Versículo 1.— Las cosas que tenemos ante nosotros en la primera parte de este capítulo nos muestran claramente que algunos de entre estos profesos conversos al cristianismo definitivamente no eran salvos. La manera en la que Santiago se dirige a estos “ricos” demuestra que él no consideraba que fueran creyentes en lo absoluto. Ni siquiera los llama “hermanos”, que es como se ha dirigido a su audiencia hasta este punto en la epístola (capítulos 1:2,9,16,19; 2:1,14; 3:1, etc.).
Santiago advierte a estos falsos profesantes de la certeza del juicio venidero. Les dice “llorad aullando” porque sus “miserias” iban a caer sobre ellos en cualquier momento, y lo perderían todo. El juicio iba a descargarse contra ellos por su falta de fe en Dios y por su maltrato a los judíos creyentes. Esto pasó en la destrucción de Jerusalén en el 70 d. C. Los historiadores nos cuentan que la mayoría de los cristianos dejaron la ciudad de Jerusalén y las áreas aledañas antes de que los ejércitos romanos descendieran sobre ella. Hicieron caso a la advertencia dada por el Señor en Lucas 21:20-2420And when ye shall see Jerusalem compassed with armies, then know that the desolation thereof is nigh. 21Then let them which are in Judea flee to the mountains; and let them which are in the midst of it depart out; and let not them that are in the countries enter thereinto. 22For these be the days of vengeance, that all things which are written may be fulfilled. 23But woe unto them that are with child, and to them that give suck, in those days! for there shall be great distress in the land, and wrath upon this people. 24And they shall fall by the edge of the sword, and shall be led away captive into all nations: and Jerusalem shall be trodden down of the Gentiles, until the times of the Gentiles be fulfilled. (Luke 21:20‑24). Los judíos incrédulos no hicieron caso a la advertencia y fueron tomados por los romanos, y subsecuentemente, cayeron bajo este juicio. Tan cierto era este juicio que Santiago les dice a estos hombres ricos que empiecen a llorar ahora.
Cuatro pecados destacados de los ricos
Versículos 2-6.— Los acusó de cuatro cosas en específico:
• Acumular tesoros: versículos 2-3.
• Prácticas fraudulentas en el trato con sus empleados: versículo 4.
• Auto indulgencia: versículo 5.
• Perseguir a sus hermanos (los justos): versículo 6.
Lo que estaba en el fondo de su desenfrenada lujuria por ganar riqueza y poder era el pecado de la codicia. Esto los impulsó en sus prácticas perversas. Era especialmente triste que estas prácticas malvadas se hicieran a expensas de aquellos con quienes profesaban una fe mutua: ¡sus propios hermanos! Por lo tanto, la reprimenda más fuerte en la epístola se da a estos falsos profesantes.
Versículos 2-3.— Aunque el pecado de atesorar está condenado en las Escrituras (Eclesiastés 5:10-1310He that loveth silver shall not be satisfied with silver; nor he that loveth abundance with increase: this is also vanity. 11When goods increase, they are increased that eat them: and what good is there to the owners thereof, saving the beholding of them with their eyes? 12The sleep of a laboring man is sweet, whether he eat little or much: but the abundance of the rich will not suffer him to sleep. 13There is a sore evil which I have seen under the sun, namely, riches kept for the owners thereof to their hurt. (Ecclesiastes 5:10‑13); Salmo 39:66Surely every man walketh in a vain show: surely they are disquieted in vain: he heapeth up riches, and knoweth not who shall gather them. (Psalm 39:6); Proverbios 23:4-54Labor not to be rich: cease from thine own wisdom. 5Wilt thou set thine eyes upon that which is not? for riches certainly make themselves wings; they fly away as an eagle toward heaven. (Proverbs 23:4‑5)), estos judíos ricos, que habrían estado familiarizados con esas Escrituras, se “allegaron tesoro para en los postreros días”. Santiago les advierte que el juicio de Dios era contra esta práctica. Para enfatizar la brevedad de las posesiones materiales, les dice que sus “ropas están comidas de polilla” y su “oro y plata están corrompidos de orín”. Sus tesoros se corromperían y se volverían inútiles. El punto aquí es que las riquezas pueden acumularse hasta el punto de que se estropeen y se vuelvan inútiles. Desde un punto de vista muy práctico, nos muestra que no es voluntad de Dios que la gente acumule ropa en sus armarios ni dinero en los bancos.
La biblia no dice que ser rico sea pecado, pero sí enseña que acumular riqueza lo es. Lo que Santiago reprende aquí son las riquezas no consagradas. En el lenguaje más claro el Señor Jesús enseñó: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas minan y hurtan” (Mateo 6:1919Lay not up for yourselves treasures upon earth, where moth and rust doth corrupt, and where thieves break through and steal: (Matthew 6:19)).
Lo triste de la riqueza que habían adquirido estos judíos era que la habían obtenido por medios injustos. Santiago les asegura que serían recompensados correspondientemente. Se les abrirían los ojos para que vieran la desaparición de sus riquezas: “Su orín os será testimonio, y comerá del todo vuestras carnes como fuego”. Este es un lenguaje figurado que indica que estos hombres ricos tendrían un gran remordimiento por la pérdida de sus posesiones, sin mencionar la pérdida de sus almas (Marcos 8:3636For what shall it profit a man, if he shall gain the whole world, and lose his own soul? (Mark 8:36)). La lección es que es una tontería acumular posesiones, ya sea comida, ropa o dinero. Estos hombres ricos habían amontonado tesoros para “los postreros días”, pero no vivirían hasta los postreros días para disfrutarlos porque los romanos iban a invadir y destruir la tierra.
Versículo 4.— El segundo gran pecado del que eran culpables estos judíos ricos era engañar a sus empleados a través de prácticas fraudulentas. “El jornal” de los jornaleros que habían segado sus campos “por engaño no les ha sido pagado”. Esto no fue un descuido por su parte, sino una acción deliberada de pagar menos de lo debido a sus trabajadores agrícolas pobres. Lo que hacía esto tan triste era que muchos de ellos ¡eran sus propios hermanos con quienes profesaban mutuamente la fe en el Señor Jesús! Esto no sólo era una violación de la Ley de Moisés (Levítico 19:1313Thou shalt not defraud thy neighbor, neither rob him: the wages of him that is hired shall not abide with thee all night until the morning. (Leviticus 19:13); Deuteronomio 24:14-1514Thou shalt not oppress an hired servant that is poor and needy, whether he be of thy brethren, or of thy strangers that are in thy land within thy gates: 15At his day thou shalt give him his hire, neither shall the sun go down upon it; for he is poor, and setteth his heart upon it: lest he cry against thee unto the Lord, and it be sin unto thee. (Deuteronomy 24:14‑15)), sino que era contrario a la enseñanza del Señor Jesús (Lucas 6:31,3631And as ye would that men should do to you, do ye also to them likewise. (Luke 6:31)
36Be ye therefore merciful, as your Father also is merciful. (Luke 6:36)). También era contrario a la enseñanza del apóstol Pablo (Colosenses 4:11Masters, give unto your servants that which is just and equal; knowing that ye also have a Master in heaven. (Colossians 4:1)). Está claro que su profesión de fe no era real.
Santiago dijo a estos hombres ricos que Dios había visto sus prácticas malvadas y que había escuchado los gritos de Su pueblo que sufría: “los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”. Podríamos ser tentados a pensar que el Señor es indiferente a las injusticias que se cometen contra nosotros, pero esto no es verdad. Solo porque Él no actúe en nuestro horario no significa que no le importe. El apóstol Pedro recuerda a todos los que puedan tener la tentación de pensar tales cosas que “Él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:77Casting all your care upon him; for he careth for you. (1 Peter 5:7)). El Señor está profundamente interesado en todo lo que toca a Su pueblo (Éxodo 2:23-2423And it came to pass in process of time, that the king of Egypt died: and the children of Israel sighed by reason of the bondage, and they cried, and their cry came up unto God by reason of the bondage. 24And God heard their groaning, and God remembered his covenant with Abraham, with Isaac, and with Jacob. (Exodus 2:23‑24); Zacarías 2:88For thus saith the Lord of hosts; After the glory hath he sent me unto the nations which spoiled you: for he that toucheth you toucheth the apple of his eye. (Zechariah 2:8)). El motivo al mencionar “el Señor de los ejércitos” aquí es para enfatizar el hecho de que Él que comanda los ejércitos celestiales es fuerte en nombre de Su pueblo que sufre y es injustamente pisoteado. Los tratos gubernamentales de Dios con todos los que acumulan riquezas oprimiendo a sus empleados encontrarán su justo castigo.
Versículo 5.— El tercer pecado de estos hombres ricos fue auto indulgencia. Vivían en el placer y la extravagancia. Santiago dice: “Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos”. Un estilo de vida así puede conducir a la insensibilidad ante las necesidades de los demás. Estos injustos acaparadores vivían con el yo en el centro de sus vidas, mientras que aquellos de los que se aprovechaban estaban necesitados. Se “cebaron” a sí mismos “como en el día de sacrificios”. Esta es una imagen tomada de los soldados que saquean con avidez los despojos de sus enemigos conquistados en una lucha por la riqueza.
Versículo 6.— El cuarto mal de estos ricos fue su persecución de los justos. Ellos habían “condenado y muerto” a los justos seguidores de Cristo. Al hacerlo, manifestaban el mismo carácter de incredulidad y maldad que los judíos incrédulos que mataron a Cristo: “al Santo y al Justo” (Hechos 3:1414But ye denied the Holy One and the Just, and desired a murderer to be granted unto you; (Acts 3:14)). El asesinato de los justos aquí se refiere a asesinatos “judiciales”. Es decir, estos malvados hombres ricos conseguirían que el sistema judicial ejecutara juicio (falsamente) sobre estos justos creyentes. Esto se ve en el hecho de que su condena se menciona antes de que fueran asesinados. Estas personas pobres fueron llevadas a los tribunales y acusadas injustamente por estos hombres malvados y sin escrúpulos (capítulo 2:6). Al no tener medios para defenderse, fueron ejecutados bajo el sistema judicial. “Y él no os resiste”, aparentemente se refiere a que estas pobres personas acusadas no tenían poder para resistir la injusticia.
Estas cosas nos muestran a lo que puede conducir la codicia. Lo que comenzó como un énfasis indebido en acumular riquezas, ¡terminó con el asesinato de aquellos que se interponían en el camino para lograr ese objetivo! Esto debería ser una severa advertencia para que los cristianos no se dejen atrapar por la acumulación de riquezas. Las riquezas no consagradas destruirán a sus dueños.
Los peligros de reaccionar mal ante las injusticias cometidas contra nosotros
Versículos 7-13.— Después de haber advertido a los ricos incrédulos en esta compañía mixta de profesos conversos, Santiago vuelve a dirigirse a los que son verdaderos creyentes, llamándolos “hermanos”.
Se aprovechaban de los pobres, sobre todo en el trabajo. La pregunta es: ¿qué debían hacer ante estas injusticias? Ya que existe una posibilidad real de dejar que esas cosas, por las que hemos sido agraviados, nos molesten hasta el punto de caer en una mala condición del alma, Santiago anticipa tres respuestas carnales que una persona podría comprensiblemente tener en estas situaciones, y exhorta a su audiencia en consecuencia.
1) Tomar represalias (versículos 7-8)
Lo primero que aborda Santiago es la tendencia a tomar represalias: a vengarse. Sin embargo, no presenta esto como la respuesta para sus hermanos que están sufriendo. En su lugar, dice: “Tened paciencia hasta la venida del Señor” (versículo 7). Esta es una referencia a la Aparición de Cristo. (La enseñanza del Arrebatamiento fue una revelación única dada al Apóstol Pablo para que la presentara a los santos; es improbable que fuera conocida en el momento en que se escribió esta epístola).
En respuesta a estas injusticias, Santiago no dice: “Formen un sindicato, hermanos. Defiendan sus derechos en este mundo y luchen contra estas cosas”. No, no debían responder a estas injusticias, sino esperar pacientemente a que viniera el Señor. Al igual que un “labrador” (un granjero), después de sembrar la semilla en la tierra, debe esperar a que llegue “la lluvia temprana y tardía” antes de recoger su cosecha, así también estos hermanos que sufrían debían esperar pacientemente a “la venida del Señor” (versículo 8). Necesitaban mostrar su fe teniendo paciencia y resistencia frente a estas injusticias de sus falsos hermanos (los judíos incrédulos). Esto se enfatiza con la palabra “paciencia” al ser usada cinco veces en estos pocos versículos. El apóstol Pedro coincide con esto: “Si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente es agradable delante de Dios” (1 Pedro 2:2020For what glory is it, if, when ye be buffeted for your faults, ye shall take it patiently? but if, when ye do well, and suffer for it, ye take it patiently, this is acceptable with God. (1 Peter 2:20)).
Lo que Santiago quiere decir aquí es que los males de este mundo no se arreglarán hasta la venida del Señor y que Él tome las riendas del gobierno en Su mano (Apocalipsis 11:1515And the seventh angel sounded; and there were great voices in heaven, saying, The kingdoms of this world are become the kingdoms of our Lord, and of his Christ; and he shall reign for ever and ever. (Revelation 11:15)). Los cristianos deben ser “pacientes” y esperar hasta entonces. Ocuparse de los males de la sociedad ahora, durante el tiempo de gracia, y tratar de corregirlos es actuar antes de que el Señor lo haga. Hay un “tiempo de la corrección” que viene para este mundo (Hebreos 9:1010Which stood only in meats and drinks, and divers washings, and carnal ordinances, imposed on them until the time of reformation. (Hebrews 9:10)); comenzará cuando el Señor intervenga en el juicio. Entonces reinará la justicia (Isaías 32:11Behold, a king shall reign in righteousness, and princes shall rule in judgment. (Isaiah 32:1)).
Si vivimos algún tiempo en este mundo, inevitablemente nos encontraremos con algo que nos hagan injustamente, ya sea en el lugar de trabajo o en la vida privada. La lucha entre los capitalistas y la clase obrera sigue existiendo hoy en día. ¿Qué deben hacer los cristianos ante las luchas industriales y otras injusticias de la sociedad? No deben unirse a las confederaciones de hombres que se han creado para luchar contra estas injusticias, por muy bien intencionadas que sean, sino simplemente ser “pacientes” hasta “la venida del Señor”. Habrá un tiempo de corregir los errores en la sociedad cuando el Señor juzgue con justicia a este mundo durante 1000 años (Hechos 17:3131Because he hath appointed a day, in the which he will judge the world in righteousness by that man whom he hath ordained; whereof he hath given assurance unto all men, in that he hath raised him from the dead. (Acts 17:31)). Las Escrituras no enseñan a los cristianos a involucrarse en corregir cosas ahora mismo porque el cristiano “no es de este mundo” (Juan 18:3636Jesus answered, My kingdom is not of this world: if my kingdom were of this world, then would my servants fight, that I should not be delivered to the Jews: but now is my kingdom not from hence. (John 18:36)). Si sentimos que se han aprovechado de nosotros, la Palabra de Dios dice: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: Yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:1919Dearly beloved, avenge not yourselves, but rather give place unto wrath: for it is written, Vengeance is mine; I will repay, saith the Lord. (Romans 12:19)). Mientras esperamos, debemos encomendarnos a Él, que juzga con justicia en todas estas cosas.
Estas situaciones son otro ámbito de la vida en el que podemos manifestar la realidad de nuestra fe. Ya que somos objetos de la gracia de Dios, y receptores de muchas bendiciones y privilegios espirituales, podemos permitirnos mostrar gracia a los demás, aunque nos hayan tratado con desprecio (Lucas 6:2828Bless them that curse you, and pray for them which despitefully use you. (Luke 6:28)). Puede que esa actitud sirva para convertir a algunos a Cristo (Romanos 12:20-2120Therefore if thine enemy hunger, feed him; if he thirst, give him drink: for in so doing thou shalt heap coals of fire on his head. 21Be not overcome of evil, but overcome evil with good. (Romans 12:20‑21); Proverbios 25:21-2221If thine enemy be hungry, give him bread to eat; and if he be thirsty, give him water to drink: 22For thou shalt heap coals of fire upon his head, and the Lord shall reward thee. (Proverbs 25:21‑22)).
2) Quejarse (versículos 9-11)
Otra tendencia es “quejarse” sobre la situación. Sin embargo, quejarse manifiesta un mal espíritu; a menudo nace de no someterse a lo que Dios ha permitido en nuestras vidas. Por lo tanto, Santiago dice: “Hermanos, no os quejéis unos contra otros”. También advierte que si se convirtiera en un problema crónico, Dios nuestro Padre podría tener que tratar con nosotros de una manera gubernamental para corregir nuestra mala actitud. Nos recuerda que “el Juez” está “delante de la puerta”. Es decir, Dios nuestro Padre está dispuesto a actuar como juez en nuestras vidas, si es necesario (1 Pedro 1:1717And if ye call on the Father, who without respect of persons judgeth according to every man's work, pass the time of your sojourning here in fear: (1 Peter 1:17)). La RVA dice “condenados” y “condenación” (versículos 9,12), pero debería ser traducido como “juzgados” y “juicio”. (Este error de traducción también se produce en Juan 3:18-1918He that believeth on him is not condemned: but he that believeth not is condemned already, because he hath not believed in the name of the only begotten Son of God. 19And this is the condemnation, that light is come into the world, and men loved darkness rather than light, because their deeds were evil. (John 3:18‑19)). La condenación es una cosa irrevocable y definitiva de la que no se puede liberar a una persona. Todos los que no son salvos en el mundo están actualmente “bajo juicio ante Dios”, pero aún no están condenados (Romanos 3:19,19Now we know that what things soever the law saith, it saith to them who are under the law: that every mouth may be stopped, and all the world may become guilty before God. (Romans 3:19) traducción J. N. Darby; Juan 3:3636He that believeth on the Son hath everlasting life: and he that believeth not the Son shall not see life; but the wrath of God abideth on him. (John 3:36)). El juicio de Dios es una sentencia de la que una persona puede librarse si viene a Cristo y recibe la salvación (Juan 5:2424Verily, verily, I say unto you, He that heareth my word, and believeth on him that sent me, hath everlasting life, and shall not come into condemnation; but is passed from death unto life. (John 5:24)). Al hacerlo, no sólo son liberados del juicio, sino que también son puestos en una posición ante Dios “en Cristo”, lo que significa que no pueden entrar en “condenación” (Romanos 8:11There is therefore now no condemnation to them which are in Christ Jesus, who walk not after the flesh, but after the Spirit. (Romans 8:1)). Sin embargo, si los hombres no creen, su “juicio” será “para condenación” (Romanos 5:1616And not as it was by one that sinned, so is the gift: for the judgment was by one to condemnation, but the free gift is of many offences unto justification. (Romans 5:16)).
Como ejemplo de cómo debemos comportarnos en estas situaciones difíciles, Santiago señala a los profetas de la antigüedad. Ellos sufrieron “aflicción” con “paciencia”. Todos los que les han seguido en el camino de la fe los “tenemos por bienaventurados” porque ellos “perseveraron” pacientemente (versículo 11, LBLA, nota). Los respetamos y honramos por sus vidas de celo y devoción. Uno de los patriarcas en particular (“Job”) se nos presenta como ejemplo de la “perseverancia” que debemos tener en nuestro sufrimiento. “El fin del Señor” se refiere al fin que el Señor tenía previsto para Job en su prueba. Era un buen hombre hecho mejor, y así, “bendijo Jehová la postrimería de Job más que su principio” (Job 42:1212So the Lord blessed the latter end of Job more than his beginning: for he had fourteen thousand sheep, and six thousand camels, and a thousand yoke of oxen, and a thousand she asses. (Job 42:12)). Encontró algo muy bueno soportando la prueba.
3) Jurar (versículos 12-13)
Otra cosa que podemos sentirnos tentados a hacer cuando se han aprovechado de nosotros es jurar que nos vengaremos. Santiago se anticipa y dice: “Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por otro cualquier juramento” (versículo 12). En estas situaciones, podríamos sentirnos inclinados a invocar a Dios para que juzgue a quienes nos han ofendido. Pero como cristianos, no debemos hacer oraciones imprecatorias de juicio sobre los demás. El Señor es nuestro ejemplo en esto: “Cuando padecía, no amenazaba” (1 Pedro 2:2323Who, when he was reviled, reviled not again; when he suffered, he threatened not; but committed himself to him that judgeth righteously: (1 Peter 2:23)).
Nuestro lugar es esperar a que el Señor trabaje en estos asuntos. El juicio es obra Suya, no nuestra. Él podría incluso arreglar algunas cosas antes de que llegue el día de arreglarlas. Él podría muy bien hacer que algunos rectifiquen los males que nos han hecho: es Su prerrogativa. Jurar y hacer votos era una práctica común en la antigua economía mosaica (Números 30; Eclesiastés 5:4-64When thou vowest a vow unto God, defer not to pay it; for he hath no pleasure in fools: pay that which thou hast vowed. 5Better is it that thou shouldest not vow, than that thou shouldest vow and not pay. 6Suffer not thy mouth to cause thy flesh to sin; neither say thou before the angel, that it was an error: wherefore should God be angry at thy voice, and destroy the work of thine hands? (Ecclesiastes 5:4‑6)), pero invocar el nombre de Dios, o del cielo, o de la tierra, en el fragor de la pasión por motivos de represalia contra nuestros enemigos no es la forma cristiana de tratar los agravios. Simplemente debemos dejar que nuestro “sí sea sí” y nuestro “no sea no” en todas nuestras interacciones con los hombres. Es decir, nuestra palabra al decir “sí” o “no” debería bastar para que los hombres confíen en nosotros, porque nuestro carácter cristiano es tal que hacemos lo que decimos que vamos a hacer, y no hay necesidad de que respaldemos nuestra palabra con juramentos.
En lugar de mirar al cielo y hacer un juramento, Santiago nos dice que debemos mirar al cielo y “orar”. Dice: “¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oración” (versículo 13). Este es el verdadero recurso del cristiano si ha sido tratado injustamente. Una vez más, el Señor Jesús es nuestro ejemplo. Cuando fue maltratado, Él “remitía la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:2323Who, when he was reviled, reviled not again; when he suffered, he threatened not; but committed himself to him that judgeth righteously: (1 Peter 2:23)).
Santiago concluye este tema diciendo: “¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas” (versículo 13, LBLA). Al decir esto, anticipó que la fe de los santos se elevaría hasta el punto en que tomarían estas cosas del Señor con espíritu de alabanza y acción de gracias. Muchos santos perseguidos han hecho precisamente esto. Se han elevado por encima de los males en su contra de manera tan significativa que ¡han ido a la muerte cantando alabanzas al Señor! (Hechos 5:41; 16:2541And they departed from the presence of the council, rejoicing that they were counted worthy to suffer shame for his name. (Acts 5:41)
25And at midnight Paul and Silas prayed, and sang praises unto God: and the prisoners heard them. (Acts 16:25); Hebreos 10:3434For ye had compassion of me in my bonds, and took joyfully the spoiling of your goods, knowing in yourselves that ye have in heaven a better and an enduring substance. (Hebrews 10:34)). Esta es la prueba definitiva de la realidad de la fe de una persona.
El gran punto a ver en todo esto es que Dios no es indiferente a las injusticias de Su pueblo. Él se ocupará de todo a Su debido tiempo. Mientras tanto, no debemos hacernos cargo del asunto para vengarnos. Debemos dejarlo en manos del Señor: “Mía es la venganza: Yo pagaré” (Romanos 12:1919Dearly beloved, avenge not yourselves, but rather give place unto wrath: for it is written, Vengeance is mine; I will repay, saith the Lord. (Romans 12:19)). Hasta que llegue ese momento, la respuesta para nosotros es “soportar las aflicciones” con espíritu de paciencia (2 Timoteo 4:55But watch thou in all things, endure afflictions, do the work of an evangelist, make full proof of thy ministry. (2 Timothy 4:5)). Esto manifiesta la verdadera fe que cree que el Señor arreglará todo a Su tiempo. También manifiesta de manera práctica el hecho de que no vivimos para este mundo, sino para otro mundo donde Cristo es el centro.