Job 29:12‑17• 12Porque libraba al pobre que gritaba, Y al huérfano que carecía de ayudador.
13La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría.
14Vestíame de justicia, y ella me vestía como un manto; Y mi toca era juicio.
15Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo.
16A los menesterosos era padre; Y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia:
17Y quebraba los colmillos del inicuo, Y de sus dientes hacía soltar la presa. (Job 29:12‑17)
Job 31:1‑40• 1Hice pacto con mis ojos: ¿Cómo pues había yo de pensar en virgen?
2Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, Y qué heredad el Omnipotente de las alturas?
3¿No hay quebrantamiento para el impío, Y extrañamiento para los que obran iniquidad?
4¿No ve él mis caminos, Y cuenta todos mis pasos?
5Si anduve con mentira, Y si mi pie se apresuró á engaño,
6Péseme Dios en balanzas de justicia, Y conocerá mi integridad.
7Si mis pasos se apartaron del camino, Y si mi corazón se fué tras mis ojos, Y si algo se apegó á mis manos,
8Siembre yo, y otro coma, Y mis verduras sean arrancadas.
9Si fué mi corazón engañado acerca de mujer, Y si estuve acechando á la puerta de mi prójimo:
10Muela para otro mi mujer, Y sobre ella otros se encorven.
11Porque es maldad é iniquidad, Que han de castigar los jueces.
12Porque es fuego que devoraría hasta el sepulcro, Y desarraigaría toda mi hacienda.
13Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, Cuando ellos pleitearan conmigo,
14¿Qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando él visitara, ¿qué le respondería yo?
15El que en el vientre me hizo á mí, ¿no lo hizo á él? ¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?
16Si estorbé el contento de los pobres, E hice desfallecer los ojos de la viuda;
17Y si comí mi bocado solo, Y no comió de él el huerfano;
18(Porque desde mi mocedad creció conmigo como con padre, Y desde el vientre de mi madre fuí guía de la viuda;)
19Si he visto que pereciera alguno sin vestido, Y al menesteroso sin cobertura;
20Si no me bendijeron sus lomos, Y del vellón de mis ovejas se calentaron;
21Si alcé contra el huérfano mi mano, Aunque viese que me ayudarían en la puerta;
22Mi espalda se caiga de mi hombro, Y mi brazo sea quebrado de mi canilla.
23Porque temí el castigo de Dios, Contra cuya alteza yo no tendría poder.
24Si puse en oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú;
25Si me alegré de que mi hacienda se multiplicase, Y de que mi mano hallase mucho;
26Si he mirado al sol cuando resplandecía, Y á la luna cuando iba hermosa,
27Y mi corazón se engañó en secreto, Y mi boca besó mi mano:
28Esto también fuera maldad juzgada; Porque habría negado al Dios soberano.
29Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, Y me regocijé cuando le halló el mal;
30(Que ni aun entregué al pecado mi paladar, Pidiendo maldición para su alma;)
31Cuando mis domésticos decían: Quién nos diese de su carne! nunca nos hartaríamos.
32El extranjero no tenía fuera la noche; Mis puertas abría al caminante.
33Si encubrí, como los hombres mis prevaricaciones, Escondiendo en mi seno mi iniquidad;
34Porque quebrantaba á la gran multitud, Y el menosprecio de las familias me atemorizó, Y callé, y no salí de mi puerta:
35Quién me diera quien me oyese! He aquí mi impresión es que el Omnipotente testificaría por mí, Aunque mi adversario me hiciera el proceso.
36Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona.
37Yo le contaría el número de mis pasos, Y como príncipe me llegaría á él.
38Si mi tierra clama contra mí, Y lloran todos sus surcos;
39Si comí su sustancia sin dinero, O afligí el alma de sus dueños;
40En lugar de trigo me nazcan abrojos, Y espinas en lugar de cebada. (Job 31:1‑40)
Sal. 44:17‑21• 17Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; Y no hemos faltado á tu pacto.
18No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
19Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte,
20Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno,
21¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón. (Sal. 44:17‑21)