Guerra; La súplica de Josafat a Dios y la respuesta
Sin embargo, cuando hubo regresado a su casa, el rey se dispuso a traer de vuelta al pueblo al temor de Jehová, y a hacer que el juicio y la justicia fueran ejecutados en Israel. Pero la guerra comienza. Ya no podía tener la bendición sin mezcla de tener que ver solo con Dios sin juicio. La intervención del enemigo era ahora necesaria para su bien, según el gobierno de Dios, aunque en la prueba por la que pasa puede tener plena bendición. Su piedad era genuina; El juicio lo demuestra. Él apela a la relación de Dios con Abraham y a Sus promesas a Salomón, cuando este último había construido la casa. Josafat entendió también la relación en la que el enemigo estaba parado con Israel, visto en relación con los tratos de Dios (cap. 20:10-11). Dios le responde, y el rey anima al pueblo reconociendo la voz de los profetas y cantando las alabanzas de Dios antes de que viniera la bendición, cantando con fe que Su misericordia perdura para siempre. Dios concedió abundantemente su oración. Israel, cuyos enemigos se habían matado unos a otros, sólo tenía que llevarse el botín; y Dios dio descanso al rey, y su reino estaba tranquilo.
Sin embargo, si Josafat ya no se unió con el rey de Israel para hacer la guerra, se unió a él en un asunto de comercio. Pero Dios puso fin a sus empresas.