“La unidad del Espíritu” es ese poder o principio que mantiene a los santos andando juntos en sus relaciones apropiadas en la unidad del cuerpo de Cristo. Es la realización moral de su unidad: y el hecho de procurar guardarla con diligencia mantiene nuestras relaciones con todos los santos conforme al Espíritu de Dios, y en la verdad.
Nosotros nos reunimos con otros al nombre del Señor en el principio de “Un solo cuerpo y un solo Espíritu” (Efesios 4:44There is one body, and one Spirit, even as ye are called in one hope of your calling; (Ephesians 4:4) – RVA). De este modo nosotros procuramos “con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:33Endeavoring to keep the unity of the Spirit in the bond of peace. (Ephesians 4:3) – RVA), y procuramos estar en la “comunión del Espíritu Santo”, que es Aquel que mantiene la unidad del cuerpo de Cristo. Consecuentemente, nosotros nos encontramos separados de aquellos que no están en esta senda bienaventurada aunque ellos sean perfectamente sanos en doctrina y piadosos en vida, o que tal vez están inconscientemente asociados con aquellos que son neutrales e indiferentes a la gloria de Cristo y a esta verdad.
Por tanto, nosotros nos reunimos en un terreno lo suficientemente amplio como para incluir a todos los miembros de Su cuerpo, sin excluir a ninguno. Si los que vienen están a sabiendas en conexión o asociación con aquello que no tiene en cuenta Su verdad y Su gloria, eso los excluiría de la comunión a la mesa del Señor. Si ellos están involuntariamente mezclados con eso nosotros deberíamos alegrarnos de reunirnos con ellos, pero nos sentiríamos obligados a decirles cuál es el terreno que nosotros asumimos con respecto a Cristo y cuál es la posición que ellos ocupan con referencia a Cristo. Esto dejaría bajo la responsabilidad de ellos el hecho de estar con nosotros o contra nosotros. Nosotros no podríamos convertirnos “a ellos”, mientras se nos dice: “Conviértanse ellos a ti” (Jeremías 15).
Consecuentemente, nosotros no podríamos unirnos con ellos en la obra del evangelio porque ellos no tienen en cuenta el propósito de Dios. El propósito de Dios no es meramente la salvación sino que Su pueblo sea en la tierra un testimonio viviente para Cristo y Su cuerpo durante Su rechazo y ausencia, y con otros miembros de Su cuerpo, andando en unidad y paz. La iglesia de Dios es el testimonio en la tierra de que “Dios es luz”, “Dios es amor” y “Dios es Uno”. El Espíritu Santo en la tierra responde y revela a Cristo que está en lo alto. Él es el “Santo y Verdadero”; el Espíritu Santo en la tierra es el “Espíritu de Santidad” y el “Espíritu de Verdad”.
No se puede decir acerca de un miembro que él representa el cuerpo, o que él es el cuerpo porque come del un solo pan. Si él se reúne en cualquier lugar, conforme al pensamiento de Dios, para comer la Cena del Señor con otros miembros del cuerpo de Cristo, ellos serían colectivamente una expresión verdadera del cuerpo de Cristo en la tierra en aquel lugar. Un número de miembros de Cristo pueden estar juntos y no en la unidad del Espíritu en absoluto (como yo no dudo que es a menudo el caso). No es que Cristo no los sostenga como miembros de Su cuerpo, pero ellos pueden estar juntos en terreno independiente o vinculados con el extendido (y cada vez más amplio) principio de neutralidad para con Cristo. Por consiguiente, el Espíritu Santo sería obstaculizado; y aunque mucho de lo que es verdad, tal como el ministerio abierto y cosas por el estilo sería aceptado en cuanto a principio, eso no podría ser reconocido como una asamblea de Dios porque la Escritura no lo reconocería como tal. No hay más que “Un solo Espíritu”, y si nosotros procuramos guardar la unidad del Espíritu con otros, no puede haber ningún principio antagónico que podamos reconocer.
El Espíritu Santo no ha abandonado la casa de Dios (siendo ella ahora como “una casa grande”, o cristiandad), aunque muchas corrupciones están allí; mientras que al mismo tiempo la Escritura no reconoce las pretensiones que muchos aducen en ella de ser ellos ‘una asamblea de Dios’.
El Libro de Esdras presenta el relato del regreso de un remanente desde Babilonia a una posición y una ciudad divinas. Ellos no pretendieron la grandeza anterior sin aquello que respondería a estas pretensiones sino que procuraron andar en fidelidad delante de Dios, con un templo vacío —sin Urim y Tumim, sin Arca del Pacto, sin la Gloria—; pero el Espíritu de Dios estuvo con ellos (Hageo 2:55According to the word that I covenanted with you when ye came out of Egypt, so my spirit remaineth among you: fear ye not. (Haggai 2:5)), y la separación de todo lo que era contrario a Él caracterizó la conducta de ellos (Véase Esdras 2:59-63; 4:1; 10:1-959And these were they which went up from Tel-melah, Tel-harsa, Cherub, Addan, and Immer: but they could not show their father's house, and their seed, whether they were of Israel: 60The children of Delaiah, the children of Tobiah, the children of Nekoda, six hundred fifty and two. 61And of the children of the priests: the children of Habaiah, the children of Koz, the children of Barzillai; which took a wife of the daughters of Barzillai the Gileadite, and was called after their name: 62These sought their register among those that were reckoned by genealogy, but they were not found: therefore were they, as polluted, put from the priesthood. 63And the Tirshatha said unto them, that they should not eat of the most holy things, till there stood up a priest with Urim and with Thummim. (Ezra 2:59‑63)
1Now when the adversaries of Judah and Benjamin heard that the children of the captivity builded the temple unto the Lord God of Israel; (Ezra 4:1)
1Now when Ezra had prayed, and when he had confessed, weeping and casting himself down before the house of God, there assembled unto him out of Israel a very great congregation of men and women and children: for the people wept very sore. 2And Shechaniah the son of Jehiel, one of the sons of Elam, answered and said unto Ezra, We have trespassed against our God, and have taken strange wives of the people of the land: yet now there is hope in Israel concerning this thing. 3Now therefore let us make a covenant with our God to put away all the wives, and such as are born of them, according to the counsel of my lord, and of those that tremble at the commandment of our God; and let it be done according to the law. 4Arise; for this matter belongeth unto thee: we also will be with thee: be of good courage, and do it. 5Then arose Ezra, and made the chief priests, the Levites, and all Israel, to swear that they should do according to this word. And they sware. 6Then Ezra rose up from before the house of God, and went into the chamber of Johanan the son of Eliashib: and when he came thither, he did eat no bread, nor drink water: for he mourned because of the transgression of them that had been carried away. 7And they made proclamation throughout Judah and Jerusalem unto all the children of the captivity, that they should gather themselves together unto Jerusalem; 8And that whosoever would not come within three days, according to the counsel of the princes and the elders, all his substance should be forfeited, and himself separated from the congregation of those that had been carried away. 9Then all the men of Judah and Benjamin gathered themselves together unto Jerusalem within three days. It was the ninth month, on the twentieth day of the month; and all the people sat in the street of the house of God, trembling because of this matter, and for the great rain. (Ezra 10:1‑9)).
De manera similar, existe ahora un remanente separado para Dios de las corrupciones que lo rodean, que reconoce el terreno divino de la iglesia de Dios ante Él sin pretender nada sino procurando estar juntos en la comunión de Su Espíritu en la tierra, y esperando el regreso de Cristo. Ellos Se alegran de dar la diestra en señal de compañerismo (comunión) a todo miembro de Su cuerpo que desea andar en la verdad con ellos en igual separación de todo lo que alrededor es malo.
Yo creo que este es un día en el que debemos ceñir nuestros lomos mediante Su gracia y fijar nuestra mirada únicamente en Cristo; pues sólo entonces seremos capaces de juzgar lo que se le debe a Él, y no a partir de nuestro criterio al considerar a nuestros hermanos. Entonces nosotros podemos, mediante Su gracia, escapar de las principales corrupciones del momento —falsas doctrinas— y de la imitación que el enemigo hace de lo verdadero (el principio de Janes y Jambres resistiendo a Moisés mediante una falsificación).
La expresión “Un solo cuerpo” es usada en 1 Corintios 12 Con referencia a todos los santos que están en la tierra en cualquier momento dado. Pero la expresión “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo”, aparece también en 1 Corintios 12 Como refiriéndose a la asamblea en aquel lugar; es decir, que en el terreno y el principio de su reunión ellos eran “el cuerpo” (un pasaje sumamente importante). Este pasaje muestra que una asamblea de Dios, para ser realmente eso, está siempre en el terreno y el principio del cuerpo (1 Corintios 12:2727Now ye are the body of Christ, and members in particular. (1 Corinthians 12:27)). Los que ahora se reúnen en un lugar y participan del “un solo pan” conforme a este principio no son más el cuerpo de Cristo en aquel momento que en cualquier otro. Pero ellos tienen fe en la verdad de ello, tal como se ve en la práctica de ellos, mientras que otros que hablan de ello sin la práctica no parecen tenerla. Los primeros pueden mostrar su fe mediante sus obras: la única manera de hacerlo.
La palabra “cuerpo” no es utilizada para expresar unión con Cristo. El cuerpo está unido a Cristo por el Espíritu Santo. Los que están juntos en la práctica de esta verdad están procurando “con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:33Endeavoring to keep the unity of the Spirit in the bond of peace. (Ephesians 4:3) – RVA). El Espíritu Santo constituye la unidad del cuerpo. Ellos están procurando andar en la comunión del Espíritu Santo, una Persona divina que no adaptará Sus modos de obrar a nosotros; nosotros debemos adaptar nuestros modos de obrar, en la verdad, a Él. Las personas suponen que porque son miembros de Cristo por consiguiente ellos deben estar practicando tal verdad. Nadie puede practicarla (aunque realmente sean miembros de Él) a menos que ello sea en la unidad del Espíritu y con aquellos que han estado allí antes que ellos; pues es imposible tenerla públicamente al margen de los tales. La práctica común del momento actual es aceptar los principios y términos divinos aparte de su práctica. La Escritura es muy perentoria para esto.
Que nuestros corazones sean conducidos a ese amor a la verdad, y al amor en la verdad, y por la verdad, ¡para que podamos escapar de la vorágine en la que tantos están cayendo!