D.E. Rule
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:66For unto us a child is born, unto us a son is given: and the government shall be upon his shoulder: and his name shall be called Wonderful, Counsellor, The mighty God, The everlasting Father, The Prince of Peace. (Isaiah 9:6)).
La primera parte de este versículo se refiere principalmente a la primera venida del Señor Jesucristo cuando nació en este mundo.
“Porque un niño nos es nacido” es un maravilloso recordatorio de la humanidad del Señor Jesucristo. Qué importante es que el Hijo de Dios vino a este mundo, nació de una mujer, vivió aquí unos 33 años como hombre perfecto y ahora está en la gloria como hombre. ¡Nunca dejó ni dejará de ser Dios! Como niño también fue maravilloso, cual leemos en Lucas 1:80: “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu”. Después en Lucas 2:4040And the child grew, and waxed strong in spirit, filled with wisdom: and the grace of God was upon him. (Luke 2:40) menciona: “Y el niño se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él”; luego en Lucas 2:43,46-47,43And when they had fulfilled the days, as they returned, the child Jesus tarried behind in Jerusalem; and Joseph and his mother knew not of it. (Luke 2:43)
46And it came to pass, that after three days they found him in the temple, sitting in the midst of the doctors, both hearing them, and asking them questions. 47And all that heard him were astonished at his understanding and answers. (Luke 2:46‑47) leemos sobre un incidente en el que “Se quedó el niño Jesús en Jerusalén y le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus repuestas”. En Lucas 2:5252And Jesus increased in wisdom and stature, and in favor with God and man. (Luke 2:52) hallamos que “Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. No hay otro niño en la historia cuya niñez haya sido como la del Señor Jesucristo.
Aunque podemos aprender de todo este versículo en cualquier momento, la siguiente parte del mismo se refiere al Señor Jesucristo cuando vuelva a este mundo para reinar durante el milenio.
“El principado sobre Su hombro” habla de cómo el Señor Jesucristo va a reinar como Rey de Reyes y Señor de Señores cuando vuelva con la iglesia para reinar sobre este mundo. El mundo le rechazó cuando vino la primera vez; pero nosotros también debemos reconocerlo por quien es, aunque como su novia tenemos un lugar mucho más cercano a Él.
“Admirable” es un título, no un adjetivo. Habla de Su palabra y Su obra. Muchos de los que oyeron a Jesús cuando estuvo aquí quedaron admirados. Nosotros también debemos quedar admirados.
Fue “Consejero” para quienes le conocieron en su primera venida. Y cuando el Señor Jesucristo vuelva otra vez para gobernar, va a ser de nuevo el Consejero perfecto para cada necesidad. Sin embargo, Él puede aconsejarnos perfectamente en este tiempo, cuando estamos dispuestos a escuchar Sus consejos, que los hallamos principalmente en Su Palabra, la Biblia.
“Dios Fuerte” se refiere a Él como el Gobernante Supremo y Omnipotente. Cuando el Señor Jesucristo gobierne el mundo, entonces habrá por primera vez un gobernante perfecto y que tiene el poder para ejecutar Sus planes perfectos.
“Padre Eterno” se refiere a Él como el Padre o la fuente de la eternidad. Pues Él da vida eterna a todos los que creen de corazón en Él. Y Él habita la eternidad, como dice Isaías 57:15: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo”. No se refiere a la misma posición que Dios el Padre tiene como Padre de su familia; sino que se describe al Señor Jesucristo como la fuente eterna de vida eterna y todo cuanto ello implica.
“Príncipe de Paz” habla de Él, quien por fin traerá paz a este mundo. Pues las Naciones Unidas, los acuerdos de paz firmados entre países, las guerras para terminar con las guerras, ni ningún otro esfuerzo humano ha traído ni puede traer paz. Lo único que traerá paz es cuando el Príncipe de Paz esté gobernando este mundo.
Cuando reflexionamos en el Señor Jesucristo, debe producir que le adoraremos por quién Él es y que le alabemos por cuanto Él ha hecho.