D.E. Rule
Somos seres con espíritu, alma y cuerpo. Cuando un creyente está pensando en matrimonio, es esencial que como pareja estén unidos en espíritu, alma y cuerpo. El deseo de Dios para nosotros es que los que estamos casados tengamos una relación completa. Para quienes todavía están solteros o solteras, si es la voluntad que algún día se casen, debe ser con una persona con quien puedan tener esta relación.
Primero, quiero hacerte una pregunta. ¿Cuántas alternativas tuvieron Adán y Eva como posible cónyuge? No había más que una. Ahora, con una población mundial que ha pasado los siete mil millones de habitantes, muchos piensan que hay más alternativas. Pero, no es así. Dios no va a guiar a un creyente a más que a una persona. Él está en control de las circunstancias y nunca se equivoca. Su deseo es que aceptemos Su voluntad en las decisiones de nuestras vidas: no es cuestión de decidir si nos gusta, sino obedecerle. En Juan 7:1717If any man will do his will, he shall know of the doctrine, whether it be of God, or whether I speak of myself. (John 7:17) leemos: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”. Dios no es autor de confusión y si estamos andando en comunión con Él y en obediencia, podemos confiar en que nos va a guiar. No hay más que una persona con quien podamos estar casados en las bodas del Cordero.
Si una pareja va a funcionar como una sola carne, tiene que estar unida en espíritu, alma y cuerpo. Sin embargo, se empieza con el espíritu. En Romanos 8:1616The Spirit itself beareth witness with our spirit, that we are the children of God: (Romans 8:16) leemos: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Nuestro espíritu nos conecta con Dios. Los animales tienen cuerpo y alma, pero es un alma que muere cuando su cuerpo muere. Nuestra alma y nuestro espíritu son eternos. Nuestro espíritu nos permite tener comunión con Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo, el Hijo eterno de Dios. Si una pareja comparte esto, y van juntos en oración a Dios, pueden tener la misma dirección en cuanto a decisiones y necesidades que tienen en conjunto. En 1 Pedro 3:77Likewise, ye husbands, dwell with them according to knowledge, giving honor unto the wife, as unto the weaker vessel, and as being heirs together of the grace of life; that your prayers be not hindered. (1 Peter 3:7) leemos: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Si un soltero o soltera está vislumbrando una relación o matrimonio, tiene que empezar con la seguridad de que no esté ingresando en un yugo desigual. ¡Qué importante es compartir el lado espiritual del matrimonio!
El alma es lo que permite que disfrutemos de relaciones de amistad con otras personas. En un matrimonio, es vital que una pareja mantenga entre sí una relación de amistad y comunión. En Hechos 4:3232And the multitude of them that believed were of one heart and of one soul: neither said any of them that ought of the things which he possessed was his own; but they had all things common. (Acts 4:32) notamos que “la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma”; si esto es importante entre creyentes en general, cuánto más lo será para quienes están casados. Si no pueden comunicarse entre ellos durante el noviazgo y gozarse al compartir el tiempo juntos, cómo pueden esperar que pase otra cosa cuando estén casados. Nuestra alma eterna también debe disfrutar de comunión con Dios. Hay responsabilidades en el trabajo, en el servicio al Señor y en otras cosas que no permiten que una pareja pueda estar junta todo el tiempo; pero el buscar compartir tiempo juntos debe ser una prioridad en sus vidas. Aunque es normal que las personalidades de los dos en un matrimonio sean diferentes, deben ser compatibles.
El cuerpo es importante también, porque dentro del matrimonio la pareja disfruta de una relación física. Lo que no tiene sentido es aquella idea de que mientras son novios tengan que hacer algún tipo de prueba para ver si son compatibles; pues esto no es más que una excusa para seguir los deseos de la carne. Si Dios une a una pareja, van a ser atraídos físicamente por su cónyuge. Pensemos en el ejemplo de Isaac y Rebeca. Ella tuvo que decidir si aceptaba su propuesta de matrimonio, sin siquiera haberle visto ya que se encontraba lejos de él; él, por su parte, tuvo que dejar la selección de su esposa en las manos del siervo, un tipo del Espíritu Santo. Pero ¿qué vio el siervo cuando tuvo su primer encuentro con Rebeca? Veamos Génesis 24:16: “Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía”. Ella era hermosa, pura, y trabajadora. ¿Qué leemos del primer encuentro entre ambos? Génesis 24:63-67: “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre”. Vemos que ella vio un hombre meditando. Como hombres, qué importante es que meditemos en la Palabra de Dios para poder aplicarla en nuestras vidas y poder animar a otros. Cuando dejamos la decisión en las manos del Señor, podemos confiar en Él para que escoja a quien es para nuestro gozo y bien. El amor es más que un sentimiento; también es una decisión.
Adán y Eva no tuvieron otra alternativa como cónyuge, ni tampoco Isaac y Rebeca en la voluntad de Dios. Así que si es Su voluntad que nos casemos, debe ser con la persona que Él escoja. Y si es así, entonces hemos dado el primer paso para tener una relación completa y con el gozo que viene de lo alto.