Fred John Meldau
(continuación del número anterior)
Cada pluma es una maravilla de la mecánica. El cañón es fuerte, ligero, hueco, resistente, elástico y se ahusa con precisión geométrica hasta terminar en una punta fina.
Se ve el milagro de las plumas de un ave en otro aspecto: “Las plumas, el rasgo más distintivo y notable del ave, son adaptadas magníficamente para batir el aire, para aislamiento contra el tiempo, y para peso mínimo. Se afirma que —en relación a su peso— son más fuertes que cualquier estructura de ala inventada por el hombre ... Cuando un ave aterriza o levanta el vuelo, sus fuertes aletadas hacen apartarse las extremidades de las plumas primarias grandes, formando así las ranuras que ayudan a evitar el desplome. Es de notar que el hombre aprendió tan lentamente los principios fundamentales del diseño aerodinámico que aun el simple gorrión demuestra a perfección”.
(Traducido e impreso con permiso, de WHY WE BELIEVE IN CREATION, NOT IN EVOLUTION [POR QUÉ CREEMOS EN LA CREACIÓN, NO EN LA EVOLUCIÓN], por Fred John Meldau, páginas 153-154).