Es porque veo un sutil y engañoso ataque sobre la verdad de Dios que trataré de ayudar a mis hermanos en Cristo en el esfuerzo de descubrir el mal conectado con estas doctrinas. Los mismos fundamentos del cristianismo son atacados por doctrinas que una vez establecidas ponen a un lado la verdad de la propia persona y obra de nuestro bendito Salvador y tratan de destruir la fe del pueblo de Dios. Esta es mi única apología para decir algo acerca de estas doctrinas. Lo hago por causa de la misma verdad y por mis hermanos y compañeros en el cuerpo de Cristo, cuyo bienestar y bendición espiritual están en peligro por este ataque del enemigo.
No podemos cerrar nuestros ojos al hecho que estamos cara a cara con este mal. El Adventismo del Séptimo Día no es algo que está a la distancia. Éste está en medio nuestro. Éste ha invadido al pueblo de Dios en esta ciudad. La ciudad está siendo llenada por sus misioneros. Sus demandas se están haciendo en muchos hogares. Y la palabra de Dios es apelada para apoyar sus doctrinas.
Ciertamente, entonces, no es una materia de indiferencia al rebaño de Cristo si estas nuevas doctrinas se presentan como la voz del Buen Pastor, o como la voz del extraño. Examínenos entonces algunas características de este nuevo sistema de enseñanza para que podamos ser capaces de discernir, si es posible, su origen, si éste es de Dios o si es del enemigo.