El carácter típico de Ciro

 
Un poderoso cambio operado en los tratos de Dios, se muestra en el hecho de que Ciro el Persa, ocupa también un gran lugar, aun siendo un gentil1. ¡Es extraño que un hombre de las naciones tenga un semejante poder! Este envía un edicto a Israel en nombre de Jehová, donde reconoce públicamente Su soberanía.
Ciro es en esto un tipo de Uno más grande que él; esta es la razón por la cual interviene en el juicio de Babilonia. Como aquel fue el primer gran poder del mundo levantado de acuerdo a la providencia de Dios para castigar y transportar al antiguo pueblo de Dios a causa de sus pecados, el mismo juicio de Babilonia (la Babilonia del Apocalipsis) prefigura el juicio del poder mundial bajo su última forma. En la profecía de Isaías (Isaías 44:28 y 45:1), Ciro aparece claramente, guardando todas las proporciones, como el precursor de un gran libertador que ha de venir; y el último acto del poder de Dios al fin de la dispensación presente será la caída de Babilonia, que seguirá a la venida del Señor Jesús para tomar el reino. Es bajo la séptima copa que Babilonia será definitivamente juzgada (Apocalipsis 16:17-21). Entonces el Señor Jesús aparecerá sobre las nubes del cielo, para establecer a la vez al pueblo de Dios sobre la tierra y para manifestar la Iglesia con todos los otros santos celestiales en lo alto.
A pesar de la distancia que separa a Ciro del poderoso Libertador a quien este prefigura, Dios tenía todo esto en vista porque a Él le agradó, de acuerdo a Sus propios y maravillosos caminos, hacer proclamar por medio de Ciro, rey de Persia, que Jehová, el Dios de los cielos le había dado todos los reinos de la tierra (versículos 1 y 2), lo que sabemos, será plenamente realizado en Cristo. Él es el Hombre justo por excelencia, Él juzgará a los reyes de la tierra.
Ciro anuncia ahora que el camino hacia Jerusalén está abierto y, lejos de impedir el retorno del pueblo de Dios, lo estimula por todos los medios posibles. Exhorta a los judíos a subir y edificar la Casa de Dios; más aún: todos aquellos que los rodean deberán ayudarlos para el largo camino (capítulo 1:3-6). Ciro mismo da el ejemplo de aquello que él mandaba a otros: en lugar de contentarse, como todo otro rey lo haría, en dejar partir a un grupo de hombres perteneciendo a una raza notoriamente hostil a los otros reinos, él saca los utensilios de la Casa de Jehová, el oro y la plata que Nabucodonosor había llevado de Jerusalén (capítulo 1:7-11). Da todo esto a los Israelitas, que pueden de este modo partir con la seguridad que no solamente Dios les ha providencialmente abierto el camino de retorno, sino que también ha inclinado el corazón del monarca gentil, a la gloria de Jehová, el Dios de los cielos.
Esta es la situación que se nos presenta en el primer capítulo. ¡Qué contraste con lo que será pronto la realidad, en el gobierno del mundo! Porque entonces, en vez de que los gentiles sean todopoderosos, el plan y propósito de Dios, evidente en las Escrituras, es que Israel debe ser la cabeza, y los gentiles la cola. Y, en verdad, este único hecho permite apreciar la historia del mundo y su insólito estado desde el comienzo del tiempo de los gentiles. Los hombres son, por largo tiempo, muy fieros en esta época que Dios llama “los tiempos de las naciones” (Lucas 21:24). Pero Él no discierne más que un estado de confusión solamente, en Su providencia, por el hecho de que Él da el reino al hombre que Él quiere y aún al más vil de los hombres. Es de este modo que Dios designa a las naciones (Daniel 4:1717This matter is by the decree of the watchers, and the demand by the word of the holy ones: to the intent that the living may know that the most High ruleth in the kingdom of men, and giveth it to whomsoever he will, and setteth up over it the basest of men. (Daniel 4:17)). ¡Qué humillante es esto! En esta época en la cual los gentiles se glorían con orgullo de sus grandes hombres que gobiernan el mundo, Dios no ve sino un simple intervalo de tiempo —que debe su existencia al pecado, la rebelión y la apostasía de Israel— en el cual permite, según Su providencia, que las naciones despreciadas tengan el poder sobre el mundo. No podemos apreciar justamente el estado del mundo y de su historia sin tener esto en nuestros espíritus.
 
1. Recordemos que “los gentiles” significa personas de las naciones por oposición a Israel, el pueblo puesto aparte por Dios.