Jerusalén y la casa del Señor
El Salmo 122 celebra Jerusalén. El santo está contento de ir allí. Las tribus van allí; los tronos del juicio, de la casa de David, están ahí. Sus hermanos y compañeros, y la casa de Jehová, el Dios de Israel, su Dios, hicieron que su corazón se aferrara a ella. Es una restauración de las asociaciones con Jerusalén, recordando las antiguas y estableciendo las nuevas.