Adoptar el sistema legal es abandonar el terreno del evangelio

Notaremos un punto sobre el cual ellos ponen gran énfasis, y que, a causa de su plausibilidad, puede presentar algunas dificultades para algunos.
Ellos dicen que todos los mandamientos están unidos; y que no tenemos derecho a dejar fuera el cuarto mandamiento y dejar vigente los otros nueve; que tampoco tenemos ningún derecho para cambiar el cuarto sustituyendo el primer día por el séptimo.
Todo esto es admitido libremente: nadie, ciertamente, tiene derecho a entrometerse con esta parte de la palabra de Dios como con ninguna otra.
Pero entonces ellos también razonan de este modo: “¿No debemos guardar la ley? Si. Entonces debemos guardar el cuarto mandamiento. ¿Debemos violar la ley? No. Entonces no debemos violar el cuarto mandamiento. Y la conclusión es, que debemos guardar el séptimo día”.
Ahora, la locura de esto es que se niega la verdad de la cruz por poner al hombre como vivo en la carne bajo la ley. Este niega el evangelio que declara que el creyente está muerto a la ley. Es simplemente sin sentido hablar acerca de uno que está muerto guardándola o rompiéndola. Si estoy muerto a la ley, ésta no tiene nada que decirme, tampoco yo a ella. No estoy bajo ella, habiendo muerto a ésta en la muerte de Cristo quien llevó la maldición de la ley por mí y de este modo satisfecho todas sus demandas. De este modo todo razonamiento acerca de guardar o quebrantar la ley es simplemente locura, y muestra ignorancia del evangelio y de la extensión de la redención cumplida a través de la muerte y resurrección de Cristo.
Pero si estas personas se ponen a sí mismas bajo la ley como vivas en la carne ellos están bajo maldición. Ellos están obligados a guardar toda la ley o morir. Ellos deben guardar la ley o ser maldecidos por ella. No hay posición intermedia. “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:1010For as many as are of the works of the law are under the curse: for it is written, Cursed is every one that continueth not in all things which are written in the book of the law to do them. (Galatians 3:10)). “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición ... . Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 3:13; 4:4-613Christ hath redeemed us from the curse of the law, being made a curse for us: for it is written, Cursed is every one that hangeth on a tree: (Galatians 3:13)
4But when the fulness of the time was come, God sent forth his Son, made of a woman, made under the law, 5To redeem them that were under the law, that we might receive the adoption of sons. 6And because ye are sons, God hath sent forth the Spirit of his Son into your hearts, crying, Abba, Father. (Galatians 4:4‑6)
). Esta es realmente libertad de la ley; y en lugar de esclavitud legal es la santa libertad del Espíritu en las relaciones de hijos con el Padre. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gálatas 5:1-41Stand fast therefore in the liberty wherewith Christ hath made us free, and be not entangled again with the yoke of bondage. 2Behold, I Paul say unto you, that if ye be circumcised, Christ shall profit you nothing. 3For I testify again to every man that is circumcised, that he is a debtor to do the whole law. 4Christ is become of no effect unto you, whosoever of you are justified by the law; ye are fallen from grace. (Galatians 5:1‑4)).
Aquí tenemos entonces las terribles consecuencias de adoptar este sistema legal. Esto significa abandonar todo el terreno del evangelio. También significa el abandono de la gracia, el único principio sobre el cual un pobre pecador puede permanecer ante Dios.
Hermano, ¿está usted dispuesto a abandonar la gracia? ¿está usted preparado para volverse a “otro evangelio”, que es solo un sistema de esclavitud y de oscura incertidumbre para todos los que están en éste? Si no, le ruego que se guarde de este sistema que quiere llevarlo a esclavitud y privarlo de la santa libertad y poder que da la gracia, como también de toda actual certeza de salvación y posesión de la vida eterna, que le dejará en oscuridad e incertidumbre hasta que su destino sea determinado en el día de juicio. Que podamos aferrarnos, más bien al bendito evangelio de la gracia de Dios que trae presente perdón, salvación, vida, y paz a todos los que creen en éste, y que nos establece en la luz de la presencia de Dios sin una sola nube y sin velo, siendo hechos más blancos que la nieve a través de la sangre de Cristo, el Hijo de Dios, que nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:77The same came for a witness, to bear witness of the Light, that all men through him might believe. (John 1:7)); y podamos andar en la luz de esa Presencia en el poder del Espíritu con el cual hemos sido ungidos y sellados, y por quien el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones en la conciencia de una relación presente y eterna con Aquel que es Luz y Amor.