro Evangelio. Estar con Él, como aquellos que han escapado de la tierra, estar entre los 144.000 sobre el Monte Sión, será un cumplimiento de esta bendición, pero el lugar no se menciona; así que, suponiendo que aquellos a quienes se dirigía personalmente fueran fieles a Él, la esperanza despertada por Sus palabras se cumpliría de manera más excelente ante Su presencia celestial en el día de gloria.