Dt. 4:6‑8• 6Guardadlos, pues, y ponedlos por obra: porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta.
7Porque ¿qué gente grande hay que tenga los dioses cercanos á sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?
8Y ¿qué gente grande hay que tenga estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? (Dt. 4:6‑8)
1 Cr. 15:11‑13• 11Y llamó David á Sadoc y á Abiathar, sacerdotes, y á los Levitas, Uriel, Asaías, Joel, Semeías, Eliel, y Aminadab;
12Y díjoles: Vosotros que sois los principales de padres entre los Levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado;
13Pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios hizo en nosotros rotura, por cuanto no le buscamos según la ordenanza. (1 Cr. 15:11‑13)
2 Cr. 29:15‑36• 15Estos juntaron á sus hermanos, y santificáronse, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová.
16Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; la cual tomaron los Levitas, para sacarla fuera al torrente de Cedrón.
17Y comenzaron á santificar el primero del mes primero, y á los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová: y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el dieciséis del mes primero acabaron.
18Luego pasaron al rey Ezechîas y dijéronle: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios.
19Asimismo hemos preparado y santificado todos los vasos que en su prevaricación había maltratado el rey Achâz, cuando reinaba: y he aquí están delante del altar de Jehová.
20Y levantándose de mañana el rey Ezechîas reunió los principales de la ciudad, y subió á la casa de Jehová.
21Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos, y siete machos de cabrío, para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo á los sacerdotes hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.
22Mataron pues los bueyes, y los sacerdotes tomaron la sangre, y esparciéronla sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar.
23Hicieron después llegar los machos cabríos de la expiación delante del rey y de la multitud, y pusieron sobre ellos sus manos:
24Y los sacerdotes los mataron, y expiando esparcieron la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar á todo Israel: porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación.
25Puso también Levitas en la casa de Jehová con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Nathán profeta: porque aquel mandamiento fué por mano de Jehová, por mano de sus profetas.
26Y los Levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
27Entonces mandó Ezechîas sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.
28Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompetas sonaban las trompetas; todo hasta acabarse el holocausto.
29Y como acabaron de ofrecer, inclinóse el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
30Entonces el rey Ezechîas y los príncipes dijeron á los Levitas que alabasen á Jehová por las palabras de David y de Asaph vidente: y ellos alabaron con grande alegría, é inclinándose adoraron.
31Y respondiendo Ezechîas dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora á Jehová; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos.
32Y fué el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todo para el holocausto de Jehová.
33Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes, y tres mil ovejas.
34Mas los sacerdotes eran pocos, y no podían bastar á desollar los holocaustos; y así sus hermanos los Levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los sacerdotes se santificaron: porque los Levitas tuvieron mayor prontitud de corazón para santificarse, que los sacerdotes.
35Así pues hubo gran multitud de holocaustos, con sebos de pacíficos, y libaciones de cada holocausto. Y quedó ordenado el servicio de la casa de Jehová.
36Y alegróse Ezechîas, y todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fué prestamente hecha. (2 Cr. 29:15‑36)
Mt. 23:24‑36• 24Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello!
25Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiais lo que está de fuera del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.
26Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera se haga limpio!
27Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejantes á sepulcros blanqueados, que de fuera, á la verdad, se muestran hermosos, mas de dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.
28Así también vosotros de fuera, á la verdad, os mostráis justos á los hombres; mas de dentro, llenos estáis de hipocresía é iniquidad.
29Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,
30Y decís: Si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas.
31Así que, testimonio dais á vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron á los profetas.
32Vosotros también henchid la medida de vuestros padres!
33Serpientes, generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno?
34Por tanto, he aquí, yo envío á vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, á unos mataréis y crucificaréis, y á otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad:
35Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Barachîas, al cual matasteis entre el templo y el altar.
36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. (Mt. 23:24‑36)