El asirio; La fe y el fracaso de Ezequías
Dios respondió plenamente a la fe del rey; pero la iniquidad del corazón del pueblo cambió poco, y los caminos de Dios en el juicio comenzaron a manifestarse; y de tal manera que se haga evidente que, en medio de Sus juicios, y en el apogeo del poder del enemigo, la fiel simiente de David debería ser el recurso infalible de Su pueblo. Esta es la lección del capítulo 32. Este hombre es la paz del pueblo cuando el asirio entra en la tierra. Véase, en Isaías 8, la entrada del asirio en la tierra ya llamada la tierra de Emanuel a través de la revelación profética del nacimiento del Hijo de la virgen, una revelación dirigida al rey infiel, a Acaz; véase también, en el mismo capítulo, la revelación de la terrible angustia del pueblo, siendo la ley sellada y confiada al remanente que seguiría a Cristo como profeta, hasta que el pueblo confiese que les nació un Hijo. Ver también, en el capítulo 22 del mismo profeta, el juicio del Espíritu en cuanto a la condición moral del pueblo, con ocasión de los eventos que se registran en 2 Crónicas 32. Ezequías mismo no volvió a rendir a Jehová según el beneficio que se le había hecho; Pero su corazón se elevó. Sin embargo, mientras se humillaba, se le permitió ver la paz de Jerusalén todos los días de su vida.