Zacarías 14
Al comienzo del siguiente capítulo, Zacarías 14, el último, tenemos la gran acción alrededor de la ciudad, que se había anticipado al comienzo de Zaquías 12, descrita más y más completamente, junto con la interferencia del Señor mismo en favor de la ciudad, y los resultados de su liberación, como la consagración de ella como el centro de los propósitos terrenales de Dios, y el asiento de su gloria terrenal; y luego la alegría milenaria o del reino de las naciones que celebran sus días de fiesta allí como escenario de festividad pública y universal.
Solemnemente, en medio de todo esto, se nos da ver el juicio de aquellos que habían estado luchando contra Jerusalén, y también de aquellos que no subían allí a adorar en los días de gloria. Lo que debería haber sido, pero no fue, entonces se realizará. La santidad dará carácter a todo; consagración a Dios. Tampoco habrá mancha o excepción entonces, como hasta ahora ha habido. El cananeo estaba en la tierra, y salió de allí, después de que Abraham había entrado en ella; pero ahora, “ya no habrá cananeos en la casa del Señor de los ejércitos”. (Véase Génesis 12:6; Zacarías 14:21.) Como dice uno de nuestros propios poetas: “Días que superan la fábula, y sin embargo son ciertos”.