Contrastes entre Israel y la Iglesia: Parte 5

J.H. Smith
(continuación del número anterior)
Las oraciones
En ciertos aspectos las oraciones del cristiano y las del israelita elevan a Dios los mismos deseos, anhelos y súplicas. Como ejemplos de estas clases de la oración citamos las siguientes: “Guárdame, oh Dios, porque en Ti he confiado” (Salmo 16:11<<Michtam of David.>> Preserve me, O God: for in thee do I put my trust. (Psalm 16:1)).
“Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a Ti, cuando mi corazón desmayare: a la peña más alta que yo me conduzcas” (Salmo 61:1-21<<To the chief Musician upon Neginah, A Psalm of David.>> Hear my cry, O God; attend unto my prayer. 2From the end of the earth will I cry unto thee, when my heart is overwhelmed: lead me to the rock that is higher than I. (Psalm 61:1‑2)).
Pero las oraciones del cristiano y del israelita que son características de sus respectivos llamamientos son muy diferentes, porque sus llamamientos son tan distintos, como ya hemos observado en el primer artículo de esta serie.
La herencia de los israelitas era terrenal. Tenían enemigos que querían quitarles sus tierras. Pedían al Señor que les diera la victoria en la batalla con ellos. La siguiente es una oración típica de los israelitas:
“He aquí los hijos de Ammón y de Moab, y los del monte de Seir, a la tierra de los cuales no quisiste que pasase Israel cuando venían de la tierra de Egipto, sino que se apartasen de ellos, y no los destruyesen; he aquí ellos nos dan el pago, viniendo a echarnos de Tu heredad, que Tú nos diste a poseer. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás Tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos lo que hemos de hacer, mas a Ti volvemos nuestros ojos” (2 Crónicas 20:10-1210And now, behold, the children of Ammon and Moab and mount Seir, whom thou wouldest not let Israel invade, when they came out of the land of Egypt, but they turned from them, and destroyed them not; 11Behold, I say, how they reward us, to come to cast us out of thy possession, which thou hast given us to inherit. 12O our God, wilt thou not judge them? for we have no might against this great company that cometh against us; neither know we what to do: but our eyes are upon thee. (2 Chronicles 20:10‑12)).
Esa oración era colectiva, la de todos los israelitas. La siguiente es la de una sola persona, pidiendo la intervención del Señor contra sus enemigos:
Pero en contraste marcado, la Iglesia de Dios, y el creyente individualmente, no piden la maldición de sus enemigos, sino todo lo contrario: piden —como su Señor y Salvador pidió— perdón para todos ellos. Oró Jesús crucificado: “Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:3434Then said Jesus, Father, forgive them; for they know not what they do. And they parted his raiment, and cast lots. (Luke 23:34)). Asimismo Esteban, cuando los judíos airados le apedreaban, oró: “Señor, no les imputes este pecado” (Hechos 7:6060And he kneeled down, and cried with a loud voice, Lord, lay not this sin to their charge. And when he had said this, he fell asleep. (Acts 7:60)), como Jesús había enseñado a los Suyos: “orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:4444But I say unto you, Love your enemies, bless them that curse you, do good to them that hate you, and pray for them which despitefully use you, and persecute you; (Matthew 5:44)).
A propósito, el apóstol Pablo, al escribir su última epístola, 2 Timoteo, no pronunció una imprecación contra “Alejandro el calderero”. La traducción correcta de su escrito es así: “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pagará [y no, ‘el Señor le pague’] conforme a sus hechos” (2 Timoteo 4:1414Alexander the coppersmith did me much evil: the Lord reward him according to his works: (2 Timothy 4:14)). Según el espíritu de la “gracia de Dios”, hubiera sido imposible que el anciano siervo del Señor, que dijo: “nos maldicen, y bendecimos” (1 Corintios 4:1212And labor, working with our own hands: being reviled, we bless; being persecuted, we suffer it: (1 Corinthians 4:12)), escribiera una maldición.
Hay aun otra clase de oración cristiana, la que está relacionada con el llamamiento celestial. Era demás que un israelita orase que Dios le diese a conocer Su llamamiento, pues ya estaba en su herencia terrenal en Canaán; pero el cristiano no tiene una herencia visible en este mundo, sino una herencia invisible al ojo mortal e incomprensible a la mente del hombre natural. Cuando aquél recién es nacido de Dios, es un niño en cuanto a las cosas espirituales. Pero va creciendo poco a poco en el conocimiento de ellas. Por eso precisa de las oraciones apostólicas, por ejemplo:
“No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones; que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación para Su conocimiento; alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de Su vocación, y cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos ... ” (Efesios 1:16-18,16Cease not to give thanks for you, making mention of you in my prayers; 17That the God of our Lord Jesus Christ, the Father of glory, may give unto you the spirit of wisdom and revelation in the knowledge of him: 18The eyes of your understanding being enlightened; that ye may know what is the hope of his calling, and what the riches of the glory of his inheritance in the saints, (Ephesians 1:16‑18) pero léase el pasaje hasta el fin, versículo 23).
“Doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo, del cual es nombrada toda la parentela en los cielos y en la tierra, que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por Su Espíritu. Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en amor, podáis bien comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:14-1914For this cause I bow my knees unto the Father of our Lord Jesus Christ, 15Of whom the whole family in heaven and earth is named, 16That he would grant you, according to the riches of his glory, to be strengthened with might by his Spirit in the inner man; 17That Christ may dwell in your hearts by faith; that ye, being rooted and grounded in love, 18May be able to comprehend with all saints what is the breadth, and length, and depth, and height; 19And to know the love of Christ, which passeth knowledge, that ye might be filled with all the fulness of God. (Ephesians 3:14‑19)).
(seguirá, Dios mediante)