Capítulo 6 Rayos de luz y bendición

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Rayos de luz
En tu luz veremos la luz.
(Salmo 36:9)
Aunque pruebas y aflicciones nos rodean
Tu amor envía un rayo de luz
A los que aquí soportan hoy la cruz,
A fin que en su dolor no desesperen.
Tú les abres solícito, un camino
De acuerdo con tu plan, fiel y divino.
Y les llevas por sendas tenebrosas
A moradas de paz y bien gozosas.
A. W.
«El camino que debemos tomar es aquel que Satanás intenta impedirnos.»
J. B. S.
Mantente en el peldaño más alto de la escalera. Satanás o tus amigos pueden darte un golpe en las piernas, pero mantente firme.
J. B. S.
Todas aquellas cosas difíciles por las cuales pasamos son para que podamos tener una nueva visión de Cristo, o una profundización de la antigua; pero a menudo estamos tan ocupados con las circunstancias o tan metidos en ellas, que dejamos de aprender la lección que Dios quiere enseñarnos.
C. T.
La ternura exagerada de David sólo sirvió para preparar el camino a la rebelión de Absalón. ¡Terrible advertencia! Proceded suavemente con el mal y con toda seguridad éste levantará cabeza y al fin os aplastará. En cambio, haced, frente al mal con un rostro firme y vuestra victoria es segura. No juguéis con la serpiente, sino aplastadla enseguida bajo vuestros pies. Evidentemente, una decisión inquebrantable es el camino más seguro y más feliz. Puede ser costoso al principio, pero su final trae paz.
C. H. M.
Él no te ha permitido deslizarte suavemente por la corriente de la vida, sino que mediante olas encrespadas te ha inducido a asirte a sus promesas.
V. P.
Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y que acabe su obra. Su voluntad y su obra. No hay muchas alternativas para un siervo de Cristo. Aquí tenemos solamente la voluntad del Padre y la obra del Padre.
E. P. C.
Tú dices «dais mucha importancia a los cultos». Mi respuesta es: «Yo no puedo dar demasiada importancia al hecho de estar en la presencia del Hijo de Dios.»
E. P. C.
Un joven de mi oficina que emigró al extranjero, dijo: «Voy por dinero», etc. Yo creo que los cristianos deben tener algo para lo cual van. «Yo voy para ser lleno de toda la plenitud de Dios.» Nada menos que esto. Y esto es precisamente lo que más desea Dios que sea el motivo de nuestras vidas.
E. P. C.
A menudo he pensado que la mejor manera de predicar, sería estar tan consciente de la presencia del Señor, que no tuviésemos ojos para el público que se halla presente. Así debería ser en todos los casos y entonces sólo buscaríamos encomendarnos al Señor. Pero ¡ay!, cuán raramente sucede esto. Sin embargo, el apóstol decía de su predicación: «Como de Dios, y delante de Dios, hablamos de Cristo.» He aquí la predicación ideal.
E. D.
Simeón bendijo a Dios: (Lucas 2:28) y «Simeón les bendijo» (ver. 34). Cuando bendigáis a Dios de corazón seréis aptos para bendecir a otras personas, pues todo el servicio divino debe ser realizado con espíritu de adoración. Ningún servicio es efectivo si no rebosa del corazón.
E. D.
Nosotros nos sentimos halagados con los buenos pensamientos de la gente y menospreciamos los juicios duros, por más razonables que sean.
J. G. B.
La promesa del Padre
Él me glorificará, pues tomará de lo mío y os lo hará saber.
(Juan 18:14)
Que el toque de tu Espíritu, Señor,
A las cuerdas de nuestro corazón,
Nos despierte, para cantar gozosos
Las dulces armonías de tu amor.
Que nos traiga, bendito Salvador,
De toda tu hermosura la visión,
Y eclipse con sin igual fulgor
De estas mundanas glorias la ilusión.
Ya sea nuestro diario andar conflictos, testimonio o adoración, nuestro único y todo suficiente poder es en el Espíritu Santo.
El mantenimiento de una dependencia constante, es condición necesaria para un continuado poder espiritual.
Hay muchos, entre el pueblo del Señor, que han aprendido en parte a medir su flaqueza, pero nada saben de la fuente de poder que existe en el Espíritu Santo; hay otros que creen en esta provisión, pero que apenas han hecho el más mínimo uso de ella; y hay finalmente otros que obran, aun en la vida cristiana, como si todo dependiera de ellos mismos.
No debe ser olvidado que el poder de Dios no obra independientemente de nuestra condición espiritual. El Espíritu Santo mora en nosotros de modo que nuestros cuerpos son sus templos. Si somos descuidados o negligentes, si buscamos nuestro propio placer en el mundo más que en Cristo, no supongamos ni por un momento que Él condescenderá a usarnos como instrumentos de Su poder, pero por el otro lado, si nuestro ojo es sencillo (y un ojo sencillo no ve nada más que a Cristo), si Él es el objeto de nuestras vidas, el Espíritu Santo, en vez de estar contristado, nos sostendrá en cualquier posición en que seamos puestos, y nos sacará victoriosos de cualquier conflicto por el cual tengamos que pasar.
No nos demos descanso hasta que conozcamos prácticamente cómo ser canales para la manifestación del poder divino en este mundo.
Si sufrimos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos también glorificados. No podemos ser hijos de Dios sin sufrir con Cristo, pero la medida de nuestro sufrimiento con Él, dependerá enteramente del grado en que estemos bajo el gobierno y poder del Espíritu Santo. Un hijo de Dios que anda fielmente delante del Señor, sin contristar el Espíritu, sufrirá con Cristo más que el que está andando descuidadamente, pero no debe ser olvidado que, tanto el sufrimiento como la gloria es con Cristo. Esta bendita compañía nunca nos faltará.
(1.a Juan 2:27). Juan enseña a los «hijitos» que puestos que han sido ungidos por el Espíritu Santo, están en la fuente de todo conocimiento, que poseyendo tal ungimiento tienen todas las posibilidades para distinguir entre el error y la verdad. En las cosas divinas es necesario tener en mente que el Espíritu Santo es el único poder de aprehensión. La mente, la humana razón y el intelecto no tienen parte en esto.
¿Qué podrá extraviarnos si el ungimiento del Espíritu Santo obra poderosamente en nuestras almas?
No puede haber semejanza a Cristo, sino como resultado de la obra del Espíritu Santo.
Nada puede agradar a Dios, ni tampoco a nosotros, que no haya sido obrado por el Espíritu Santo para la gloria de Cristo.
E. D.
La verdad
Santifícalos en Tu verdad, Tu Palabra es la verdad.
(Juan 17:17)
Que el Espíritu guiador
A toda luz y verdad,
Encamine nuestros pasos
Hasta el celestial hogar.
El hijo de Dios de corazón sencillo, recibe la palabra con tanta seguridad como Cristo la da. La confianza en la Palabra de Dios es el fundamento más seguro. ¿Cómo puedes estar cierto? Dios lo ha dicho. Si la Palabra de Dios requiere pruebas, entonces es que necesito algo más seguro y más verdadero que Dios.... Si Dios no puede hablar con autoridad sin que otro acredite lo que dice, no hay tal fe.
Si esperamos en Dios, las doctrinas erróneas se convierten en celosías para aclarar la verdad.
A una mente espiritualmente inteligente, la Palabra de Dios trae una autoridad más allá de todo cálculo.
Cuanto más alimentáis vuestra alma de la Palabra de Dios, más probabilidades hay de que Él os utilice.
La visión natural, constantemente tiende a disminuir el aprecio de la fe, y si la fe no está alimentada por la Palabra de Dios, se hunde y desaparece. Si no me alimento de la Palabra, la fe no es alimentada, pues no puede ser alimentada por la vista de las cosas que nos rodean.
La única cosa que permanece para siempre es «la Palabra del Señor». La sabiduría de este mundo está contra ella, la razón humana la combate; pero es la única cosa digna de esperar con diligencia; y si los cristianos razonan acerca de las cosas de Dios en vez de apelar a la Palabra están seguros de hundirse.
Cuando el Espíritu de Dios nos trae la verdad con poder, no hay incertidumbre acerca de ella.
Cuidad de cómo oís; pues a cualquiera que tiene le será dado. Si por oír vengo a poseer aquello que oigo, esa verdad viene a formar parte de mi ser, como el alimento fortalece mi cuerpo, y tendré más, pues cuando la verdad ha alimentado bien mi alma tengo capacidad para recibir más.
Si la verdad es mantenida en comunión con Dios, produce separación para Él. La verdad tiene por objeto producir fruto, y si no tenéis la verdad no llevaréis fruto.... Cristo viene a ser precioso por la verdad que yo aprendo, y si no tiene ese poder caerá, vendrá a nada y me será quitada.
Cuanto más cerca estamos de Dios, más preciosa es toda la verdad de Dios y todo lo que está cerca de Su corazón. Todo error es pecado, pues somos santificados por la verdad.
La incredulidad puede divertir y engañar la mente, mientras fluye la fuente de la vida, pero cuando ésta empieza a escasear y secarse, ¿a dónde va a recurrir?
La verdad de Dios es siempre preciosa; fortalece y alimenta el alma, pues permanece para siempre; y porque revela a Jesús, y nos une a Él, es la fuente y el poder para todo lo bueno.
J. N. D.
Mensajes de bendición
La plenitud de la bendición de Cristo.
(Romanos 15:29)
Desolados corazones
Que habéis visto perecer
Anheladas ilusiones
En los lutos del ayer.
Os diré dónde encontrar
Refugio en vuestro dolor,
Dónde curar las heridas
De este mundo engañador.
En el corazón de Cristo
Quien sufrió por ti y por mí,
Y nos prepara un hogar Sin desengaños, allí.
Sir E. Denny
Estar a solas con Jesús es la primera posición del pecador, el principio de su gozo y nadie tiene derecho a interponerse. El pecado nos arroja sobre Dios solo. No debemos ceder a nadie el derecho de Dios a conferenciar a solas con nosotros acerca de nuestros pecados.
Y ellos recordaron sus palabras (Lucas 14.24-8). ¡Cuánto daño nos hacemos cuando no llegamos a recordar las palabras de Dios! Cuando el Señor Jesús fue tentado tenía la Palabra de Dios a punto, y por esta simple palabra pudo obtener victoria en la batalla.
Si no os convirtiereis y fuereis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos. Cuan tercamente la cristiandad ha rehusado aprender esta lección. Se ha permitido olvidar que fue un pobre y despreciado galileo, el hijo de un carpintero, quien sufrió la muerte de cruz. Él no fue al Calvario desde alguna corte real o entre aclamaciones del mundo; sino que fue «el desechado» «gusano y no hombre; escarnio de los hombres, y despreciado del pueblo».... La cristiandad puede envanecerse del Calvario, y del Cordero de Dios en ciertas formas externas, pero ha perdido enteramente de vista a Nazaret y al hijo del carpintero. Trata de unir el palacio con la cruz, la grandeza del mundo, la riqueza y el bienestar, con la confesión de Jesús y del Evangelio.
Probablemente nada ha sido mayor fuente de caídas que el mantener opiniones religiosas favoritas, o dar un valor indebido y exagerado a ciertas doctrinas o puntos de verdad.
Si tan sólo fuésemos felices en Él, trabajaríamos mucho mejor para Él. El gozo de Cristo es quien gana la victoria sobre el mundo. ¿Por qué estamos sujetos al mundo? Precisamente porque no hemos hallado en Cristo todo el gozo que debiéramos encontrar.
Él fue un visitante divino a este mundo, un forastero celestial entre los hombres, no tenía donde reclinar su cabeza, mientras estaba proveyendo a las necesidades de los demás con todos los recursos de Dios. Esto es lo ideal de un santo de Dios: ser independiente de todo lo que este mundo puede dar, y abrir el corazón y la mano liberal-mente para compartir con otros todos los beneficios y bendiciones de Dios.
Una cosa es ser un abogado del cristianismo y otra ser su discípulo, y aun cuando pueda parecer extraño a primera vista, es mucho más fácil enseñar sus lecciones que aprenderlas.
La mundanidad y el egoísmo no pueden respirar la atmósfera del reino de Dios.
¿Están nuestros corazones participando de aquellos goces que Dios puede aprobar y Jesús compartir con nosotros?
No debemos codiciar tanto el conocimiento acerca de Él, como poder para usar divinamente lo que ya conocemos.
J. G. B.
Humildad
Humillaos vosotros delante del Señor y Él os ensalzará.
(Santiago 4:10)
Señor, a tus plantas vengo
Humillado y con dolor,
Este es el lugar que tengo
Como refugio, Señor.
Vengo a darte muchas gracias
Por mi nueva libertad,
Porque has roto las cadenas
De mi torpe vanidad.
Me has librado de mí mismo;
De ese tirano interior;
Con los duros desengaños
De este mundo engañador.
Gracias, Señor, aunque llore
Gracias, pues me haces sentir,
Que sólo vale el servirte;
Vivir sólo para Ti.
Dios pide una completa sumisión a Su voluntad revelada, reclama que el mundo entero se someta a Jesús.
Todos los que no quieran hacerlo, serán obligados a ello cuando venga el juicio y entonces será para su propia confusión y tristeza sin fin. Dios presenta a su Hijo con humillación para salvar al mundo, pero sin sumisión a Jesús todo es en vano, porque esto es lo que Dios requiere y valora. Dios quiere corazones rendidos a Jesús como Salvador y Señor.
(Mateo 11:20-30). En medio de un mundo de maldad, Jesús fue el único revelador del Padre, la fuente de todo bien, Él llama a todos los que están trabajados y cargados,... Si es el peso del pecado lo que les abruma, tanto mejor. Todos los caminos del mundo ya no satisfacían sus corazones, eran miserables y por esto mismo eran el objeto predilecto del corazón de Jesús.... El amor del Padre que en la persona del Hijo buscó a los desolados, dará reposo a todos los que van a Jesús. Él fue la perfecta revelación del Padre a los corazones que la necesitaban; y por el Hijo obtuvieron paz con Dios. No tuvieron sino que venir a Cristo, Él lo sobrellevó todo y les dio descanso.
Pero hay un segundo elemento en este descanso, hay más que paz por el conocimiento del Padre, pues aun cuando el corazón esté en perfecta paz con Dios, este mundo presenta muchos motivos de turbación al corazón humano. En tales casos es cuestión de la propia voluntad. Cristo, consciente de su rechazo, con el profundo dolor causado por la incredulidad de aquellas ciudades donde había obrado tantos milagros, no hizo más que manifestar su entera sumisión al Padre, dándole gracias por haber escondido a unas pocas personas humildes, y halló así perfecto reposo. A esta actitud llama a todos los que le oyen, a todos los que sienten necesidad de reposo en sus propias almas. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mi... Es decir, el yugo de una entera sumisión a la voluntad de su Padre, aprendiendo de Él cómo hacer frente a las pruebas de la vida. Porque Él era «manso y humilde de corazón» se sentía contento de estar en el más bajo lugar, y no de alcanzar deslumbrantes éxitos durante su ministerio, si ésta era la voluntad de su Padre. Nadie puede turbar al que allí se encuentra, pues es el lugar de perfecto reposo para el corazón.
Nunca alcanzaremos las más plenas bendiciones de Dios, hasta que sepamos humillar y destruir la carne con sus naturales sentimientos.... No podemos obtener el sencillo gozo y poder de Dios hasta que aceptemos el lugar de humildad y humillación, es decir, hasta que el corazón sea vaciado de lo que es contrario a la humildad de Cristo.
El verdadero cristiano es humilde, porque ha desistido de buscar el bien de sí mismo, para adorar a Aquel que es el todo.
J. N. D.
Amonestaciones y advertencias
Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.... tu siervo es además amonestado con ellos.
(Salmo 19:9-11)
Nunca más amar queremos
¡Oh, querido Salvador!
Lo que aborrecer debemos.
Pues que ello te costó
El morir crucificado
Sufriendo cual malhechor
Haz que siempre repudiemos
El pecado engañador.
Haz que nuestros corazones
Sólo te amen a Ti;
Que los ídolos del mundo
No tengan lugar en mí.
Hacedlo todo sin murmuraciones ni contiendas. Nosotros murmuramos por mil cosas en nuestra vida, como los israelitas hicieron en el desierto y con ello ponemos en tela de juicio el cuidado, el amor y la sabiduría de Aquel que ordena todos nuestros pasos, y perdemos el bendito sentimiento de su presencia con nosotros. Cuando las personas se hacen esclavas de un capricho, pronto se vuelven tiranos.
Cuando el conocimiento entra en la cabeza, exalta; cuando entra en el corazón, humilla.
Nada ha corrompido tanto el cristianismo como la aceptación de ayuda mundana para la promoción de sus objetivos.
Que nunca pasemos el puente sobre el abismo que se abre entre el mundo y nosotros, y nunca trataremos de hacerlo si adoptamos el lenguaje del apóstol: «Lejos sea de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo es crucificado a mí y yo al mundo.»
Todo error tiene una partícula de verdad y esto es lo que le hace más peligroso.
La sabiduría y el poder suyos son (Daniel 2:2020Daniel answered and said, Blessed be the name of God for ever and ever: for wisdom and might are his: (Daniel 2:20)). Una sencilla sentencia, pero ¡cuán profunda!, pues si la sabiduría y el poder son de Dios no se pueden encontrar en ningún otro lugar y es en vano dirigirse a nadie más que a Dios.
La filosofía tiene al hombre por objetivo, la religión tiene a Dios.
Donde se pretende gran espiritualidad, hay un gran peligro.
Una reunión debe terminar cuando ha terminado. A menudo, el Señor deja ciertos lugares de culto antes que la gente salga a la calle.
Si haces de la salud un objetivo, nunca la alcanzarás.
Nada perjudica tanto al alma como la controversia.
En este tiempo de gracia, Dios quiere que todos los hombres sean salvos y de ahí que nosotros tenemos que rogar (2.a Corintios 5:20), no acusar a todos los hombres. No podéis alimentar las almas con acusaciones, aun cuando las cosas denunciadas sean errores.
Un poeta alemán dijo: «Refutad el error afirmando la verdad.» Así que la presentación de de Cristo denunciará el mal y edificará a los oyentes.
Cuan fácilmente nos extraviamos cuando vamos por la corriente de lo más fácil. El Señor debe tener el primer lugar, o pronto naufragaremos contra las rocas.
Necesitamos aprender dos lecciones: Primera, terminar con nosotros mismos y con los hombres, y luego, no esperar nada de uno mismo ni de los demás, sino de Dios.
Si nuestros corazones están ocupados en una sola cosa en lo cual no esté ocupado el corazón de Dios, estaremos lejos de Su comunión.
Hay sólo dos medios de testimonio, los labios y la vida y los labios deben ser la expresión délo que ha sido antes producido en la vida. Todos deberíamos desear intensamente estar poseídos y controlados por la verdad que profesamos, y así evitar el uso de frases y sentencias que no hemos recibido, digerido y hallado ciertas en nuestras propias almas.
E. D.
Alimento para el hambriento
A los hambrientos llenó de bienes; y a los ricos envió vacíos.
(Lucas 1:53)
Hambrientas almas, recibid
El maná celestial.
Día tras día, acudid
Su Palabra a buscar.
Pues cada cual ha de vivir por fe
Cual se alimentará,
Si gozo y paz queréis tener
En vuestro diario andar.
Nunca olvidéis la nutrición
De vuestra alma inmortal.
C. T. S.
Nuestro incesante clamor a Dios debería ser por poder, poder espiritual, pues sin esto todo es vano.
C. H. M.
Nosotros estamos siempre, o recogiendo para Cristo o esparciendo. Si no estamos ocupados en los intereses de Cristo, estamos en contra de ellos, no hacer nada por Cristo es hacer algo para Satanás.
C. H. M.
La fe debe pasar por el horno de prueba. No sirve decir confiamos en el Señor. Debemos probar que es así, y debemos probarlo aun cuando todo esté contra nosotros.
C. H. M.
En todas nuestras dificultades honramos al Señor tra-yéndolas a Él. Su poder puede alcanzar a las mayores. Su amor detendrá las menores.
C. H. M.
Que la fe se dirija al trono de misericordia y seguirán los más asombrosos resultados. Si algo pidiereis en Mi nombre, yo lo haré. ¡Oh, tenemos una idea muy pequeña de lo que Dios haría por nosotros si tan sólo le honrásemos del modo debido!
C. H. M.
Si no predicáis la venida del Señor, predicáis solamente medio Evangelio.
E. D.
Aplica tu corazón a mi sabiduría. Porque es cosa deliciosa si la guardares dentro de ti; si juntamente se afirmare sobre tus labios (Proverbios 22:17-18). El Espíritu Santo nunca traerá una escritura a nuestros labios si no la poseemos antes en nuestros corazones.
Nada justifica en nosotros la dureza de espíritu. Tenemos que ser fieles a Dios y tiernos con el que yerra.
E. D.
Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas. Dios nunca será deudor de nadie, pongamos toda nuestra alma en su obra y al final se demostrará cuan sabiamente hemos procedido.
C. H. M.
El encanto del pecado desaparece tan pronto como es llevado a cabo.
J. G. B.
(Lucas 9:5-9). Cristo nos habla aquí de un hombre que va a su amigo de noche pidiéndole tres panes: «Y el de dentro le responde», etc. El estar dentro es una condición peligrosa en este mundo. Quiero decir perder las simpatías y servicios que podemos prestar a los de afuera por hallarnos encerrados en nuestros propios goces o tristezas.
J. G. B.
El alma que abandona a Dios debe estar segura de poder encontrar otros señores y otros recursos mejores.
J. G. B.
La mente de un santo está llena de luz porque es la mente de Cristo (1.a Corintios 2). La naturaleza angélica está llena de vida. La torpeza y el ofuscamiento no está en ellos. La expresión «vientos y llamas de fuego» revelan la naturaleza celestial. Esto es, actividad y constante fervor. Del mismo modo, la mente de Cristo, que es la naturaleza divina del creyente, está llena de afecto e inteligencia.
J. G. B.
Los lazos naturales y los espirituales
Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera y te quieren hablar, y extendiendo su mano hacia sus discípulos dijo.... He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre éste es mi hermano y hermana y madre.
(Mateo 12:47, 49, 50)
Que pueda yo pertenecer
Al grupo sin igual
De los que hacen la voluntad
Del Padre celestial.
De los que cerca de Ti están,
Querido Salvador,
Y del Consolador
Que nos habla de Ti,
El cual habita en mí.
Y cuando todo pasará;
En un mundo mejor,
Te pueda en gloria admirar,
Y tu grandeza contemplar
Cantando tu loor.
Siempre que existe la obra de gracia en las almas, éstas son juntadas con los lazos del amor divino.
¡Cuántos de nosotros fallan por tratar de unir las demandas de Dios y de su pueblo con las de los lazos familiares! Ser sin afecto natural es una señal que se nos da de los últimos tiempos peligrosos; pero si uno es absorbido o pone los lazos de afecto natural por encima de los motivos supremos que deben gobernar nuestra vida cristiana, no mantenemos la actitud y el espíritu de nuestro bendito Salvador y Señor.
Los lazos espirituales, si bien algunas veces son heridos, nunca son rotos del todo.
Yo siento cada vez más fuertemente, que el lazo que une nuestros corazones es indestructible, porque es Cristo mismo. Los afectos humanos son hermosos en su lugar; y el corazón a veces se siente ansioso por ellos, pero solamente Cristo puede satisfacer.
La felicidad doméstica es a veces una gran barrera para esperar en el Señor. Puede interponerse entre el alma y Cristo; y así el Señor los destruye en algunos hijos suyos y nos hace esperar, en una penosa y solitaria espera, porque no puede confiar en nosotros cuando sentimos demasiado afecto por las cosas de este mundo. Nos ama tanto, que es celoso de nosotros y nos quiere para sí mismo.
Es extraordinariamente peligroso escuchar los consejos de un pariente en las cosas de Dios. Los parientes juzgan las cosas según sus intereses y afectos naturales, y de ahí que el ojo queda empañado para no ver y juzgar rectamente en la presencia de Dios.
Hace mucho tiempo que he aprendido de Mateo 12:46-50 que los lazos espirituales son más importantes que los más íntimos lazos naturales, y que el penoso estado de la iglesia, hoy día, proviene, en gran parte, de la falta en reconocer esta verdad.
El amor es de Dios. ¿Hay algún creyente que te ama mucho? Dirige este afecto al corazón de Dios.
Necesariamente los cristianos que están más cerca de Cristo estarán más cerca unos de otros.
Solamente cuando los afectos divinos para el pueblo de Dios existen en el corazón (como tenemos el ejemplo en Moisés y en el apóstol Pablo, así como en Daniel y Es-dras), puede haber poder de intercesión. ¿Y no es verdad que la más urgente necesidad hoy día es de intercesores? Necesitamos hombres y mujeres santos que, divinamente enseñados y llenos del Espíritu, sean capacitados, como
Epafras, a trabajar fervorosamente por los santos que están orando.
«La multitud de los que creyeron eran de un corazón y un alma.» La raíz de todas las discordias en la Iglesia de Dios es la falta de poder del Espíritu Santo. Donde Él obra sin impedimento, porque no es contristado, debe haber unidad.... La falta de una unidad gozosa, en cualquier grupo de cristianos, es debida a la ausencia de poder del Espíritu Santo.
E. D.