Malaquías 2
El Señor por medio del profeta, en este capítulo, dirige una palabra de reprensión a los sacerdotes ahora, como lo había hecho con el pueblo antes. El Espíritu despierta una palabra en el seno del profeta, desafiando las abominaciones que se cometieron en Judá y Jerusalén, la traición contra el pacto de la nación, haciéndole saber al pueblo que no estaban estrechos en el Señor que tenía provisiones para ellos en el Espíritu para cumplir Su parte en ese pacto, sino que habían sido sus propios enemigos, infieles a sus condiciones en el mismo pacto. Se habla del pacto bajo la figura de un contrato matrimonial, o votos matrimoniales, según el estilo de los profetas en general. Y es una figura tal como las propias palabras del Señor acerca de sí mismo y de su pueblo Israel justificarían y sugerirían.