Capítulo 1:19-27: La fe demostrada por la forma en que recibimos la Palabra de Dios

James 1:19‑27
El siguiente tema que aborda Santiago es cómo tratamos la Palabra de Dios, es decir, las Escrituras. Habiendo mencionado “la Palabra de verdad” por la cual hemos nacido de nuevo (versículo 18), continúa hablando del lugar que debería tener en nuestras vidas. En la siguiente serie de versículos, Santiago muestra que la manera en que una persona maneja la Palabra de Dios manifiesta si su fe es real o no.
Los judíos conversos a los que Santiago escribía se habían identificado con la compañía cristiana y, por lo tanto, asistían a las reuniones donde se ministraba la Palabra de Dios (Hechos 2:4242And they continued stedfastly in the apostles' doctrine and fellowship, and in breaking of bread, and in prayers. (Acts 2:42)). Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que algunos de ellos dieran indicios de que podrían no ser verdaderos creyentes (Gálatas 2:44And that because of false brethren unawares brought in, who came in privily to spy out our liberty which we have in Christ Jesus, that they might bring us into bondage: (Galatians 2:4); Tito 1:10-1610For there are many unruly and vain talkers and deceivers, specially they of the circumcision: 11Whose mouths must be stopped, who subvert whole houses, teaching things which they ought not, for filthy lucre's sake. 12One of themselves, even a prophet of their own, said, The Cretians are alway liars, evil beasts, slow bellies. 13This witness is true. Wherefore rebuke them sharply, that they may be sound in the faith; 14Not giving heed to Jewish fables, and commandments of men, that turn from the truth. 15Unto the pure all things are pure: but unto them that are defiled and unbelieving is nothing pure; but even their mind and conscience is defiled. 16They profess that they know God; but in works they deny him, being abominable, and disobedient, and unto every good work reprobate. (Titus 1:10‑16)). Así, se hizo evidente que había una multitud mezclada entre ellos. Sabiendo esto, Santiago nos enseña que la forma en que una persona recibe y responde a la Palabra de Dios manifestará la realidad de su profesión. Los que no son reales lo demostrarán siendo habitualmente “solamente oidores”. Escucharán la Palabra que se ministra, pero no tendrá ningún efecto práctico en sus vidas. Por otro lado, una persona con verdadera fe en Cristo se mostrará como un creyente genuino siendo un “hacedor de la Palabra”. Santiago, por tanto, se centra en dos cosas en este pasaje:
•  Ser receptivo a la Palabra de Dios (versículos 19-21).
•  Responder a la Palabra de Dios (versículos 22-27).
Recibir la Palabra de Dios
Versículos 19-21.— Como ya se ha dicho, Santiago aborda ciertas idiosincrasias propias de la mentalidad y el modo de vida judíos que tendían a trasladar al cristianismo. Eran “vendas” que había que quitar a estos nuevos conversos. Una de esas cosas, en relación con la Palabra de Dios, era su afición por sentarse en la sinagoga los sábados para discutir y disputar las cosas que se leían de las Escrituras (Hechos 17:2-3,17; 18:4; 28:192And Paul, as his manner was, went in unto them, and three sabbath days reasoned with them out of the scriptures, 3Opening and alleging, that Christ must needs have suffered, and risen again from the dead; and that this Jesus, whom I preach unto you, is Christ. (Acts 17:2‑3)
17Therefore disputed he in the synagogue with the Jews, and with the devout persons, and in the market daily with them that met with him. (Acts 17:17)
4And he reasoned in the synagogue every sabbath, and persuaded the Jews and the Greeks. (Acts 18:4)
19But when the Jews spake against it, I was constrained to appeal unto Caesar; not that I had ought to accuse my nation of. (Acts 28:19)
). Se imaginaban a sí mismos como maestros (profesores) y críticos de la verdad (Romanos 2:19-2019And art confident that thou thyself art a guide of the blind, a light of them which are in darkness, 20An instructor of the foolish, a teacher of babes, which hast the form of knowledge and of the truth in the law. (Romans 2:19‑20); 1 Timoteo 1:77Desiring to be teachers of the law; understanding neither what they say, nor whereof they affirm. (1 Timothy 1:7)), y les encantaba debatir sus opiniones. Si bien esto puede haber sido tolerado en las sinagogas del judaísmo, es algo que no tiene cabida en el cristianismo (2 Timoteo 2:1414Of these things put them in remembrance, charging them before the Lord that they strive not about words to no profit, but to the subverting of the hearers. (2 Timothy 2:14)). Dios quiere que los cristianos se reúnan para escuchar la Palabra de Dios leída y expuesta (1 Timoteo 4:1313Till I come, give attendance to reading, to exhortation, to doctrine. (1 Timothy 4:13)), pero esas ocasiones no debían deteriorarse en debates sobre las opiniones de cada uno acerca del pasaje que se estaba leyendo (2 Timoteo 2:1414Of these things put them in remembrance, charging them before the Lord that they strive not about words to no profit, but to the subverting of the hearers. (2 Timothy 2:14)).
Santiago comienza afirmando la postura correcta y adecuada que debemos tener en la presencia de la Palabra de Dios. Dice: “Todo hombre sea pronto para oír, tardío para hablar, tardío para airarse: Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Estas breves pero agudas exhortaciones muestran que debe haber reverencia por la Palabra de Dios cuando se abre y se lee, y que debe resultar en autocontrol por parte del oyente (Salmo 119:161161SCHIN. Princes have persecuted me without a cause: but my heart standeth in awe of thy word. (Psalm 119:161)).
En primer lugar, debemos ser “prontos para oír”. Esto se refiere a una disposición mental para escuchar y recibir la verdad de la Palabra de Dios. Deberíamos estar deseosos de aprovechar cada oportunidad para aprenderla. La persona que tiene un espíritu enseñable, tomando el lugar de un humilde aprendiz y escuchando atentamente cuando la Palabra de Dios es ministrada, seguramente se beneficiará de la ocasión (Deuteronomio 33:33Yea, he loved the people; all his saints are in thy hand: and they sat down at thy feet; every one shall receive of thy words. (Deuteronomy 33:3); Lucas 8:35; 10:3935Then they went out to see what was done; and came to Jesus, and found the man, out of whom the devils were departed, sitting at the feet of Jesus, clothed, and in his right mind: and they were afraid. (Luke 8:35)
39And she had a sister called Mary, which also sat at Jesus' feet, and heard his word. (Luke 10:39)
).
En segundo lugar, debemos ser “tardíos para hablar”. Se refiere a hacer observaciones sobre las Escrituras. Sabemos en parte y, en el mejor de los casos, sólo podemos profetizar en parte (1 Corintios 13:99For we know in part, and we prophesy in part. (1 Corinthians 13:9)). Asumir que somos una autoridad en la verdad de Dios es tener un concepto de nosotros mismos mayor del que deberíamos (Romanos 12:33For I say, through the grace given unto me, to every man that is among you, not to think of himself more highly than he ought to think; but to think soberly, according as God hath dealt to every man the measure of faith. (Romans 12:3)). Manifiesta una ignorancia de la grandeza de la Palabra de Dios (Salmo 138:22I will worship toward thy holy temple, and praise thy name for thy lovingkindness and for thy truth: for thou hast magnified thy word above all thy name. (Psalm 138:2)). Por eso, Santiago insiste que se ponga un freno al deseo de proyectar nuestros pensamientos sobre las Escrituras. En el capítulo 3:1, nos advierte sobre el deseo de desempeñar el papel de maestro y comunicador del conocimiento divino, porque todos estos están sujetos a un mayor grado de responsabilidad. La persona que está constantemente transmitiendo sus opiniones y puntos de vista no está en una posición para recibir la verdad y crecer en su comprensión de la revelación divina. Por lo tanto, los comentarios sobre las Escrituras deben hacerse con cautela y conscientes que lo que comentamos es la Palabra santa e infalible de Dios.
En tercer lugar, debemos ser “tardíos para airarse”. Lamentablemente, las discusiones carnales sobre la verdad de la Palabra de Dios a veces pueden resultar en enfados e ira. Esto ocurría con demasiada frecuencia con los judíos en sus sinagogas. Santiago, por lo tanto, insiste en la moderación de tales apasionamientos. Tratar de hacernos entender levantando la voz y discutiendo nunca ayudará a avanzar en la declaración de la verdad, porque, como dice Santiago: “la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Dios no se identificará con tales acciones carnales. La verdad de Dios debe ser comunicada y recibida en un ambiente de tranquilidad y paz (Deuteronomio 33:33Yea, he loved the people; all his saints are in thy hand: and they sat down at thy feet; every one shall receive of thy words. (Deuteronomy 33:3); Eclesiastés 9:1717The words of wise men are heard in quiet more than the cry of him that ruleth among fools. (Ecclesiastes 9:17); Lucas 8:35; 10:3935Then they went out to see what was done; and came to Jesus, and found the man, out of whom the devils were departed, sitting at the feet of Jesus, clothed, and in his right mind: and they were afraid. (Luke 8:35)
39And she had a sister called Mary, which also sat at Jesus' feet, and heard his word. (Luke 10:39)
).
Versículo 21.— Santiago continúa mostrando que al recibir la Palabra de Dios no solo debe haber autocontrol, sino también juicio propio. Si esperamos beneficiarnos de la lectura de la Palabra de Dios, es imperativo que dejemos de lado toda “inmundicia” y “superfluidad de malicia”. Sin este juicio necesario sobre uno mismo, “la Palabra ingerida [implantada]” nunca se afianzará en nuestras almas y nos hará crecer. Si el suelo de un jardín está lleno de maleza, las raíces de una buena planta no se afianzarán ni crecerán adecuadamente. Por eso, un jardinero sabio prepara la tierra arrancando las malezas no deseadas que impiden el crecimiento de las plantas buenas. De manera similar, debemos preparar nuestros corazones para “recibir” la Palabra, deshaciéndonos de todo lo que en nuestra vida es incompatible con la naturaleza santa de Dios (1 Pedro 2:1-21Wherefore laying aside all malice, and all guile, and hypocrisies, and envies, and all evil speakings, 2As newborn babes, desire the sincere milk of the word, that ye may grow thereby: (1 Peter 2:1‑2)). Esto se hace mediante el juicio propio (2 Corintios 7:11Having therefore these promises, dearly beloved, let us cleanse ourselves from all filthiness of the flesh and spirit, perfecting holiness in the fear of God. (2 Corinthians 7:1)).
El espíritu con el que debemos recibir la Palabra es el de “mansedumbre”. Esto indica una reverencia por la Palabra y por Aquel que nos la ha dado. Santiago la llama “la Palabra ingerida [implantada]” porque, si se recibe correctamente, echará raíces en nosotros y se convertirá en parte integral de nuestras vidas. El apóstol Juan habla de esto diciendo: “La palabra de Dios mora en vosotros” (1 Juan 2:1414I have written unto you, fathers, because ye have known him that is from the beginning. I have written unto you, young men, because ye are strong, and the word of God abideth in you, and ye have overcome the wicked one. (1 John 2:14)).
Santiago añade: “La cual puede hacer salvas vuestras almas”. Para aquellos que no eran salvos (los meramente profesantes entre ellos), recibir la Palabra de Dios en fe resultaría en su salvación eterna. Pero para aquellos que eran salvos, habría un gran beneficio práctico en tener la Palabra implementada como parte integral de sus vidas cristianas. Si hay obediencia a los principios de la Palabra de Dios, el creyente puede salvarse de los muchos peligros y trampas espirituales en el camino de la fe (Salmo 17:44Concerning the works of men, by the word of thy lips I have kept me from the paths of the destroyer. (Psalm 17:4)).
Responder a la Palabra de Dios
Versículos 22-25.— Por eso, Santiago continúa hablando de la importancia de responder a la Palabra con obediencia práctica. Nos exhorta a no ser “solamente oidores”, sino también a ser “hacedores de la Palabra”. Esdras es un buen ejemplo de esto. Dice que él había “preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová, y para hacer” (Esdras 7:1010For Ezra had prepared his heart to seek the law of the Lord, and to do it, and to teach in Israel statutes and judgments. (Ezra 7:10)). Esta, entonces, es otra prueba de la realidad de una persona. Si él o ella tiene fe, siendo un verdadero creyente, será evidente por la obediencia a la Palabra. Un creyente puede, a veces, no poner en práctica la Palabra de Dios en su vida como debería, pero es característicamente un hacedor de la Palabra. Si, por el contrario, una persona descuida habitualmente la práctica de los principios de la Palabra, se pone en duda que sea un verdadero creyente. Puede muy bien significar que no son salvos en absoluto.
Se nos dice en Hebreos 6:4-64For it is impossible for those who were once enlightened, and have tasted of the heavenly gift, and were made partakers of the Holy Ghost, 5And have tasted the good word of God, and the powers of the world to come, 6If they shall fall away, to renew them again unto repentance; seeing they crucify to themselves the Son of God afresh, and put him to an open shame. (Hebrews 6:4‑6) que es posible que un incrédulo entre en medio de cristianos donde se ministra la Palabra de Dios, y así, pruebe “la buena Palabra de Dios” y participe de lo que el “Espíritu Santo” está haciendo allí, de una manera externa; sin embargo, sigue sin ser salvo. Tales personas serían “solamente oidores” en su sentido primario; nunca han recibido la Palabra en fe. Sin embargo, traficar con la verdad, sin ser hacedor de ella, es algo peligroso; puede llevar al autoengaño. Santiago añade: “Engañándoos á vosotros mismos”. Muchas personas han sido cegadas espiritualmente de alguna manera debido a su falta de voluntad para obedecer las Escrituras después de haberlas escuchado. Santiago dice que es como una persona que mira en un “espejo”, y luego se va y se olvida de lo que vio; por lo tanto, no produce ningún efecto en él. Nota: nos engañamos a nosotros mismos, no a los que nos rodean. Las personas que nos conocen no suelen dejarse engañar por nuestra hipocresía.
Entre los judíos, había antecedentes de tener esa fachada vacía de ser alguien que “oye la Palabra, y no la pone en obra”. Aquellos en los días de Ezequiel sirven como ejemplo de esto. El Señor le dijo que el pueblo vendría y se sentaría delante de él, como el pueblo de Dios debe hacer en presencia de un profeta de Dios, pero que no harían lo que él decía. “Oirán tus palabras, y no las pondrán por obra: antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. Y he aquí que tú eres á ellos como cantor de amores, gracioso de voz y que canta bien: y oirán tus palabras, mas no las pondrán por obra” (Ezequiel 33:31-3231And they come unto thee as the people cometh, and they sit before thee as my people, and they hear thy words, but they will not do them: for with their mouth they show much love, but their heart goeth after their covetousness. 32And, lo, thou art unto them as a very lovely song of one that hath a pleasant voice, and can play well on an instrument: for they hear thy words, but they do them not. (Ezekiel 33:31‑32)). Los fariseos, en el tiempo en que el Señor estuvo en la tierra, eran los descendientes espirituales de aquellos en los días de Ezequiel. El Señor dijo de ellos: “Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardad lo y haced lo; mas no hagáis conforme á sus obras: porque dicen, y no hacen” (Mateo 23:33All therefore whatsoever they bid you observe, that observe and do; but do not ye after their works: for they say, and do not. (Matthew 23:3)). Este problema no es algo exclusivo de los judíos; todos sabemos cuan fácil es leer la Biblia sin ser afectados por lo que leemos. Todos necesitamos ejercitarnos sobre esto.
Versículo 25.— Santiago continúa afirmando que ser un hacedor de la Palabra no debe ser una carga para un creyente, porque, que te pidan que hagas algo que quieres hacer no es una carga; es algo que da alegría. Esto es lo que Santiago llama “la perfecta ley, que es la de la libertad”. Se menciona en contraste con la ley de Moisés. La ley mosaica se ocupa de frenar los impulsos de la vieja naturaleza. Está llena de la a menudo repetida palabra: “No ... ”. Intentar cumplir todos esos mandatos era una carga para todos los que tenían esa obligación (Mateo 11:2828Come unto me, all ye that labor and are heavy laden, and I will give you rest. (Matthew 11:28); Hechos 15:1010Now therefore why tempt ye God, to put a yoke upon the neck of the disciples, which neither our fathers nor we were able to bear? (Acts 15:10)). La ley de la libertad, por otra parte, se centra en animar y dirigir la nueva naturaleza en cosas positivas que la nueva vida se deleita en hacer. Hacer estas cosas no es una carga para la nueva naturaleza porque se deleita en hacer la voluntad de Dios tal como está marcada en Su Palabra (Salmo 40:88I delight to do thy will, O my God: yea, thy law is within my heart. (Psalm 40:8)). De forma similar, pedirle a un caballo que coma heno es, para él, una libertad perfecta: ¡es exactamente lo que quiere hacer! Sin embargo, pedirle a un perro que coma heno es otra cosa: es pura esclavitud para él. Por lo tanto, el hombre que anda en el Espíritu disfruta hacer la voluntad de Dios; no es una carga para él. La perfecta ley de libertad, entonces, es cuando los mandamientos del Señor y los deseos del creyente se sintonizan.
Para alentar la práctica de la Palabra de Dios, Santiago recuerda a su audiencia la recompensa presente para los hacedores de la misma. Dice: “Este tal será bienaventurado en su hecho”. El significado raíz de la palabra “bienaventurado” es feliz. Por eso, la persona que camina en la verdad será feliz en su alma porque hay cierto gozo en obedecer la Palabra de Dios que solo conocen los que lo hacen. Esto se ilustra en el primer milagro que hizo el Señor Jesús cuando convirtió el agua en vino (Juan 2). Beber “agua”, en las Escrituras, se refiere al frescor de la Palabra de Dios. “Vino”, en las Escrituras, habla a menudo de las alegrías de la vida cristiana. Al realizar el milagro, preguntemos: “¿Cuándo se convirtió el agua en vino?”. No fue cuando los sirvientes vertieron el agua en las vasijas, sino cuando recogieron esas vasijas y se las llevaron al maestresala. En algún momento, mientras caminaban con el agua, ésta se convirtió en vino. Del mismo modo, cuando llevamos a cabo la Palabra de Dios en nuestro andar diario, se convierte en alegría para nosotros.
Una triple prueba de realidad
Versículos 26-27.— Puesto que existe peligro de profesar fe sin tener una realidad interior, Santiago muestra que la religión de un hombre debe ser puesta a prueba. Dice: “Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino engañando su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo”. (“Religión”, en el sentido en que se utiliza aquí, es la profesión y práctica de determinadas creencias y doctrinas religiosas). Esta afirmación muestra que es muy posible que una persona tenga un exterior que proyecte la imagen de ser un verdadero creyente, pero que no haya una realidad interior. De ahí que Santiago presente tres cosas por las que se puede probar toda profesión de verdadera religión. Nos dice que por medio de ellas habrá una evidencia inequívoca de fe en la vida de una persona. El Señor habló de esto en Su ministerio, diciendo: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16,2016Ye shall know them by their fruits. Do men gather grapes of thorns, or figs of thistles? (Matthew 7:16)
20Wherefore by their fruits ye shall know them. (Matthew 7:20)
).
AUTOCONTROL
La primera cosa es autocontrol. Si una persona hace profesión de ser “religiosa”, pero habitualmente no controla su lengua, es un signo revelador de que puede no ser un verdadero creyente. La vanidad de su religión queda expuesta como un mero espectáculo “vano” en su vida. Se ha engañado a sí misma.
AMOR Y SIMPATÍA
La segunda cosa es amor y simpatía. Si la fe de una persona es real, se preocupará por aquellos que sufren, y se verá en su vida extendiéndose de alguna manera benevolente hacia los necesitados, por ejemplo “los huérfanos” y las “viudas”.
SANTIDAD PERSONAL
La tercera cosa es santidad personal. Esto será el resultado de la separación práctica del mundo. Si la fe de una persona es real, entonces será cuidadosa con sus asociaciones y se “guardará sin mancha de este mundo”.
Por lo tanto, la realidad de la fe de uno en Dios y Su Palabra será evidente en hablar correctamente (versículo 26), en acciones benevolentes hacia los necesitados (versículo 27a), y en la santidad personal mantenida a través de la separación del mundo (versículo 27b). Esto demuestra que escuchar la verdad no es un fin en sí mismo; es sólo el principio. Dios quiere una realidad interior en Su pueblo que resulte en la práctica de la verdad (Salmo 51:66Behold, thou desirest truth in the inward parts: and in the hidden part thou shalt make me to know wisdom. (Psalm 51:6)).