1. Salvador, condúcenos —Tu pueblo—
Sin Ti no podremos ir
Por el mundo que es un gran desierto
En donde hemos de gemir;
De Satán nos has librado:
Sus cadenas rotas son;
Tu promesa: “Iré contigo”,
Nos alienta el corazón.
2. Si aún por este sitio de violencia
Nuestros pies han de cruzar,
Firmes, sin temor, por Tu presencia
Ya podremos afrontar
Cualquier adversario en contra;
Y vencemos, ¿quién podrá?,
Mientras Te vemos bien cerca
De Tu pueblo, ¡oh! Fuerte, acá.
3. Fue Tu sangre, el precio… ¡nos compraste!,
¡Oh qué amor Tuyo es, Jesús!;
Y hasta ahora siempre nos cuidaste,
Nos hiciste andar en luz.
La verdad y gracia se unen
En Ti, nuestro “gran Pastor”;
Que en nosotros aun más brillen
Rayos de Tu excelso amor.