Capítulo 5 Aliento divino

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Contra el desaliento
El Dios de todo aliento.
(2.a Corintios 1:3)
(Traducción literal)
Aunque se hallen distantes del Señor
Aquellas almas por las cuales oras;
No necesitas, no desalentarte
Prosigue intercediendo a todas horas.
Y experimentarás la realidad,
Que Dios es poderoso, que es amor;
Y aunque tarde alguna vez en contestarte
Es un Dios que responde a la oración.
Sir E. Denny
Tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes. No son los éxitos ni el velar ni los servicios o deberes lo que da entrada al alma a la riqueza del favor divino: «Por la fe tenemos entrada a esta gracia, en la cual estamos firmes.»
Si hallamos que nuestras almas se encuentran bajo alguna opresión de espíritu, temor o inseguridad, podemos estar seguros de que han soltado la cariñosa mano de la fe. Esto debe evitarse. Debemos saber que siempre tenemos nosotros algo que hacer con el amor.
La palabra «Padre» es un nombre que puede darnos calma permanente, fortaleza y libertad de espíritu.
El tentador querría llevarnos a juzgar a Dios por las sombras oscuras de muchos de los pasos de nuestra historia aquí, pero el Espíritu de Dios quiere, más bien, familiarizarnos con Él, mediante la beatífica luz de los Evangelios que resplandece en la faz de Jesucristo.
Cuando David salió a combatir al gigante podía decir: «Hoy el Señor te entregará en mi mano», pero poco después dijo en su corazón: «Un día pereceré por la mano de Saúl....» La mano de Saúl, que David temía, no era tan grande como la de Goliat, que David desafió, pero entonces Dios no era tan grande en su concepto, ni confiaba en Él tan plenamente, como aquel día que descendió al valle de Ela con su mirada de fe puesta en el Todopoderoso.
Caminó Enoch con Dios y desapareció porque lo llevó Dios. No ocurrió nada extraordinario en aquella hora gloriosa, fue el proceso natural de su andar con Dios hacia el cielo lo que le llevó, de un modo inevitable, al final del viaje.
La fe nunca es demasiado atrevida para no agradarle. Jesucristo, en los días de su carne, a menudo reprendió los recelos de la poca fe de sus discípulos y nunca la fortaleza y decisión de éstos terminó sin una bendición.
Ojalá que conociéramos a nuestro Dios como Él debe ser conocido, para que le alabemos y nos. sintamos confortados. El amor se deleita en ser utilizado y se fastidia del ceremonialismo. La intimidad de la fe nos procura su gracia, y el ceremonialismo solamente le cansa.
La mano de Dios pudo obrar aun solamente con una piedra, o una honda, o la quijada de un asno, o cántaros y antorchas. Del mismo modo hoy día el mismo Espíritu de Dios puede hacer su obra en las almas por medio de una sola palabra, una mirada o un suspiro.
Cuanto más simples somos y más semejantes a los niños que aprenden su lección sin discutirla, más seguridad tendremos de encontrar a Dios y alcanzarle y conocerle.
Es muy difícil creer que Dios está obrando por ti en este mundo; es mucho más fácil para nosotros hacer la obra de Cristo, que creer que Él puede hacerla por nosotros»
J. G. B.
Amor que constriñe
El amor de Cristo nos constriñe.
(2.a Corintios 5:14)
Cordero Salvador: crueles heridas,
Son las cuerdas de tu divino amor
Que atan nuestra vida con tu vida,
Tu corazón, con nuestro corazón.
Sir E. Denny
¿Cuál fue el poder que movió a Leví para dejarlo todo y seguir a Cristo? No fue el mandato. El poder de atracción, no consistía en la palabra, sino en la presencia de Cristo ante Leví. No podréis conseguir que la gente abandone el mundo a menos de presentar a la persona de Cristo. Esta es la razón del fracaso en persuadir a muchas almas. La separación del mundo debe empezar en el corazón. ¿Cómo recogeríamos una cantidad de clavos de acero de un montón de escombros? ¿Cogiéndolos uno a uno? No, con ello no haríamos sino ensuciar nuestras manos; pero acercándoles un poderoso imán todo serán atraídos inmediatamente y sacados del polvo. Cristo revelado a nosotros es lo que nos separa de este mundo.
Hay muchos cristianos que no han alcanzado a Cristo, y ello es la causa de su flaqueza. Hay una bendición mayor que el perdón que de Él obtenemos y es Él mismo. Nada satisfará más a Cristo que el revelaros su corazón y vosotros nunca creceréis espiritualmente hasta que le conozcáis, es imposible crecer a menos de hallaros bajo el poder de su amor.
Tengo contra ti que has dejado tu primer amor (Apocalipsis 2:4). Nada puede compensar a Cristo la falta de nuestro amor.
Y los discípulos se juntaron con Jesús y le dijeron todas las cosas que habían hecho y que habían enseñado (Marcos 6:30). Con toda seguridad nosotros no podemos hacer nada mejor que seguir el ejemplo de los apóstoles. ¡Cuánto aprenderíamos si así lo hiciéramos! ¡Y cuan dulcemente Él nos recordaría más de un defecto al presentar su verdad, o si la hemos presentado correctamente, como hemos fracasado predicándola sin el poder del Espíritu. Nosotros tenemos que tratar con Uno que nos ama y esto nos da confianza para decírselo todo. Cuando estamos seguros del amor de otra persona no titubeamos en contárselo todo, mucho más debería ser así cuando hablamos al Señor.
Si tenemos que lavar bien los pies de otro, nuestro motivo tiene que ser como en Jesús, procedente del amor. (Véase Juan 13:1.)
La medida de nuestro amor indica la de nuestra utilidad. Como nos lo indica el apóstol, podemos gastar todos nuestros bienes en obras filantrópicas, y, sin embargo, sin amor, de «nada nos sirve».
La ciencia hincha, pero el amor edifica (1.a Corintios 8:1). He observado en muchas reuniones pequeñas que cuando el amor es fuerte entre los cristianos, éstos crecen, aunque no tengan entre ellos ningún maestro muy bien dotado.
Y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré (Lucas 10:35). Gasta todo lo que quieras en un hijo de Dios, y el Padre te lo pagará.
En la medida en que la muerte de la carne se realice en nosotros, se revela la naturaleza divina, y Dios es amor.
El amor de Cristo es la base de la santidad.
E. D.
Las dificultades del camino
Considerad a Aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, a fin de que no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando.
(Hebreos 12:3)
Tribulación envías
Señor en nuestro andar
De pobres peregrinos
Por el mundo mortal.
Nos acechan las pruebas,
Peligros y dolores,
Y nos vemos rodeados
De incesantes temores.
Mas tú también quisiste
Probar nuestro dolor
Cuando mortal te hiciste
Por ser el Redentor.
Por esto es hoy tan tierno
Tu corazón divino,
Y simpatizar puedes
Con estos peregrinos.
Por ello te alabamos
En medio del dolor,
Hasta que allá podamos
Rendirte todo honor.
J. G. D.
¿Tenemos la fe que experimenta la presencia de Cristo hasta el punto de mantenernos con calma y tranquilidad en el mar proceloso como en el tranquilo? No fue el mar agitado o llano lo que causó el hundimiento de Pedro, pues sin Cristo se hubiera hundido tanto de una como de otra manera; el secreto fue que su ojo se apartó de Jesús para mirar las olas, y esto es lo que le hizo hundir.
Sin andamos con Cristo pasaremos por toda clase de dificultades, pues estando Él con nosotros su seguridad es la nuestra.
Si se levanta una tempestad y Cristo parece dormido e insensible al peligro, recordemos que «no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel». Como los discípulos, estamos con Él en el mismo bote. ¡Que el Señor nos conceda descansar en esta seguridad. Que Cristo esté en nuestro bote tanto como pueda estarlo el agua.
Cuanto más cerca estamos de Dios, más fortaleza necesitamos para andar a su paso.
«En el Señor he puesto mi confianza. ¿Cómo decís a mí alma huye al monte cual ave?» (Salmo 11:1). El temor y la incredulidad nos incitarían a huir de nuestro lugar de actividad y testimonio a algún lugar de refugio y seguridad.
Y cuando Pedro bajó del barco andaba sobre las aguas para ir a Jesús (Mateo 11:29). Este paseo no tenía otro fundamento que la Palabra «si eres tú»; esto es, la misma persona de Jesús. No hay sostén ni posibilidad de andar si perdemos de vista a Cristo. Todo depende de Él.
Resuelve toda duda en nuestro andar cristiano, no el preguntar qué mal hay en hacer esto o aquello, sino el inquirir: lo que estoy haciendo, ¿es para Dios o para mí mismo?
Dios es poderoso para hacer abundantemente según el poder que obra en nosotros. Esto es lo que tenemos que mirar ahora. ¿Lo sentiremos en nuestro corazón? ¡Qué fe tan pequeña tenemos en el poder de Dios!.... Yo no puedo imaginarme ningún poder maligno que no esté sometido a Su poder.
El cristiano no puede estar en ninguna dificultad para la cual Cristo no sea suficiente, ni andar por un camino largo y oscuro donde no pueda encontrarle a Él.
Podemos pasar por lugares angostos y difíciles, pero Él no es menos fiel, con tal que miremos a Él; y Él está allí, aun cuando parezca olvidarnos a fin de poner nuestra fe a prueba y revelarse a nosotros.
Hay un Dios por encima de todas las circunstancias adversas, de las más desagradables influencias. Recordemos que nuestro tránsito por ellas es para que la paciencia haga perfecta su obra.... Confía en Él, Él tiene poder para obrar donde menos lo esperas.
Si esperamos en Dios, no hay peligro, si nos apresuramos, Él puede permitirnos ver las consecuencias de ello.
J. N.D.
Ayudas para andar mas cerca de Dios
Mi alma tiene sed de Dios.
(Salmo 42:2)
No te apartes de mí,
Divino Redentor,
¡Pues temo tanto tropezar
En esta noche de dolor!
Sé Tú divina luz
Que ilumine mi andar
Hasta que libre del temor
Te pueda contemplar.
J. N. D.
El hombre busca reposo en lo que le rodea; Dios da reposo interno. ¿Por qué tanto temor y preocupación? Bien lo sabes, es falta de sumisión a Dios; de sumisión a su voluntad. Ello es la fuente de todas nuestras preocupaciones y desazones.
Cuanto más tu alma se apropia la gloria de la persona de Cristo, más serás librado de todo lo demás; y así, sin darte cuenta, vendrás a estar por encima de todo lo presente.
«Que caiga yo en las manos del Señor; pues grandes son sus misericordias.» Una persona débil puede tropezar. Si esto te ocurre, que caigas en las manos de Cristo, aquellas benditas manos que fueron clavadas en la cruz, y ellas te darán reposo.
Algunos de nosotros tendemos a apresurarnos, pero cuando aprendemos de Él, el apresuramiento retrocede, la impetuosidad se detiene y tomamos lo que viene de Él: «Mansedumbre y humildad.»
Nosotros hemos obtenido una inmensa e inconmensurable fortuna para vivir de ella: es la gracia de Dios.
Debemos recordar que la presencia de Dios siempre está abierta a nosotros y que en su presencia hay plenitud de gozo.... Nunca nos cansamos, nunca llegamos al fin de la bendición divina hasta que empezamos a apartarnos de la presencia de Dios. Allí, como resultado de la luz divina que brilla, aprendemos lo que no podemos aprender en ninguna otra parte; la verdad acerca de nosotros mismos. La primera cosa que aprendemos como cristianos es que no hay lugar para nuestro propio yo de ninguna manera, cuando andamos con Dios.
Sólo hay un lugar para la carne. El único receptáculo que le pertenece es la tumba de Cristo.
Yo tengo que ponerme al lado de Dios en contra de mí mismo; y rehusar a mí mismo, de una vez para siempre, en la presencia de Dios.
La presencia de Dios soluciona todas las cosas cada día de nuestra vida. ¿Tenemos cuidados? Traigámoslos a Dios y serán cambiados en un momento.... Nunca salimos de la presencia de Dios como entramos; allí vemos las cosas en su verdadero carácter.
Nunca profundizaremos en las cosas divinas a menos que nos conformemos con suprimir el «yo». Cualquier motivo o propósito referente a nosotros mismos es sólo una barrera a la bendición divina.
Es una barrera positiva a la bendición el confiar en la sagacidad que puede habernos producido nuestra experiencia del pasado.
Cristo nos ha sido hecho sabiduría.... Tenemos que peregrinar por este mundo.... Para ello necesitamos sabiduría; gracias a Dios que nunca nos faltará. Cristo es nuestra sabiduría.... Sea cualquiera el caso, hay una sabiduría infalible para nosotros en Cristo, que está a la diestra de Dios.
Si tú no eres un misionero de la bendición divina, es que debe haber algo entre tu alma y Dios.
Yo creo que alegra el corazón de Cristo cuando nos ve compelidos a volvernos a EL Nos ama tanto, que está celoso de que nos volvamos a ninguna otra parte. Cuando estáis cerca de Cristo, no podéis hablar de vuestro servicio, cuanto más estamos en Cristo el propio «yo» se retirará y Cristo tomará su justo lugar. Él tiene su lugar en el cielo. ¡Oh, que pueda tenerlo también en nuestros corazones !
E. P. C.
Dios nuestro padre
El mismo Padre os ama.
(Juan 16:27)
Tú nos has hecho conocer al Padre
Y ello es nuestra delicia y gran solaz,
Pero quisiéramos más y más conocerle
Hasta que en luz podámosle adorar.
J. N. D.
Cada creyente deme mantener la preciosa verdad de que la familia de Dios es una, y que los corazones de los hijos de Dios nunca deben moverse en un círculo más estrecho que el mismo corazón del Padre. A la vez que recordamos con gozo que todo lo que es querido al Padre debe también serlo a nosotros, no debemos olvidar que el Padre mismo debe tener el primer lugar en nuestros afectos y que el verdadero amor a sus hijos sólo puede fluir cuando estamos en obediencia a su Palabra.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en Él. El Padre no puede manifestar su amor a un amante del mundo, pues hay absoluta incompatibilidad entre el mundo y el Padre.
La mundanalidad, de cualquier clase o forma que sea, halla fácil entrada entre los hijos de Dios. Por tanto, necesitamos estar siempre en vela y recordar que el amor del mundo excluye absolutamente del corazón el amor del Padre.
La voluntad del Padre será mi única ley, el honor de Dios está envuelto en ello, y mi propia felicidad y la felicidad de todos los hijos de Dios depende de ello.... Todos sus hijos están unidos de tal modo que todos son afectados consciente e inconscientemente por la conducta de otro.
Cuan a menudo los cuidados de este mundo se interponen entre nuestras almas y Él y esto impide todo posible gozo del amor del Padre.
Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Él quiere tenernos en la intimidad de su amor y sin reserva delante de Él. Que se lo digamos todo sin guardarnos nada. El peligro nunca consiste en decirle demasiado, sino todo lo contrario.... El desea oír el clamor de sus hijos, pues sabe bien que es la expresión de su confianza hacia Él. A veces puede parecer un clamor insensato, y sin embargo, es el clamor de sus propios hijos, y Él nunca se cansa de oírlo.
Dios nunca escatima su vara si con ello puede bendecir a sus hijos. Pero
Él levanta la vara
Con piedad en su tierno corazón
A fin de que cada golpe deparado
Pueda traerles paz y bendición.
El comprender esto, producirá un cambio inmenso en nuestra experiencia. Tan pronto como nos encontremos en pruebas y dificultades, nos diremos: ¿qué tiene que enseñarme el Padre mediante estas cosas? De este modo no recibiremos más que bendición mediante las más adversas circunstancias.
Como los sarmientos, nuestros pobres corazones extienden tiernos zarcillos por todas partes, asiéndose a éste y al otro objeto, y entonces es cuando el Padre permite las pruebas para cortar estos lazos que nos unen a otras cosas que no sea Cristo, y a fin que descubriéndole a Él y a su amor en tales castigos, nos libremos de todo aquello que puede impedir nuestro progreso, y seamos atraídos más plenamente a sí mismo.
E. D.
Palabras de gracia, fe y amor
Pero la gracia de Nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
(1.a Timoteo 1:14)
¡Apresúrate!, no mires nunca atrás
Lo que pudieras haber sido, no;
Lo que perdiste es bien poco al comparar
Lo que tienes al lado del Señor.
¡Adelante! que aún puedes alcanzar
Mucho más en la prueba del dolor,
Si prosigues con un firme andar
Cerca, muy cerca de tu Salvador.
Entra, pues, con audacia y con valor
Por las puertas que te abre hoy su amor.
¿Dónde ha habido jamás una bendición sino en las manos de Cristo? ¿Puedes desear algo mejor que lo que Él te da?
No estés satisfecho con un cristianismo ordinario, antes di: Si nadie más tiene una mente celestial, ¿por qué no he de tenerla yo? ¿Si otros no están llenos del Espíritu Santo, ¿por qué no he de serlo yo?
Habiendo amado a los suyos, amólos hasta el fin.... ¡Oh, cuan dulce es esta experiencia del amor de Cristo en este frío mundo! Cuando el corazón está frío y deseando un poco de calor, ¡cuán dulce es volverse al Señor Jesús y sentir el cálido aliento de su amor! ¡Ah, mirando a Él, el corazón siempre se siente confortado!
Si veis alguna belleza en Cristo y decís: «Yo quisiera tenerla», Dios la realizará en vosotros. ¿No tenéis ninguna necesidad de presentar a Cristo, el gran dador y el gran sanador? Hay creyentes que entristecen al Espíritu Santo, no haciendo uso de Cristo, y entonces Dios tiene que obligarles a hacerlo.
Yo creo que, si pudiera usted resignarse a quedar como muerto en las manos de Dios y mirar, más entera y simplemente, al Señor que está en el cielo, obtendría mayor firmeza de paz y gozo, y quizá su cuerpo mejoraría. Yo sé que el doctor piensa con pesimismo respecto a este cuerpo, pero los doctores saben poco de cómo el Señor puede hacer fuerte lo débil, y cómo Él puede hacer que su fortaleza sea perfeccionada en la flaqueza.
Restaurar a quienes han traspasado los umbrales de la tumba es fácil para Él. Cambiar el curso de las cosas es un placer para aquel que es la Resurrección y la Vida.
Yo encuentro francamente difícil conocer su voluntad acerca de los remedios, pero estoy seguro que aquellos que lo confían todo al Señor, y nunca tocan ayudas materiales son los más felices; por lo menos, su conducta les eleva más en el sentido espiritual.... Lo que más temo es que yo venga a estar más bajo el poder de las cosas materiales en mi cuerpo y en mi mente.
Yo temo que pueda estar usted trabajando más allá de su fortaleza física; pero esto es mejor, quizá, que caer en el peligro de nuestros días, de procurar, sobre todas las cosas, la seguridad propia, dejando de confiar en Dios.
Dios es poderoso para librarnos, no sólo del mundo y de Satanás de un modo práctico, sino de nosotros mismos, De otro modo, ¿qué y dónde estaría su gran salvación?
Satisfecho con Dios, regocijándose con Cristo, lleno del Espíritu Santo, el más débil creyente puede ser una maravilla, para que los hombres de la tierra sientan una inevitable ansiedad por algo que desconocen.
La muerte es una trágica tempestad que sobrevino al ser humano como consecuencia de la entrada del pecado en el mundo, pero cuando llegue esta enemiga a alcanzarme, yo seré llevado sobre la cresta de las olas a la presencia del Señor, y daré un salto en los brazos de Cristo.
Yo no puedo dar ninguna razón del por qué mi corazón fue unido a Cristo, excepto que la gracia de Dios me atrajo a Él y me ha guardado durante estos cuarenta años, porque me amó y me amará hasta el fin.
G. V. W.
La misericordia del Señor
¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia!
(Salmo 36:7)
Padre, tu eterno poder
Gracia, gloria y majestad
Mi alma puede percibir
En esta hora de ansiedad.
Y mucho más de lo que puede alcanzar
Mi flaca y débil mente, oh Señor,
Es lo que has preparado con amor
Y que muy pronto habré de admirar.
J. N. D.
El hijo pródigo que se alejó de su padre, pide ser hecho uno de sus jornaleros, pero cuando llega a la presencia del padre no tiene ocasión de expresar tales palabras. Es que antes pensaba sólo en lo que él era para su padre, no en lo que su padre era para él.
(Éxodo 33:34). Observad aquí una cosa muy hermosa. Dios, después de amenazar de consumir a su pueblo, dijo: «No iré en medio de ti, pues eres pueblo de dura cerviz.» Sin embargo, Moisés exclama en el capítulo 34:9: «Si he hallado gracia en tus ojos, ¡oh Señor! que vaya mi Señor, te ruego, en medio de nosotros; pues éste es un pueblo de dura cerviz.» La gracia había dado lugar a la justicia y esto lo había cambiado todo, y la misma razón que antes era justo motivo para que Dios rehusara acompañar a su pueblo, es la que Moisés usa para conseguir lo contrario, pues reconoce: «Nada puedo hacer sin el Señor.» La gracia se introduce y lo cambia todo; así nosotros sentimos que nuestra misma pecaminosidad es una razón para que no podamos pasarnos sin la presencia de Dios.
La gente piensa que es humildad el dudar de la gracia de Dios. No hay tal cosa. Es, ni más ni menos, que pensar según vuestros propios pensamientos en lugar de prestar atención a la palabra que Dios ha hablado.... La verdadera humildad es aceptar el pensamiento divino. Nosotros no tenemos nada que pensar, ni razonar. Cuando Dios ha hablado, nuestro deber tan sólo es creer.
El Señor intercede por nosotros aun cuando no se lo estemos pidiendo siempre. No conseguimos su intercesión por nosotros a causa de nuestro arrepentimiento u oraciones. Jesús no intercedió por Pedro cuando se arrepintió, sino antes de haber pecado. Intercedió por Pedro porque lo necesitaba. «Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre....» Es el ejercicio de la gracia de su propio corazón hacia nosotros lo que restaura nuestras almas.
(Lucas 19:34). «Entonces vino una nube que les cubrió.» Esto era la divina presencia. Entrar en la nube era venir a la presencia del Padre, lo cual es nuestro privilegio y nuestro «lugar de habitación», a causa de su gracia.
Entonces se oyó la voz del Padre: Este es mi hijo amado.... Jesús trajo a los tres apóstoles, al Padre, el privilegiado lugar al cual nos trae a nosotros la redención, Hasta que una persona no es traída a su presencia, no puede conocer el amor del Padre; pero cuando está allí, no puede conocer el fin de tal amor. Es la clase de amor que el hijo pródigo nunca conoció hasta que estuvo en los brazos de su padre.
El corazón cristiano se encuentra infinitamente y eternamente deudor a la fuente continua de toda gracia.
Si Él me usa, es un gran honor, si me deja aparte a causa del levantamiento de mi propio «yo», es una gran misericordia: Es como si me dijera: Sé satisfecho solamente conmigo; sé contento de saber que yo te amo. ¿Estás tú satisfecho con Su amor? El secreto de todo buen servicio es el debido aprecio de la gracia del dueño.
J. N. D.
Posibilidades divinas
Y conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
(Efesios 3:19)
Tan rica es, ¡oh Señor! tu fiel bondad;
Tan abundante a los tuyos Salvador
Que lengua humana no puede declarar
Las inmensas riquezas de tu amor.
Danos, pues, que podamos hoy vivir
Cual dignos herederos de Tu gracia;
Y que podamos totalmente rendir
Nuestro ser al servicio de Tu Causa.
Gerhardt
Verdaderamente nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Comunión con el Padre es ser lleno de sus pensamientos, sus deseos, sus objetivos y sus afectos, así es también la comunión con el Hijo. Es nuestro privilegio ser elevados de nosotros mismos y perdernos en los afectos y deseos del Padre y del Hijo.... El propio «yo» desaparece ante tan bendita posibilidad. ¿Me aferraré a mis propios pensamientos y propósitos, cuando puedo estar ocupado con los del Padre y del Hijo? ¿Retendré mis propios afectos, cuando puedo estar poseído con aquellos que llenan el corazón del Padre y de su Hijo Jesucristo? Lejos sea de mí tal cosa, antes que se pierda mi «yo» en este ilimitado mar de bendición, abierto ante mí por la maravillosa gracia de Dios.
Está escrito: «Todas las cosas son posibles al que cree.» Nosotros leemos estas palabras, no las ponemos en duda; sin embargo, rara vez pensamos en la posibilidad de verlas verificadas en nuestra propia experiencia.
Las circunstancias pueden ser la forma de la expresión de la voluntad divina para nosotros, pero lo normal para el cristiano debería ser la interna aprehensión de la mente de su Señor Te guiaré, mi ojo pondré sobre ti. Si esto es verdad, tenemos que esperar hasta que oigamos su voz, y si esta actitud es mantenida, estoy seguro de que nunca seremos confundidos.
Debemos recordar siempre que la guía divina es asunto de fe, no de vida.
El cristiano debe ser la persona más dignificada del mundo, pues nosotros no podemos imaginarnos ni la mitad de lo que somos delante de Dios (Gálatas 6:1).
Si la cruz es aplicada a nosotros mismos y al mundo, tenemos dos cosas crucificadas, y, por consiguiente, no puede haber ninguna atracción entre las dos. Esto es, por lo tanto, el verdadero camino de vencer los atractivos del mundo.
Cuando el corazón está libre de sí mismo, hallándose satisfecho con Cristo, el Espíritu Santo es libre para conducirle en todos los círculos que interesan a Dios, ya sea la Iglesia, su antiguo pueblo Israel, o el mundo, considerado como objetivo de la misericordia divina.
Una puerta abierta para servicio es siempre del Señor, no del hombre. Nosotros podemos, por tanto, ser independientes del hombre, y así será si mantenemos nuestra vista fija en el Señor, recordando que Él siempre nos abre una puerta si guardamos su Palabra y no negamos su nombre (véase Apocalipsis 3:8).
«Como tus días será tu fortaleza» (Deuteronomio 33: 25).
El significado de esta escritura depende de su relación. Las últimas palabras del versículo 4 son: «Y moje en aceite su pie.» Según la interpretación cristiana, esto significa andar en el poder del Espíritu Santo. Entonces es cuando los zapatos son de hierro y bronce,1 lo que significa un andar firme y consistente, y su fuerza espiritual, nunca decaerá, sino que «Como tus días será tu fortaleza» (Deuteronomio 33:25).
E. D.
 
1. La palabra hebrea traducida como "pies" en nuestra versión, significa literalmente zapatos en lengua hebrea, y es así traducida en todas las biblias inglesas. Es, sin duda, una alusión a la costumbre oriental de pisar la oliva en el lagar aceitero con los pies, la cual prestaba fuerte consistencia al calzado que se usaba para tal menester.