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Enseñanzas típicas del libro del Éxodo
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Éxodo 24: La ratificación del pacto (#223185)
Éxodo 24: La ratificación del pacto
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Enseñanzas típicas del libro del Éxodo
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Edward B. Dennett
Exodus 24
Habiendo sido ahora revelado el pacto y explicado el terreno de la futura relación de Jehová con Israel, la ratificación solemne del mismo es registrada en este capítulo. Como preparación a esto, Moisés, Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel, fueron llamados a subir ante Jehová (
Éxodo 24:1
1
And he said unto Moses, Come up unto the Lord, thou, and Aaron, Nadab, and Abihu, and seventy of the elders of Israel; and worship ye afar off. (Exodus 24:1)
). Pero no todos se podían acercar. “Adoraréis desde lejos. Y Moisés solo se llegará a Jehová: mas no se llegarán los otros, ni tampoco subirá el pueblo con él” (
Éxodo 24:1-2,
1
And he said unto Moses, Come up unto the Lord, thou, and Aaron, Nadab, and Abihu, and seventy of the elders of Israel; and worship ye afar off.
2
And Moses alone shall come near the Lord: but they shall not come nigh; neither shall the people go up with him. (Exodus 24:1‑2)
VM). La posición del mediador es señalada claramente —una posición de la mayor honra y del mayor privilegio, conferidos sobre Moisés por Jehová en Su gracia—. Moisés no merecía más el acceso a Dios que sus compañeros. Fue le gracia sola que le confirió ese lugar especial. Todo es significativo de la administración (o dispensación) —presentando un contraste perfecto con la posición de los creyentes desde la muerte de Cristo—. Ya no se dice ahora, “adoraréis desde lejos”, sino “acerquémonos” (
Hebreos 10:22
22
Let us draw near with a true heart in full assurance of faith, having our hearts sprinkled from an evil conscience, and our bodies washed with pure water. (Hebrews 10:22)
). La sangre de Cristo tiene una eficacia tal que limpia al creyente de todo pecado, de modo que no tiene más conciencia de pecados, con una sola ofrenda (Cristo) le hace perfecto para siempre, y por eso, habiéndose rasgado el velo en testimonio al hecho de que Dios ha sido glorificado en la muerte de Cristo, él tiene libertad de acceso al Lugar Santísimo (
Hebreos 10:19-22
19
Having therefore, brethren, boldness to enter into the holiest by the blood of Jesus,
20
By a new and living way, which he hath consecrated for us, through the veil, that is to say, his flesh;
21
And having an high priest over the house of God;
22
Let us draw near with a true heart in full assurance of faith, having our hearts sprinkled from an evil conscience, and our bodies washed with pure water. (Hebrews 10:19‑22)
). Puede adorar allí a Dios en espíritu y en verdad; puede regocijarse allí en Dios por medio de nuestro señor Jesucristo, por quien hemos recibido la reconciliación (
Romanos 5:11,
11
And not only so, but we also joy in God through our Lord Jesus Christ, by whom we have now received the atonement. (Romans 5:11)
VM); ya que está sin mancha delante del ojo que todo lo escudriña de un Dios santo, y puede estar en santo denuedo delante del trono mismo de Su santidad. ¡Qué contraste entre la ley y la gracia! La ley, en efecto, “teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (
Hebreos 10:1
1
For the law having a shadow of good things to come, and not the very image of the things, can never with those sacrifices which they offered year by year continually make the comers thereunto perfect. (Hebrews 10:1)
); pero en la gracia, mediante el sacrificio único de Cristo, nunca más se recordarán nuestros pecados e iniquidades (
Hebreos 10:17
17
And their sins and iniquities will I remember no more. (Hebrews 10:17)
), y tenemos, por medio de Cristo, entrada por un mismo Espíritu al Padre (
Efesios 2:18
18
For through him we both have access by one Spirit unto the Father. (Ephesians 2:18)
). De alguna manera Moisés, por tanto, en el lugar que disfrutó, fue un tipo del creyente. Había, no obstante, esta diferencia inmensa. Él se acercó a Jehová, nosotros tenemos entrada al Padre, adoramos a Dios, a Dios en todo lo que se ha revelado ahora plenamente, y revelado como nuestro Dios y Padre, ya que es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
No puede dejar de llamar la atención el hecho de que los nombres de Nadab y Abiú aparezcan mencionados. Ambos eran hijos de Aarón, y con su padre fueron seleccionados para este privilegio singular. Pero ni la luz ni el privilegio pueden asegurar salvación, ni tampoco, si somos creyentes, un andar santo, obediente. Ambos encuentran, después, un final terrible. Ellos “ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová” (
Levítico 10:1-2
1
And Nadab and Abihu, the sons of Aaron, took either of them his censer, and put fire therein, and put incense thereon, and offered strange fire before the Lord, which he commanded them not.
2
And there went out fire from the Lord, and devoured them, and they died before the Lord. (Leviticus 10:1‑2)
). Después de esta escena en nuestro capítulo fueron consagrados al sacerdocio, y fue mientras ellos estaban en el desempeño de su deber en este cargo, o más bien debido a su fracaso en él, que cayeron bajo el juicio de Dios. Que la advertencia penetre profundamente en nuestros corazones, que el cargo y los privilegios especiales son igualmente impotentes para salvar; y también la lección de que Dios no puede aceptar nada en nuestra adoración que no sea rendido en obediencia a Él. La ofrenda debe ser proporcionada por Él, y el corazón debe estar sometido a Su voluntad.
Moisés, a continuación, descendió al pueblo, y les refirió “todas las palabras de Jehová, y todas sus leyes. Y respondió todo el pueblo a una voz: ¡Nosotros haremos todo cuanto Jehová ha dicho!” (
Éxodo 24:3,
3
And Moses came and told the people all the words of the Lord, and all the judgments: and all the people answered with one voice, and said, All the words which the Lord hath said will we do. (Exodus 24:3)
VM). A pesar del terror de sus corazones ante las señales de la presencia y majestad de Jehová sobre el Sinaí, ellos permanecían ignorando totalmente su propia impotencia para dar satisfacción a Sus santas demandas. ¡Pueblo insensato! Se podía haber supuesto que antes de esto sus ojos habrían sido abiertos; pero en verdad, repetimos, eran ignorantes tanto acerca de ellos mismos como acerca de Dios. De ahí que una vez más se expresan como dispuestos a prometer obediencia como condición de bendición. Dios había hablado, y ellos habían asentido, y ahora, el acuerdo debía ser confirmado y ratificado.
“Moisés escribió todas las palabras de Jehovah. Y levantándose muy de mañana, erigió al pie del monte un altar y doce piedras según las doce tribus de Israel. Luego mandó a unos jóvenes de los hijos de Israel, y éstos ofrecieron holocaustos y mataron toros como sacrificios de paz a Jehovah. Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. Asimismo, tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: —Haremos todas las cosas que Jehovah ha dicho, y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: —He aquí la sangre del pacto que Jehovah ha hecho con vosotros referente a todas estas palabras” (
Éxodo 24:4-8,
4
And Moses wrote all the words of the Lord, and rose up early in the morning, and builded an altar under the hill, and twelve pillars, according to the twelve tribes of Israel.
5
And he sent young men of the children of Israel, which offered burnt offerings, and sacrificed peace offerings of oxen unto the Lord.
6
And Moses took half of the blood, and put it in basons; and half of the blood he sprinkled on the altar.
7
And he took the book of the covenant, and read in the audience of the people: and they said, All that the Lord hath said will we do, and be obedient.
8
And Moses took the blood, and sprinkled it on the people, and said, Behold the blood of the covenant, which the Lord hath made with you concerning all these words. (Exodus 24:4‑8)
RVA).
No hay más que un altar si bien hay doce piedras (o pilares) —un altar porque era para Dios, doce piedras (o pilares) porque todas las doce tribus debían estar representadas en los sacrificios que se iban a ofrecer—. No habiendo sido designado aún el sacerdocio, “unos jóvenes” llevan a cabo la obra sacerdotal del día. Eran, probablemente, primogénitos, a quienes Jehová reclamó especialmente para Él, tal como hemos visto en el capítulo 13 del libro del Éxodo. Después, en efecto, estos fueron sustituidos por la tribu de Leví, y fue designada para el servicio de Jehová. De este modo, se dice, “harás que los Levitas se presenten delante de Jehová, e impondrán los hijos de Israel sus manos sobre los Levitas; y Aarón ofrecerá los Levitas por ofrenda mecida delante de Jehová, de parte de los hijos de Israel; para que hagan el servicio de Jehová” (
Números 8:10-11,
10
And thou shalt bring the Levites before the Lord: and the children of Israel shall put their hands upon the Levites:
11
And Aaron shall offer the Levites before the Lord for an offering of the children of Israel, that they may execute the service of the Lord. (Numbers 8:10‑11)
VM; también
Números 3:40-41
40
And the Lord said unto Moses, Number all the firstborn of the males of the children of Israel from a month old and upward, and take the number of their names.
41
And thou shalt take the Levites for me (I am the Lord) instead of all the firstborn among the children of Israel; and the cattle of the Levites instead of all the firstlings among the cattle of the children of Israel. (Numbers 3:40‑41)
). Hasta la sustitución de los primogénitos por los Levitas, los “jóvenes” ocuparon el lugar de servicio en relación con el altar. Sólo había, se observará, holocaustos y sacrificios de paz —por la razón presentada anteriormente, a saber, que hasta que la cuestión del pecado no fuese planteada formalmente por la ley, los sacrificios por el pecado no tienen lugar alguno—. Los sacrificios eran para Dios (aunque los oferentes, así como también los sacerdotes, tenían su porción en los sacrificios de paz, en comunión con Dios. Véase Levítico 3 y 7); pero la especial significancia de los ritos de este día se ha de encontrar en el rociamiento de la sangre. La mitad fue rociada sobre el altar. Luego, habiendo leído el libro del pacto a oídos de todo el pueblo, ellos dijeron nuevamente, “¡Nosotros haremos todo cuanto ha dicho Jehová, y seremos obedientes!”. Acto seguido, Moisés tomó la sangre, y la roció sobre el pueblo, y dijo, “¡He aquí la sangre del pacto que ha hecho Jehová con vosotros, acerca de todas estas cosas!” (
Éxodo 24:7-8,
7
And he took the book of the covenant, and read in the audience of the people: and they said, All that the Lord hath said will we do, and be obedient.
8
And Moses took the blood, and sprinkled it on the people, and said, Behold the blood of the covenant, which the Lord hath made with you concerning all these words. (Exodus 24:7‑8)
VM). Antes de explicar el significado de este hecho solemne, se puede citar el pasaje de los Hebreos referente a él, como dando detalles más completos. “Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo: ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS OS ORDENÓ” (
Hebreos 9:19-20,
19
For when Moses had spoken every precept to all the people according to the law, he took the blood of calves and of goats, with water, and scarlet wool, and hyssop, and sprinkled both the book, and all the people,
20
Saying, This is the blood of the testament which God hath enjoined unto you. (Hebrews 9:19‑20)
LBLA). Encontramos aquí el detalle interesante, no presentado en el escrito de Moisés, de que el libro fue rociado así como también el pueblo. Hubo, de este modo, tres rociamientos —sobre el altar, sobre el libro, y sobre el pueblo.
La primera indagatoria debe ser en cuanto a la significación de la sangre. No puede ser expiación, porque el pueblo y el libro son igualmente rociados junto con el altar; tampoco, por la misma razón, pudo ser limpieza. La vida está en la sangre (
Levítico 17:11
11
For the life of the flesh is in the blood: and I have given it to you upon the altar to make an atonement for your souls: for it is the blood that maketh an atonement for the soul. (Leviticus 17:11)
) y, por consiguiente, la sangre, el derramamiento de ella, representará muerte, y muerte cuando se relaciona con el sacrificio, como castigo del pecado. Aquí, por tanto, el rociamiento de la sangre significa muerte como la sanción penal de la ley. El pueblo prometió obediencia, y entonces ellos, así como también el libro, fueron rociados para enseñar que la muerte sería la pena de la transgresión. Tal fue la posición solemne a la que, por consentimiento propio, ellos habían sido llevados. Se comprometieron a obedecer bajo pena de muerte. Por tanto, bien pudo decir el apóstol, “todos los que se basan en las obras de la ley están bajo maldición” (
Gálatas 3:10,
10
For as many as are of the works of the law are under the curse: for it is written, Cursed is every one that continueth not in all things which are written in the book of the law to do them. (Galatians 3:10)
RVA). Es lo mismo ahora, en cuanto al principio, con todos los que aceptan el terreno de la ley como modo de vida, todos los que están confiando en sus propias obras como condición de bendición. Ellos no lo saben, pero de este modo están atando a sus hombros la maldición de la ley, al igual que los Israelitas en esta escena, y aceptando la condición de muerte como la pena de la desobediencia.
El pueblo, por tanto, fue rociado con sangre al haber prometido obediencia. Puede servirnos de ayuda adicional comparar las expresiones halladas en la primera epístola de Pedro, que, indudablemente, se refieren en parte a esta transacción. Al escribir “a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” —es decir, a los cristianos Judíos entre la dispersión de estas regiones— los describe como “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (
1 Pedro 1:1-2
1
Peter, an apostle of Jesus Christ, to the strangers scattered throughout Pontus, Galatia, Cappadocia, Asia, and Bithynia,
2
Elect according to the foreknowledge of God the Father, through sanctification of the Spirit, unto obedience and sprinkling of the blood of Jesus Christ: Grace unto you, and peace, be multiplied. (1 Peter 1:1‑2)
). Este orden es muy significativo, aunque a menudo ha ocasionado dificultad debido al hecho de que se ha perdido la alusión a la nación judía. Como nación, ellos habían sido elegidos por el llamamiento soberano de Dios, santificados mediante ritos carnales —separados del resto de las naciones (véase
Efesios 2:14
14
For he is our peace, who hath made both one, and hath broken down the middle wall of partition between us; (Ephesians 2:14)
), y apartados para Dios (
Éxodo 19:10
10
And the Lord said unto Moses, Go unto the people, and sanctify them to day and to morrow, and let them wash their clothes, (Exodus 19:10)
), santificados, además, para obedecer— habiendo sido este el objetivo propuesto, y, como hemos visto, aceptado por el pueblo; y entonces fueron rociados con la sangre, siendo sellado así el pacto de Dios con ellos con la sanción solemne de la muerte. Los términos, por tanto, se corresponden exactamente; pero ¡cuán grande es la diferencia en su significado! Los creyentes son elegidos según la presciencia de Dios el Padre, habiéndonos Él “predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (
Efesios 1:5
5
Having predestinated us unto the adoption of children by Jesus Christ to himself, according to the good pleasure of his will, (Ephesians 1:5)
). No eran, por consiguiente, como Israel, sencillamente objetos de una elección terrenal, y para bendición terrenal, sino los objetos de una elección eterna —ser llevados al disfrute de la relación íntima de hijos, en un lugar de cercanía perfecta, aceptos en el Amado. Han sido santificados, no mediante ritos y ordenanzas exteriores o carnales, sino por la operación del Espíritu de Dios en el nuevo nacimiento, en virtud del cual son apartados absolutamente para Dios —no siendo ya más del mundo, así como Cristo no es del mundo; y han sido santificados para la obediencia de Cristo Jesús
1
— es decir, para obedecer como Cristo obedeció, siendo Su andar el estándar normal, el estándar para cada creyente (
1 Juan 2:6
6
He that saith he abideth in him ought himself also so to walk, even as he walked. (1 John 2:6)
); y han sido santificados además, no al ser rociados con sangre, lo cual testificaba de la muerte para cada transgresión, sino con la que habla de que la expiación ha sido completada, y la limpieza perfecta de toda alma que se encuentra bajo su valor. —Pedro traza así un contraste perfecto, y el contraste es el que se halla entre la ley y la gracia. “La ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (
Juan 1:17
17
For the law was given by Moses, but grace and truth came by Jesus Christ. (John 1:17)
).
Ratificado el pacto, “subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron” (
Éxodo 24:9-11
9
Then went up Moses, and Aaron, Nadab, and Abihu, and seventy of the elders of Israel:
10
And they saw the God of Israel: and there was under his feet as it were a paved work of a sapphire stone, and as it were the body of heaven in his clearness.
11
And upon the nobles of the children of Israel he laid not his hand: also they saw God, and did eat and drink. (Exodus 24:9‑11)
). Sólo a Moisés se le permitió acercarse antes de que el pacto fuera establecido, pero ahora, a los representantes del pueblo se les concede esta gracia especial; y se acercan a buen recaudo. Dos cosas sobresalen en esta escena. Ellos vieron al Dios de Israel. Dios se mostró en la majestad de Su santidad a vista de ellos. El embaldosado de zafiro (véase
Ezequiel 1:26; 10:1
26
And above the firmament that was over their heads was the likeness of a throne, as the appearance of a sapphire stone: and upon the likeness of the throne was the likeness as the appearance of a man above upon it. (Ezekiel 1:26)
1
Then I looked, and, behold, in the firmament that was above the head of the cherubims there appeared over them as it were a sapphire stone, as the appearance of the likeness of a throne. (Ezekiel 10:1)
), y la descripción adicional, “semejante al cielo cuando está sereno” (
Éxodo 24:10
10
And they saw the God of Israel: and there was under his feet as it were a paved work of a sapphire stone, and as it were the body of heaven in his clearness. (Exodus 24:10)
), habla de esplendor y pureza celestiales. Dios se reveló, por tanto, a estos testigos escogidos según el carácter de la economía (o administración) que había sido ahora establecida. Además, comieron y bebieron. Fue en virtud de la sangre que fueron admitidos a este privilegio singular, ya que también fue un privilegio ver al Dios de Israel y entrar en relación con Él, si bien el carácter mismo de la revelación concedida hablaba más bien de distancia que de cercanía. Con todo, como hombres en la carne, ellos comieron y bebieron en presencia de Dios, y, como otro ha comentado, «continuaron con su vida terrestre». Vieron a Dios y no murieron. Debido a que el pacto sólo fue puesto en vigor ahora, y no habiendo entrado el fracaso, Dios pudo así, sobre ese fundamento, permitirles el acceso a Él como el Dios de Israel.
Moisés es separado una vez más de Aarón, Nadab, Abiú, y los ancianos. Reanuda su lugar de mediador —para recibir las tablas de piedra, etc., que Dios había escrito— “las palabras de vida”, tal como son descrita por Esteban (
Hechos 7:38
38
This is he, that was in the church in the wilderness with the angel which spake to him in the mount Sina, and with our fathers: who received the lively oracles to give unto us: (Acts 7:38)
). Para este propósito, Moisés es llamado a subir a Jehová en el monte (
Éxodo 24:12
12
And the Lord said unto Moses, Come up to me into the mount, and be there: and I will give thee tables of stone, and a law, and commandments which I have written; that thou mayest teach them. (Exodus 24:12)
). Dejando a los ancianos, y designando a Aarón y Hur a cargo, sube, y estuvo solo con Dios por cuarenta días y cuarenta noches. Durante este tiempo “la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, ... Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel” (
Éxodo 24:15-18
15
And Moses went up into the mount, and a cloud covered the mount.
16
And the glory of the Lord abode upon mount Sinai, and the cloud covered it six days: and the seventh day he called unto Moses out of the midst of the cloud.
17
And the sight of the glory of the Lord was like devouring fire on the top of the mount in the eyes of the children of Israel.
18
And Moses went into the midst of the cloud, and gat him up into the mount: and Moses was in the mount forty days and forty nights. (Exodus 24:15‑18)
). Esta no era la gloria de Su gracia, sino la gloria de Su santidad, como se ve por el símbolo del fuego abrasador —la gloria de Jehová en Su relación con Israel sobre la base de la ley—. (Compárese con 2 Corintios 3). Se trató, por tanto, de una gloria a la que ningún pecador se podía atrever a acercarse, ya que la santidad y el pecado no se pueden juntar; pero ahora, a través de la gracia de Dios, sobre el terreno de la expiación consumada, los creyentes se pueden acercar, y estar cómodos en la gloria, pero, a cara descubierta, contemplando la gloria del Señor, son transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (
2 Corintios 3:18
18
But we all, with open face beholding as in a glass the glory of the Lord, are changed into the same image from glory to glory, even as by the Spirit of the Lord. (2 Corinthians 3:18)
). Nos acercamos con confianza, y con deleite contemplamos la gloria, porque cada rayo que contemplamos en la faz de Cristo glorificado es una demostración del hecho de que nuestros pecados han sido quitados, y que la redención está cumplida.
1.
Ambos términos, obediencia y rociamiento, pertenecen, sin duda, a Jesucristo; es decir, se trata de la obediencia de Jesucristo, así como también de la sangre de Jesucristo.
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