Hebreos 3:1-19: Cristo superior a Moisés

Hebrews 3:1‑19
Como se mencionó en la Introducción, los capítulos 3–10:18 se enfocan en Cristo como el “Sumo Sacerdote de nuestra fe” (LBLA). Esto tiene que ver con Su entrada al cielo para llevar a cabo Su servicio actual de intercesión por nosotros (Romanos 8:3434Who is he that condemneth? It is Christ that died, yea rather, that is risen again, who is even at the right hand of God, who also maketh intercession for us. (Romans 8:34)), después de haber hecho expiación por el pecado.
El sacerdocio de Cristo: Hacia el hombre y hacia Dios
Los capítulos 1–2 han revelado las glorias de Cristo como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre, y así han mostrado que Él está perfectamente preparado para entrar en servicio como nuestro gran Sumo Sacerdote. Habiéndolo presentado como tal al final del capítulo 2, el escritor ahora procede con el ejercicio de Su sacerdocio en los siguientes capítulos. Este es hacia el hombre como también hacia Dios.
•  En lo que respecta al hombre (capítulos 3–7), Él ayuda a los que son tentados (capítulo 2:18), simpatiza con los que tienen flaquezas (capítulo 4:15), concede misericordia y gracia a los necesitados (capítulo 4:16), se compadece de los ignorantes y extraviados (capítulo 5:2), y salva a los que por Él se acercan a Dios (capítulo 7:25).
•  En lo que respecta a Dios (capítulos 8–10), Él asegura el nuevo pacto y su bendición para Israel (capítulo 8), se ofrece sin mancha a Dios como sacrificio supremo para quitar el pecado y purgar así la conciencia del creyente (capítulos 9–10), y presenta las alabanzas de los santos a Dios (capítulos 10:21; 13:15).
Ambos aspectos de la obra sacerdotal de Cristo se ven en el capítulo 2:17: “Misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en las cosas que a Dios atañen” (LBLA). “Misericordioso” tiene que ver con el lado nuestro de Su servicio sacerdotal, y “fiel” con el lado de Dios.
Un breve bosquejo de los capítulos 3–4
Antes de hablar de la función actual del sacerdocio de Cristo en el capítulo 5, el escritor aborda algunos asuntos preliminares en relación con ese oficio. Sigue un breve desglose de los capítulos 3–4:
•  La esfera en la que se ejerce el servicio sumo sacerdotal de Cristo: la casa de Dios (capítulo 3:1-6).
•  Las circunstancias que lo han requerido: el desierto (capítulo 3:7-19).
•  El reposo al que conduce el viaje por el desierto (capítulo 4:1-11).
•  La provisión que Dios ha hecho para que seamos preservados de fallar (capítulo 4:12-16).
La esfera del servicio sumo sacerdotal de Cristo: La Casa de Dios
En los capítulos 3–4, el escritor presenta a los dos líderes más grandes en la historia temprana del sistema legal —Moisés y Josué— y los compara con Cristo. Él muestra, una vez más, que Cristo en todos los sentidos es superior a ellos.
Capítulo 3:1-2.— Se dirige a estos creyentes hebreos como: “Hermanos santos, participantes del llamamiento celestial” (LBLA). Esto es algo completamente diferente de lo que habían conocido y de lo que habían sido parte como judíos en Israel. Una vez fueron hermanos en un llamamiento nacional de Dios con esperanzas terrenales y una herencia terrenal (Deuteronomio 7:6-86For thou art an holy people unto the Lord thy God: the Lord thy God hath chosen thee to be a special people unto himself, above all people that are upon the face of the earth. 7The Lord did not set his love upon you, nor choose you, because ye were more in number than any people; for ye were the fewest of all people: 8But because the Lord loved you, and because he would keep the oath which he had sworn unto your fathers, hath the Lord brought you out with a mighty hand, and redeemed you out of the house of bondmen, from the hand of Pharaoh king of Egypt. (Deuteronomy 7:6‑8)). Pero al recibir a Cristo por fe, habían sido “librados [sacados]” de ese llamado terrenal y venido a formar parte de una nueva cosa hecha por Dios —la Iglesia (Hechos 26:1717Delivering thee from the people, and from the Gentiles, unto whom now I send thee, (Acts 26:17))—. Dirigiéndose a ellos como tales, son vistos en su posición cristiana con un llamamiento celestial.
Como cristianos se les pide “considerar al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda Su casa”. Como ya se mencionó anteriormente, la consideración de Cristo como “el Apóstol” de nuestra profesión ha estado ante nosotros en los capítulos 1–2. Lo que ahora tenemos ante nosotros en los capítulos 3–10:18 es la consideración de Cristo como “el Sumo Sacerdote” (LBLA) de nuestra profesión.
Moisés es introducido en el versículo 2 Con el propósito de comparar su fidelidad a la de Cristo (Números 12:77My servant Moses is not so, who is faithful in all mine house. (Numbers 12:7)). Esto se ve en las palabras, “como también”. Cristo fue “fiel al (a Dios) que le constituyó”. Por lo tanto, ambos fueron fieles.
La triple superioridad de Cristo sobre Moisés
Versículos 3-4.— Después de la comparación, el escritor pasa a señalar tres grandes contrastes entre Cristo y Moisés: En primer lugar, Cristo, el Sumo Sacerdote de nuestra profesión, “de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó”. La “casa” que Moisés hizo, y en la que él ministró, era el tabernáculo terrenal en el desierto (Éxodo 25–30). Este no era más que una representación figurativa o “modelo” de la casa que Cristo construyó y en la que Él ministra, que es el universo entero (capítulos 8:2,5 (LBLA); 9:23). El escritor la identifica como “todas las cosas”. Así, Moisés sirvió en un mero modelo de la casa verdadera. Por lo tanto, la esfera de la obra sumo sacerdotal de Cristo es incomparablemente mayor. Y para que nadie confunda quién es Cristo, el Constructor de la casa de Dios, el escritor agrega: “El que crió [construyó] todas las cosas es Dios”. Así, él identifica a Cristo como Dios, lo que inmediatamente separa a Cristo de Moisés en la medida en que el Creador está por encima de la criatura.
Versículo 5.— En segundo lugar, el ministerio de Moisés sirvió “para testificar lo que se había de decir”. Es decir, testificó de “los bienes venideros” (capítulos 9:11; 10:1), cosas que han sido traídas por Cristo. Esto, una vez más, muestra que Cristo es más grande que Moisés.
Versículo 6.— En tercer lugar, Moisés era un “siervo” en la casa en la que ministró, pero Cristo es “Hijo sobre Su casa (de Dios). No hace falta decir que un hijo es más grande que un siervo. El hijo pródigo entendía esta diferencia cuando dijo: “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como á uno de tus jornaleros” (Lucas 15:1919And am no more worthy to be called thy son: make me as one of thy hired servants. (Luke 15:19)).
En cuanto a la casa de Dios, el escritor nos dice que en estos tiempos cristianos tiene otro significado. Dice: “Cuya casa somos nosotros” (LBLA). Hoy los creyentes en el Señor Jesucristo son vistos como la casa espiritual de Dios. Somos “juntamente edificados, para morada de Dios” (Efesios 2:2222In whom ye also are builded together for an habitation of God through the Spirit. (Ephesians 2:22); 1 Pedro 2:55Ye also, as lively stones, are built up a spiritual house, an holy priesthood, to offer up spiritual sacrifices, acceptable to God by Jesus Christ. (1 Peter 2:5)). Al presentar a los creyentes como la casa de Dios, aprendemos que estamos en la esfera en la que se ejerce el sacerdocio de Cristo.
El escritor entonces dice: “Si hasta el cabo [hasta el fin] retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza” (versículo 6b). Él menciona esto porque había la posibilidad de que algunos apostataran. Por otro lado, aquellos que eran reales demostrarían ser la casa de Dios al retener firme la confianza. Esto muestra que la continuidad dentro de la senda de fe es la evidencia de la realidad de uno mismo.
Las circunstancias que demandan el servicio sumo sacerdotal de Cristo: El desierto
Capítulo 3:7-19.— Es parte de los caminos de Dios el probar toda profesión. Todos los que toman la senda de fe y así se identifican con la posición cristiana en este mundo serán probados en cuanto a su realidad o la falta de ella. Y no hay lugar como “el desierto” para sacar esto a la luz. Hablamos ahora del desierto en un sentido figurado. Así como Israel pasó por un gran desierto, en su camino de Egipto a Canaán, que estaba lleno de peligros y enemigos, y en el que su fe tuvo que ser probada, los creyentes en el Señor Jesús también están pasando por una escena de peligro espiritual y prueba a medida que atraviesan por este mundo en la senda de fe. Este tiempo de prueba y aprendizaje dentro de nuestra experiencia cristiana puede ser denominado como nuestro viaje por el desierto (Romanos 5:3-53And not only so, but we glory in tribulations also: knowing that tribulation worketh patience; 4And patience, experience; and experience, hope: 5And hope maketh not ashamed; because the love of God is shed abroad in our hearts by the Holy Ghost which is given unto us. (Romans 5:3‑5); 1 Pedro 5:1010But the God of all grace, who hath called us unto his eternal glory by Christ Jesus, after that ye have suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you. (1 Peter 5:10)).
Por lo tanto, el desierto es donde la realidad de nuestra profesión se pone a prueba por medio de las circunstancias que encontramos. Probamos la realidad de nuestra fe por nuestra permanencia en la senda, independientemente de la gravedad de las dificultades en el camino. Esas mismas circunstancias también manifiestan el verdadero estado de un creyente meramente profesante; este será evidente por su abandono del terreno cristiano, lo cual es apostasía. Esto era lo que estaba sucediendo con esta compañía de hebreos que profesaban fe en Cristo. Las pruebas y persecuciones que estaban experimentando demostraban que la mayoría de ellos tenía fe verdadera, pero lamentablemente, esas mismas pruebas y persecuciones también estaban manifestando que había una ausencia de fe real en algunos. Aquellos que son falsos eventualmente soltarán su profesión de fe en Cristo y se apartarán de la senda.
En la segunda mitad del capítulo 3, el escritor da un giro para hablar de las circunstancias del desierto que requieren el ejercicio del sacerdocio de Cristo, del cual si un creyente se vale (capítulo 7:25), lo mantendrá en curso y lo ayudará a continuar en la senda “firme hasta el fin” (LBLA).
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El peligro de la incredulidad
Esto impulsa al escritor a dar una segunda advertencia contra la apostasía. En un paréntesis (versículos 7-11), cita el Salmo 95 para presentar a los hebreos la seriedad de negarse a seguir en la senda de fe. Esta es la primera de cinco citas de ese salmo. La circunstancia a la que se refiere el salmista fue la incredulidad de Israel en Cades-barnea en lo que se llama “la provocación” (Números 13–14). La tierra prometida estaba delante de ellos; todo lo que tenían que hacer era creer en la Palabra del Señor a través de Moisés, entrar en ella y tomarla. Pero estaban llenos de incredulidad y se negaron. Los hijos de Israel provocaron la ira del Señor al negarse a ir a la tierra de Canaán que Dios les había dado.
Las diez tentaciones
La “provocación” en Cades fue la décima vez que Israel tentó al Señor en los primeros dos años de su viaje por el desierto (Números 14:2222Because all those men which have seen my glory, and my miracles, which I did in Egypt and in the wilderness, and have tempted me now these ten times, and have not hearkened to my voice; (Numbers 14:22)). Esta es la lista:
•  Cuestionaron la sabiduría del Señor al guiarlos al desierto (Éxodo 15:2424And the people murmured against Moses, saying, What shall we drink? (Exodus 15:24)).
•  Adoraron al becerro de oro (Éxodo 32:7-147And the Lord said unto Moses, Go, get thee down; for thy people, which thou broughtest out of the land of Egypt, have corrupted themselves: 8They have turned aside quickly out of the way which I commanded them: they have made them a molten calf, and have worshipped it, and have sacrificed thereunto, and said, These be thy gods, O Israel, which have brought thee up out of the land of Egypt. 9And the Lord said unto Moses, I have seen this people, and, behold, it is a stiffnecked people: 10Now therefore let me alone, that my wrath may wax hot against them, and that I may consume them: and I will make of thee a great nation. 11And Moses besought the Lord his God, and said, Lord, why doth thy wrath wax hot against thy people, which thou hast brought forth out of the land of Egypt with great power, and with a mighty hand? 12Wherefore should the Egyptians speak, and say, For mischief did he bring them out, to slay them in the mountains, and to consume them from the face of the earth? Turn from thy fierce wrath, and repent of this evil against thy people. 13Remember Abraham, Isaac, and Israel, thy servants, to whom thou swarest by thine own self, and saidst unto them, I will multiply your seed as the stars of heaven, and all this land that I have spoken of will I give unto your seed, and they shall inherit it for ever. 14And the Lord repented of the evil which he thought to do unto his people. (Exodus 32:7‑14); Salmo 106:1919They made a calf in Horeb, and worshipped the molten image. (Psalm 106:19)).
Las primeras cinco tentaciones fueron antes de la entrega de la Ley cuando Israel todavía estaba en un período de gracia bajo la mano de Dios, y por lo tanto, no se les hizo sentir las consecuencias de sus pecados. Pero las últimas cinco fueron después de la entrega de la Ley, cuando el pueblo ya estaba bajo la responsabilidad de una relación de pacto con el Señor (Éxodo 24), por lo que ellos tuvieron que soportar varios golpes de juicio gubernamental de Dios a consecuencia de sus pecados.
Al citar las Escrituras, como lo hace el escritor aquí en el capítulo 3:7-11, dio a los hebreos una advertencia que venía directamente de la Palabra de Dios. Él identifica al que habla como “el Espíritu Santo”. (Él no dice: “Como dice David ... ”). Por lo tanto, la primera advertencia fue del Hijo (capítulo 2:1-4) y ahora esta segunda advertencia es del Espíritu Santo. ¡No podría ser más claro que Dios les estaba hablando! La seriedad de este asunto tenía que hacerlos pensar seriamente. Es significativo que al citar el pasaje, el escritor usa la cita del Salmo 95 en tiempo presente. Él dice: “Como dice el Espíritu Santo ... ”. Esto muestra que a pesar de que el salmo fue escrito cientos de años antes, el Espíritu Santo todavía estaba hablando a través de él. Así es la Palabra “viva” de Dios (Hebreos 4:1212For the word of God is quick, and powerful, and sharper than any twoedged sword, piercing even to the dividing asunder of soul and spirit, and of the joints and marrow, and is a discerner of the thoughts and intents of the heart. (Hebrews 4:12)). Él dice: “Si oyereis hoy Su voz ... ”. El uso del “si” sugiere aquí la condición de voluntad y obediencia.
Versículos 12-13.— El escritor hace luego su aplicación de la cita: “Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”. El uso que aquí le da a la palabra “hermanos” es para referirse a los lazos naturales que él tenía con sus compatriotas del “linaje de Israel” (Filipenses 3:55Circumcised the eighth day, of the stock of Israel, of the tribe of Benjamin, an Hebrew of the Hebrews; as touching the law, a Pharisee; (Philippians 3:5)) —no como en el versículo 1, donde se usa en referencia a los hermanos cristianos “de la familia de la fe” (Gálatas 6:10,10As we have therefore opportunity, let us do good unto all men, especially unto them who are of the household of faith. (Galatians 6:10) LBLA)—. Su punto en este pasaje no podría ser más claro. ¡El mismo pecado de “incredulidad” que caracterizaba a Israel en la antigüedad y provocó su caída en el desierto también podría ser suyo! Si ellos llegaban a tener en poco la voz de Dios, su corazón se “endurecería por el engaño del pecado”, como aconteció con el de Israel en tiempos antiguos.
Dos clases de corazón
Hay dos clases de corazón bajo consideración en la Epístola a los Hebreos:
•  “Un corazón malvado” de incredulidad que se aparta de Dios (capítulo 3:12). Esto es apostasía. W. Kelly traduce “apartarse” como “recaer”, una expresión usada en otras partes de las Escrituras para denotar apostasía (2 Tesalonicenses 2:33Let no man deceive you by any means: for that day shall not come, except there come a falling away first, and that man of sin be revealed, the son of perdition; (2 Thessalonians 2:3); Hebreos 6:66If they shall fall away, to renew them again unto repentance; seeing they crucify to themselves the Son of God afresh, and put him to an open shame. (Hebrews 6:6); Lucas 8:1313They on the rock are they, which, when they hear, receive the word with joy; and these have no root, which for a while believe, and in time of temptation fall away. (Luke 8:13)). Es la misma palabra usada en 1 Timoteo 4:11Now the Spirit speaketh expressly, that in the latter times some shall depart from the faith, giving heed to seducing spirits, and doctrines of devils; (1 Timothy 4:1) traducida como “apostatar”. Como ya se mencionó en la Introducción, la apostasía es algo que sólo un creyente meramente profesante haría al renunciar al cristianismo. Por lo tanto, un corazón malvado de incredulidad no se refiere al retroceso, algo que un creyente puede hacer si se enfría en su alma. (La debilidad de la fe en un creyente no es el tema de las advertencias en la epístola; todo apartamiento de Dios en Hebreos es considerado apostasía).
•  Un “corazón sincero” que se acerca en plena certidumbre de fe (capítulo 10:22, LBLA). Esto es algo que un verdadero creyente hará una vez instruido en la verdad revelada en esta epístola.
El hecho de que tuvieran que “exhortarse los unos á los otros cada día” debido al “engaño del pecado”, muestra que necesitamos estar juntos frecuentemente. ¡No podemos exhortarnos unos a otros si rara vez nos vemos! Esto demuestra que debemos velar por el alma del uno y del otro como guardas de nuestro hermano.
Versículo 14.— En tanto que los versículos anteriores advierten contra la apostasía, este versículo alienta a la fe a continuar en la senda. Como ya se ha dicho, los creyentes en esta epístola son considerados como parte de la raza de la nueva creación. Por eso, son vistos como “hijos” de Dios (capítulo 2:10), como “hermanos” de Cristo (capítulo 2:11), y como los “compañeros” de Cristo (capítulo 3:14, traducción J. N. Darby). Estos términos denotan nuestra relación con el Señor como Cabeza de la raza. (Nuestro vínculo con Cristo, Cabeza de Su cuerpo, del cual somos miembros, es una relación diferente, y no es el tema en Hebreos). El punto del escritor aquí es que los verdaderos creyentes demostrarán ser tales manteniéndose “firmes hasta el fin”.
Versículo 15.— El escritor regresa a la cita del Salmo 95 para enfatizar otra palabra clave en ella: “Hoy ... ”. Esto muestra que era urgente escuchar Su voz y responder apropiada e inmediatamente.
Tres preguntas inquisitivas
Versículos 16-19.— En otro paréntesis, el escritor vuelve a hablar de la historia de Israel en el desierto para sacar a relucir los efectos del pecado de incredulidad. Hace tres preguntas inquisitivas que enfatizan el hecho solemne de que un corazón malvado de incredulidad es fácilmente engañado por el pecado, y que el engaño endurece el corazón para que ninguna reprensión pueda tocarlo. Así, la persona cuyo corazón se ha endurecido queda inmovible en su curso hacia la condenación. Esto es muy solemne en verdad.
En primer lugar, pregunta: ¿Quiénes, habiendo oído, le provocaron?” (LBLA). ¿Fueron solo unos pocos? No, era la masa del pueblo: “Todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés” (versículo 16, LBLA). Del mismo modo, todos a quienes les escribía estaban siendo probados de esta manera. Y, si no respondían en fe a la Palabra de Dios, ellos también podrían “provocarle” a ira.
En segundo lugar, pregunta: “¿Con cuáles estuvo enojado cuarenta años?” Fue “con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto” (versículo 17). Aquello a lo que el escritor se refiere aquí va más allá del día de la provocación; abarca todo el trayecto de Israel por el desierto. Al final de los cuarenta años, todos los que eran de esa generación que despreciaba la tierra deseable fueron “acabados” de entre ellos (Deuteronomio 2:14-1514And the space in which we came from Kadesh-barnea, until we were come over the brook Zered, was thirty and eight years; until all the generation of the men of war were wasted out from among the host, as the Lord sware unto them. 15For indeed the hand of the Lord was against them, to destroy them from among the host, until they were consumed. (Deuteronomy 2:14‑15)). Recibieron un golpe del juicio gubernamental de Dios y murieron en el desierto. Del mismo modo, con estos hebreos, si la incredulidad se albergaba en ellos, ¡podrían experimentar un golpe similar de juicio divino y también ser quitados de la tierra a través de una muerte prematura! Esto realmente les sucedió a miles de ellos por la mano de los romanos entre los años 66-70 d. C.
En tercer lugar, pregunta: “¿Y á quiénes juró que no entrarían en Su reposo?”. Fueron aquellos que “no creyeron” (versículos 18-19, traducción King James). Por lo tanto, el resultado neto para todos los que no creyeron fue la pérdida del descanso de Dios en la tierra de Canaán. Este fue el caso de la mayoría de ellos. Nunca entraron en la tierra y, por lo tanto, no pudieron llegar a ese descanso. Del mismo modo, aquellos entre los hebreos que no creyeran ¡no entrarían en el descanso eterno de Dios! Ya sea entonces o ahora, la “incredulidad” es lo que impide que las personas entren en Su reposo. La mera profesión no es suficiente para llevar a una persona al cielo y al reposo de Dios.