Efesios 1:13: Sellado

Ephesians 1:13
Una vez quise enviar una carta a otra persona, pero sospeché que el mensajero tendría la tentación de leerla. Así que luego de cerrar el sobre escribí mi nombre varias veces encima de donde se lo pega para evitarlo. ¿Por qué hice eso? La respuesta es sencilla: si el mensajero respetaba mi autoridad no se atrevería a abrir la correspondencia y la persona que iba a recibirla sabría que en verdad yo lo envié. Como creyentes, nosotros también estamos sellados, pero con algo mucho mejor que la firma de un ser humano, pues hemos sido sellados con la divina persona del Espíritu Santo: “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:1313In whom ye also trusted, after that ye heard the word of truth, the gospel of your salvation: in whom also after that ye believed, ye were sealed with that holy Spirit of promise, (Ephesians 1:13)).
En el libro de Ester 8:8,8Write ye also for the Jews, as it liketh you, in the king's name, and seal it with the king's ring: for the writing which is written in the king's name, and sealed with the king's ring, may no man reverse. (Esther 8:8) descubrimos un importante uso del verbo “sellar” en la Escritura: “Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado” (Ester 8:88Write ye also for the Jews, as it liketh you, in the king's name, and seal it with the king's ring: for the writing which is written in the king's name, and sealed with the king's ring, may no man reverse. (Esther 8:8)). Asuero, el grande y poderoso rey del imperio persa, mandó que se escriba este edicto para preservar la vida de los judíos. Lo interesante es que el edicto no podía ser revocado y que vino con el sello inconfundible del líder de aquel extenso y majestuoso reino. Es la autoridad del rey y su poder lo que le otorgó al edicto su eficacia, no algo que pudiera haber hecho quien lo llevó. En una forma semejante nosotros, aunque nada somos, hemos sido sellados con una señal inconfundible de Dios: con el Espíritu Santo. Él señala que estamos bajo la protección y el señorío de Dios mismo; es más, si alguno intentase quitar esta señal no podría hacerlo, ya que le que pertenece al Dios todopoderoso.
Cabe preguntar: ¿Cuándo somos sellados con el Espíritu Santo? Unos quizá dirán que esto sucede luego de vivir una vida santa como sello de la aprobación de Dios; otros que viene cuando le pedimos en ayuno y con un corazón dispuesto. Pero ¿qué dicen las Escrituras? “Habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Cuando creímos en el Señor Jesucristo Su poder obró en nosotros, ya que nuestra posición delante de Dios depende cien por ciento en Su sangre redentora. Así que Dios demuestra nuestro valor, seguridad y Su deseo de que estemos en Su presencia usando Su sello divino de seguridad y poder: el Espíritu Santo. Absolutamente nadie, incluyendo nosotros mismos, puede quitar tal sello. Cuando alguien compra un mueble grande, a veces se suele dejar un depósito para garantizar que luego se irá a retirarlo. En tales casos por lo general se deja del 25% al 50% del valor y de vez en cuando se cancela todo. Así también, cuando Cristo pagó el precio por nuestro rescate nos dejó en este mundo por un momento, para que demos testimonio de Él; y en 2 Corintios 1:21-2221Now he which stablisheth us with you in Christ, and hath anointed us, is God; 22Who hath also sealed us, and given the earnest of the Spirit in our hearts. (2 Corinthians 1:21‑22) leemos lo que Dios nos dejó como garantía: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones”. En resumidas cuentas, Dios dejó como garantía a Alguien que tiene un valor sumamente alto, el Espíritu, lo que muestra el inmensurable valor que Él ha depositado en nosotros.
Con nuestras acciones podemos contristar al Espíritu Santo, por lo que se nos exhorta: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:3030And grieve not the holy Spirit of God, whereby ye are sealed unto the day of redemption. (Ephesians 4:30)). Ese es un motivo más para serle fieles a nuestro Dios; pero vale recordar que Él por Su propia cuenta, no por algún mérito nuestro, nos selló y lo hizo “para siempre” (Juan 14:1616And I will pray the Father, and he shall give you another Comforter, that he may abide with you for ever; (John 14:16)). ¿Hay alguien que pueda remover el sello de Dios? Él no se equivoca en sus acciones, así que ni siquiera Él lo hará.