Capítulo 31

 
En el capítulo 31 el profeta vuelve a la denuncia de su propio pueblo que se estaba volviendo a Egipto. Desde un punto de vista político, sin duda parecía algo prudente. Pero implicaba alejarse de Dios, apoyarse en lo material e ignorar lo espiritual. Esto es algo muy fácil de hacer, y es mucho menos excusable en nosotros que en ellos. ¡Ay, cuántas veces hemos hecho algo similar! Pero, a pesar de esta defección de su parte, el Señor no iba a abandonarlos por completo, como lo muestran los versículos 4 y 5. De ahí la invitación a volverse al Señor y desechar sus ídolos, que estaban en la raíz de todos los problemas. Si lo hacían, el Señor intervendría a favor de ellos y el asirio sería destruido.
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