Introducción

 
Se ha dicho a menudo que, a pesar de que las así llamadas asambleas de “Bethesda” habían juzgado y rechazado los principios antibíblicos acatados y puestos en práctica por la asamblea de Bethesda en Bristol, Inglaterra, cuyos principios motivaron la separación de dicha asamblea en 1848, los hermanos que fueron guardados sobre el terreno de la verdad, menospreciando todo principio de justicia, no han querido jamás reconocer que ya no existían motivos según Dios para no tener comunión con tales asambleas. Como que tal asunto es muy grave y solemne, merece un minucioso y exhaustivo examen, hecho con todo temor ante el Señor. Con el fin de dar la máxima claridad posible a lo que vamos a exponer, procuraremos con la ayuda divina explicar los tres puntos siguientes que a nuestro entender resumen todo el caso.
1. ¿En qué consisten los principios erróneos causantes de la separación de la asamblea de Bethesda? y ¿es verdad que han sido alguna vez condenados y rechazados por los Hermanos Libres?
2. Entonces pues, si tenemos pruebas evidentes de que estos nocivos principios jamás han sido juzgados, y que el terreno sobre el cual Bethesda y sus adeptos se encuentran en el día de hoy es el mismo tomado en 1848, ¿cuál debe ser la actitud o postura a tomar respecto a ellos, para los que desean obedecer la Palabra de Dios?
3. ¿Cuáles han sido los resultados morales que las asambleas de Bethesda —Hermanos Libres— han cosechado por haber adoptado los principios de neutralidad tocante a la iniquidad de error y a la independencia eclesiástica aceptadas y proclamadas profusamente por tal compañía?