Amasías y los dos profetas; su preservación y caída
Amasías, hasta cierto punto, camina con Dios, pero en debilidad y con un paso inestable. Se apoya en un brazo de carne: pero escucha al profeta, y esto lo salva de ser derrotado. Las ciudades de Judá, sin embargo, sufren las consecuencias de su paso en falso, y son saqueadas por el ejército de Israel, que Amasías había enviado de vuelta. Levantado por la victoria que había obtenido sobre Edom, toma a los dioses de Seir que no pudieron liberar a su propio pueblo, y se inclina ante ellos. Luego hace oídos sordos al profeta que lo reprende Pero el orgullo va antes de la confusión, y un espíritu altivo antes de una caída. Amasías, haciendo la guerra contra Israel, es ignominiosamente derrotado y hecho prisionero, y Jerusalén misma es devastada.
Debemos señalar en esta parte de la historia la bondad del Señor, que interpone continuamente por medio de profetas.