Sobre Lucas 22:35-38

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“Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada. Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada. Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en Mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado: porque lo que está escrito de Mí, cumplimiento tiene. Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y él les dijo: Basta”.
Vemos en este pasaje cómo Jesús aprovechó la oportunidad para avisarles que todo debía cambiar. Durante Su presencia aquí en la tierra, Él, el verdadero Mesías, Emmanuel, les había amparado en todas las dificultades; cuando les envió a través de toda la tierra de Israel, no habían carecido de nada. Sin embargo ahora (puesto que el reino no había aún venido en poder), ellos estarían expuestos tal como lo fue su Señor, a todo menosprecio y cualquier violencia. Hablando humanamente, ellos deberían guardarse a sí mismos; mas algún discípulo osado, tomando de manera literal las palabras de Cristo, se permitió descubrir sus pensamientos y le mostró dos espadas. El Señor le frenó con la palabra “basta”, intimándole a no proseguir más adelante. En aquel momento no eran capaces de ello.
[Traducido de “Synopsis of the Books of the Bible” (“Sinopsis de los libros de la Biblia”), tomo III, página 282, por J. N. Darby].
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“Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y Él les dijo: Basta”. Esta palabra, aunque benigna, era una censura a los pensamientos de Sus discípulos. Si dos de ellos trataban de hacer uso literal de la espada en defensa propia, sólo demostraban medios totalmente inadecuados para protegerse. El Señor había empleado la espada, la bolsa y la alforja, como símbolos de los medios ordinarios que los discípulos tendrían que usar en Su ausencia, pero ciertamente no para que personalmente abandonaran los fundamentos de la gracia en la presencia del mal, aun llegando ello al último grado del insulto y de la injuria, sobre los cuales Jesús había insistido en el principio de Su llamamiento y comisión al apostolado; mas ahora les dice ¡Basta ya!: su sentido verdadero se deja para aquel día en que el Espíritu Santo les sea dado y les guíe a toda verdad.
[Traducido de “Exposition of the Gospel of St. Luke” (“Exposición del Evangelio de San Lucas”), por William Kelly].
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Los versículos 35 a 38 de Lucas 22 Señalan un cambio completo de circunstancias. Con anterioridad Jesús les había protegido y les había facilitado cuanto precisaban, como el Mesías que disponía aquí de todo. Pero esto se había acabado, desde que el Justo era más y más rechazado. Él había venido con capacidad para destruir el poder de Satanás, por ser el Señor, y el hombre no quiso recibirle; y ésta es la condición en que se encuentra el mundo todavía. ¡Él debía ser contado entre los transgresores!  ... Pero los discípulos aún se apoyaban en la fuerza humana, no en el Mesías crucificado en flaqueza, y le dicen: “He aquí dos espadas”. Aludiendo a sus palabras, el Señor exclama, “Basta”, queriéndoles decir que no entendían Su pensamiento. Cristo no quiso decir nada más.
[Traducido de “Gospel of Luke” (“Evangelio de Lucas”), por J. N. Darby].