El primer día de la semana

Narrator: Luiz Genthree
Duration: 11min
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Ahora nos queda examinar lo que nos enseña la luz del Nuevo Testamento acerca de la observación del primer día de la semana.
Pienso que ningún cristiano simple tendrá dificultad en ver que este día es marcado en una forma muy especial. Solo que debe verse que éste no es caracterizado en una forma legal como lo fue el sábado. La observancia del día tiene el carácter de privilegio más bien que de mandamiento legal, una característica general del cristianismo.
Veamos cómo es marcado este día en el Nuevo Testamento.
1. Este es el día en el cual el Señor Jesús se levantó de entre los muertos como Cabeza y comienzo de la nueva creación. El séptimo día celebra el descanso de Dios en Su obra en la primera creación. Pero el pecado ha sido introducido y estropeado todo, y el descanso de Dios ha sido interrumpido. El pecado introdujo sufrimiento y aflicción en el mundo, y el infinito amor no podía descansar en medio del sufrimiento. Jesús dijo a los judíos (que trataban de matarlo porque había sanado a un hombre en día sábado), “Mi Padre hasta ahora trabaja, y Yo trabajo” (Juan 5:1717But Jesus answered them, My Father worketh hitherto, and I work. (John 5:17)). El Padre y el Hijo trabajaban para aliviar el sufrimiento donde el pecado había sido introducido. Estas eran obras de misericordia, sin duda, pero no habrían sido necesarias si el pecado no hubiese sido introducido y arruinado todo.
Ahora llegamos a la muerte y resurrección de Cristo, ¿y qué vemos? En la cruz el primer hombre es puesto a un lado. La antigua creación es condenada. El fin de toda carne viene ante Dios, y Él la condena judicialmente en el sacrificio de Su Hijo; y Cristo resucitado de entre los muertos viene a ser “el principio de la creación de Dios” (Colosenses 1:1818And he is the head of the body, the church: who is the beginning, the firstborn from the dead; that in all things he might have the preeminence. (Colossians 1:18); Apocalipsis 3:1414And unto the angel of the church of the Laodiceans write; These things saith the Amen, the faithful and true witness, the beginning of the creation of God; (Revelation 3:14)). La primera creación fue arruinada a causa del pecado, y Dios le puso fin judicialmente en la cruz, para comenzar una nueva en Cristo, el Segundo Hombre y el último Adán. Cristo, “el Primogénito de los muertos” es “el principio de la creación de Dios”. Pero es Cristo quien murió en expiación sobre la cruz, y quien, a través de Su muerte, cumplió eterna redención. Esto fue necesario en vista a que los hombres pudiesen ser redimidos e introducidos en una nueva creación. Cristo, aunque absolutamente perfecto como hombre, quedaba solo hasta que la redención fuese cumplida. “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo: pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:2424Verily, verily, I say unto you, Except a corn of wheat fall into the ground and die, it abideth alone: but if it die, it bringeth forth much fruit. (John 12:24)). Cristo fue ese grano de trigo. Él debía morir, o quedar solo. La redención debía ser cumplida a través de Su muerte expiatoria sobre la cruz, o nadie podía ser identificado con Él en la nueva creación. El grano de trigo lleva su fruto en resurrección. De modo que es un Cristo resucitado quien viene a ser Cabeza de una nueva creación. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:1717Therefore if any man be in Christ, he is a new creature: old things are passed away; behold, all things are become new. (2 Corinthians 5:17)).
Todo esto muestra que la resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva era. En la cruz “las cosas viejas pasaron”. La vieja creación con que el sábado estaba conectado terminó judicialmente allí. Una nueva era amaneció en la resurrección de Cristo, el Primogénito de los muertos. En Su resurrección una nueva creación brotó a la existencia por medio del poder de Dios. El primer día de la semana celebra el término de esta maravillosa obra de Dios; y es de este modo marcado como un día que nunca debe ser olvidado.
En acuerdo con esto, también encontramos en Juan 20 que Cristo se presentó a los discípulos ese mismo día, comunicándoles la “paz” que Él había hecho a través de la sangre de Su cruz (versículo 19) y sopló sobre ellos “vida más abundante”, vida en el Espíritu, Su propia triunfante vida de resurrección (versículo 22). Y después, ocho días después, es decir, el primer día de la semana, Él nuevamente apareció en medio de los discípulos. Me refiero a esta escritura justo ahora para mostrar en que sorprendente manera el primer día de la semana es marcado con la introducción de la nueva creación.
2. El primer día de la semana es marcado muy sorprendentemente por el descenso del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Levítico 23:16-1716Even unto the morrow after the seventh sabbath shall ye number fifty days; and ye shall offer a new meat offering unto the Lord. 17Ye shall bring out of your habitations two wave loaves of two tenth deals: they shall be of fine flour; they shall be baken with leaven; they are the firstfruits unto the Lord. (Leviticus 23:16‑17) muestra claramente que esta fiesta comenzaba “a la mañana después del sábado”; es decir, el primer día de la semana. Este evento era introductorio del pleno carácter y poder del cristianismo. La presencia del Espíritu Santo con y en los santos es la gran característica de esta dispensación. Al morar en el creyente éste es ungido y sellado. Él es también “las arras de nuestra herencia”, “el Espíritu de verdad”, “el Espíritu de vida”, “el Espíritu de adopción”, y el eslabón divino de unión entre todos los creyentes, uniéndolos en un cuerpo, del cual Cristo es la Cabeza. Su presencia con y en los santos les da su carácter como cristianos, y Él es su único poder para testimonio. Los discípulos no podían hacer nada hasta que Él viniese; ellos debían esperar en Jerusalén hasta que fuesen investidos de poder de lo alto. Todo esto muestra la inmensa importancia ligada a Su presencia sobre la tierra. Pero Su vida tuvo lugar un día primero de la semana; y de esta manera el primer día da testimonio de la inauguración del cristianismo en su plenitud y poder, cuando los creyentes fueron bautizados en un cuerpo por un Espíritu.
3. Nuevamente, el primer día es distinguido por ser el día en el cual los discípulos se congregaban para partir el pan (Hechos 20:77And upon the first day of the week, when the disciples came together to break bread, Paul preached unto them, ready to depart on the morrow; and continued his speech until midnight. (Acts 20:7)), y esto es clara prueba de ello: “y el primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba”. Podría decirse que ellos se habían reunido para escuchar predicar a Pablo. Pero el pasaje no dice esto. Sino que dice, “reunidos los discípulos para partir el pan”. El modo de expresión y el contexto de igual modo muestran que esta era su costumbre habitual. El versículo 6 muestra que Pablo estuvo con los discípulos en Troas siete días. Él había llegado un lunes, y permaneció allí hasta la mañana del próximo lunes, y pareciera que se quedó allí siete días en vista a estar con ellos en el día del Señor y partir el pan. Su congregarse ese día tenía ese objeto; pero estando congregados, Pablo aprovechó la oportunidad para predicarles.
Se dice, sin embargo, que al comienzo los discípulos partían el pan “todos los días” (Hechos 2:4646And they, continuing daily with one accord in the temple, and breaking bread from house to house, did eat their meat with gladness and singleness of heart, (Acts 2:46)). Esto es verdad; pero era solo al comienzo cuando todo el tiempo de los santos era aparentemente usado para estas cosas, en el tiempo de Pentecostés. Fácilmente puede verse que esto no podía continuar como una costumbre permanente; de manera que después vemos en Hechos 20 que “el primer día de la semana” fue el día puesto aparte para esta costumbre.
4. En 1 Corintios 16:1-2,1Now concerning the collection for the saints, as I have given order to the churches of Galatia, even so do ye. 2Upon the first day of the week let every one of you lay by him in store, as God hath prospered him, that there be no gatherings when I come. (1 Corinthians 16:1‑2) el primer día de la semana nuevamente es marcado por una orden del apóstol a las asambleas de Galacia, y en Corinto, concerniente a las ofrendas para los santos. “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. Me detengo sobre esto solo para destacar el significado del primer día de la semana como siendo un día apartado en el cual debían hacerse estas ofrendas, como el Señor les había prosperado.
5. En Apocalipsis 1:10,10I was in the Spirit on the Lord's day, and heard behind me a great voice, as of a trumpet, (Revelation 1:10) el primer día de la semana es llamado “el día del Señor”. Esto, sabemos, es negado por los Adventistas del Séptimo día, quienes demandan que este era el séptimo día, o el sábado. Pero si el sábado hubiese sido pensado por ello, ¿quién puede dudar que la declaración hubiese sido “yo estaba en espíritu en el sábado”?; y ¿no hay razón para que hubiese sido de otra manera aquí, si ese día hubiese sido el que estaba en mente? Pero aquí se trata del día maravillosamente marcado por el triunfo del Señor sobre todo el poder de Satanás, el pecado y la muerte, y ahora llamado, “el día del Señor”—un día que pertenece peculiarmente a Él. La palabra traducida “Señor” es un adjetivo, y solo se usa en otro lugar en el Nuevo Testamento, 1 Corintios 11:20,20When ye come together therefore into one place, this is not to eat the Lord's supper. (1 Corinthians 11:20) “la Cena del Señor”. Esta era una cena distinguida de todas las otras como perteneciendo al Señor; y hemos visto que ésta era observada en el primer día de la semana. De modo que aquí en Apocalipsis 1:10,10I was in the Spirit on the Lord's day, and heard behind me a great voice, as of a trumpet, (Revelation 1:10) tenemos un día distinguido en la misma manera como perteneciendo al Señor. Y todo en el Nuevo Testamento muestra y prueba que la cena y el día, no solo son caracterizados de igual manera, sino también asociados juntos. La “cena del Señor” era habitualmente celebrada en el “día del Señor”, aunque también podía celebrarse en otro día. La cena y el día son marcados como perteneciendo especialmente a y conectados con la autoridad del Señor Jesús, cuyas demandas son establecidas en Su triunfante resurrección.
Concluimos entonces, que en las Escrituras el sábado es siempre el día séptimo de la semana, mientras el “día del Señor” es el primero, y marcado por la resurrección de Cristo, por el descenso del Espíritu Santo, y por los santos reuniéndose ese día para partir el pan en memoria del Señor Jesús. Y es un feliz privilegio para los cristianos en ese día descansar de sus empleos seculares y estar libres para recordar al una vez crucificado, pero ahora resucitado y exaltado, Señor y Salvador, y servirle en las cosas espirituales.
Aquí añado mi convicción que en las Escrituras el “sábado” y el “día del Señor” nunca son confundidos. Ellos deben ser siempre mantenidos como siendo distintos; y si los cristianos hubiesen mantenido esta distinción, llamando al primer día de la semana el “día del Señor” y no el “sábado” habrían evitado mucha confusión en los pensamientos de la gran multitud de los cristianos.