Introducción Al Evangelio De Lucas

Luke  •  3 min. read  •  grade level: 20
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La Intención Del Evangelio De Lucas; El Mediador, El Hijo Del Hombre, Revelando a Dios En Gracia Liberadora
El Evangelio de Lucas nos presenta al Señor en el carácter de Hijo del Hombre, revelando a Dios en gracia liberadora entre los hombres. Por ello es que hay más referencias a la operación actual de la gracia y sus efectos, incluso el tiempo presente proféticamente, y no a la sustitución de otras dispensaciones como en Mateo, sino a la salvífica gracia celestial. En primer lugar, sin duda (y precisamente porque Él tiene que ser revelado como hombre, y en gracia a los hombres) le hallamos, en una parte introductoria en la que tenemos el retrato más exquisito del remanente fiel, presentado a Israel, a quienes Él había sido prometido, y en relación con los cuales Él vino a este mundo; pero después, este Evangelio presenta los principios morales que se aplican al hombre, quienquiera que sea, al tiempo que manifiesta a Cristo momentáneamente en medio de ese pueblo. Este poder de Dios en gracia es exhibido de varias maneras en su aplicación a las necesidades de los hombres. Después de la transfiguración, la cual se relata antes en la narración de Lucas que en los otros Evangelios, hallamos el juicio de aquellos que rechazaron al Señor y el carácter celestial de la gracia que, debido a que es gracia, se dirige a las naciones, a los pecadores, sin ninguna referencia particular a los judíos, trastocando los principios legales según los cuales estos últimos pretendían estar, y en los que, en el Sinaí, en cuanto a su posición, fueron originalmente llamados a estar, en relación con Dios. Las promesas incondicionales a Abraham, etc., y la confirmación profética de ellas, son otra cosa. Ellas se cumplirán en gracia, y había que apoderarse de ellas por la fe. Después de esto, encontramos aquello que debía suceder a los judíos conforme al justo gobierno de Dios; y, al final, el relato de la muerte y resurrección del Señor, consumando la obra de la redención. Debemos observar que Lucas (quien pone moralmente aparte el sistema judío e introduce al Hijo del Hombre como el hombre delante de Dios, presentándole como Aquel que está lleno de toda la plenitud de Dios que habita en Él corporalmente, como el hombre delante de Dios, según Su propio corazón, y, de este modo, como mediador entre Dios y el hombre, y centro de un sistema moral mucho más extenso que el del Mesías entre los judíos), debemos observar, repito, que Lucas, quien se ocupa de estas nuevas relaciones, (de hecho, antiguas con respecto a los consejos de Dios), nos ofrece los hechos concernientes a la relación del Señor con los judíos, reconocidos en el remanente piadoso de ese pueblo, con mucho más desarrollo que los otros evangelistas, así como las pruebas de Su misión a ese pueblo, al venir al mundo—pruebas que deberían haber atraído su atención para fijarla sobre el niño que les había nacido.
Cristo Manifestado Como Un Hombre En La Tierra
En Lucas, agrego, aquello que caracteriza especialmente a la narrativa y le otorga su peculiar interés a este Evangelio es que pone ante nosotros lo que Cristo es en Sí mismo. No es Su gloria oficial, una posición relativa que Él asumió; tampoco es la revelación de Su naturaleza divina, como tal; ni Su misión como el gran Profeta. Es Él mismo, como Él era, un hombre en la tierra—la Persona con la que me debería haber encontrado cada día si hubiera vivido en Judea o en Galilea en aquella época.