Los siervos de Jehová llamados a bendecir al Bendito
El Salmo 134 cierra la serie llamando a los siervos de Jehová a bendecirlo. La noche y el día deben alabarlo, y en el lugar santo se levanten manos santas para bendecir. Jehová estaba allí, Sus siervos allí para alabarlo. Jehová, que hizo el cielo y la tierra, bendijo ahora (no simplemente del cielo, sino) de Sión. Es el lugar de bendición de Jehová, y Jehová de bendición. Debería estar dispuesto a contar el último versículo más bien la voz de Cristo como el Hijo de David, algo en el carácter de Melquisedec, quien dijo: Bendito sea el Dios Altísimo, y bendito sea Abraham del Dios Altísimo, solo que especialmente en relación con Jehová (como Zacarías 6:13) bendiciendo al remanente piadoso de Sión. El último versículo es una especie de respuesta al llamado de los anteriores; el Espíritu de Cristo en el remanente llama a los siervos de Jehová para que lo bendigan, y ellos bendicen al piadoso.