Las verdades reveladas y las advertencias presentadas en las Epístolas de Pablo, de valor incalculable en todos los tiempos, tienen un valor incalculable en un día como el día actual. Las semillas y los primeros síntomas de todo lo que ahora es visto en un carácter bien desarrollado a nuestro alrededor tuvieron de este modo su existencia temprano en la historia de la Iglesia; y previendo la sabiduría divina los resultados de todos ellos, no sólo ha previsto sino que ha provisto para las dificultades y exigencias de un día tan malo. Este es uno de los bienaventurados caracteres de la Palabra siempre viva de Dios. A medida que surgen y se complican las dificultades ella demuestra cuán incomparablemente está llena de sabiduría divina e inerrante. Uno no se sorprende de nada de lo que ha surgido. La Escritura nos ha preparado para esperar que los males surgiesen y la verdad fuese abandonada, y la falsedad fuese atenuada con una apariencia de verdad, como dolorosamente nosotros descubrimos a nuestro alrededor. Sin embargo, la inerrante e infalible manera en que ella satisface, guía y dirige al cristiano que está sujeto a ella en cada dificultad de su senda, en un laberinto de maldad y despliega su variada y maravillosa hermosura y sus maravillosos recursos para la necesidad de la Iglesia, provoca una nota de alabanza, a menudo silenciosa, pero profunda, ¡a Aquel que es su autor y cuya perfecta sabiduría resplandece en aquello que es tan digno de Él!
Uno se sorprende ante la sabiduría y la hermosura del estilo con que Pablo, cuando escribe a los Colosenses, despliega ante sus ojos las glorias y la magnificencia de Cristo, en quien “toda la plenitud de la Deidad se complació en morar” (Colosenses 1:1919For it pleased the Father that in him should all fulness dwell; (Colossians 1:19) – JND). La obra del Padre por ellos y en ellos, haciéndolos aptos para la herencia de los santos en luz; trasladándolos al reino del Hijo de Su amor, siendo Él centro de todos Sus consejos (Colosenses 1). El peligro al que ellos estaban expuestos residía en no asirse “de la Cabeza”; y dejarse engañar así por la astucia de Satanás, bajo el pretexto de humildad y mansedumbre, y convertían las ordenanzas en un medio de obtener una posición delante de Dios, en vez de usarlas como un memorial de que ellos habían sido introducidos en una posición, conocida y disfrutada, y poseída delante de Él.
Antes que una palabra de advertencia o reprensión saliera de su pluma él revela las glorias del Hijo, el centro de los consejos del Padre; mediante el cual, por cargar sobre Sí el pecado, la muerte y el juicio, la plenitud de la Deidad había despejado el terreno para la reconciliación de “todas las cosas” en la nueva creación, de la cual Él era el centro, y por medio del cual los creyentes habían sido reconciliados con Dios (Colosenses 1:20-2120And, having made peace through the blood of his cross, by him to reconcile all things unto himself; by him, I say, whether they be things in earth, or things in heaven. 21And you, that were sometime alienated and enemies in your mind by wicked works, yet now hath he reconciled (Colossians 1:20‑21)).
¡Qué reprensión al estado de cosas que encontramos tratado en el segundo capítulo de la Epístola!: “filosofías”, “huecas sutilezas”, “tradiciones de los hombres”, “rudimentos del mundo”, “comida”, “bebida”, guardar “días de fiesta”, “luna nueva”, “días de reposo” (que eran sombras que se habían desvanecido en la nada cuando la sustancia, a saber, Cristo, había venido), “humildad” afectada, y cosas por el estilo. Cosas con las cuales una mente natural podía ocuparse, y que tenían una “reputación de sabiduría “y adoración inventada por la voluntad humana, tan gratificante para la carne.
El Apóstol recorre, por así decirlo, la región de la creación, la providencia, la redención y la gloria (Colosenses 1:15-2215Who is the image of the invisible God, the firstborn of every creature: 16For by him were all things created, that are in heaven, and that are in earth, visible and invisible, whether they be thrones, or dominions, or principalities, or powers: all things were created by him, and for him: 17And he is before all things, and by him all things consist. 18And he is the head of the body, the church: who is the beginning, the firstborn from the dead; that in all things he might have the preeminence. 19For it pleased the Father that in him should all fulness dwell; 20And, having made peace through the blood of his cross, by him to reconcile all things unto himself; by him, I say, whether they be things in earth, or things in heaven. 21And you, that were sometime alienated and enemies in your mind by wicked works, yet now hath he reconciled 22In the body of his flesh through death, to present you holy and unblameable and unreproveable in his sight: (Colossians 1:15‑22)); como si él dijera: «No existe un solo lugar en el amplio universo de estas cosas que yo no llenaré con Cristo. Le revelaré y Le expandiré de tal manera ante vuestros ojos que sólo tendré que mencionar los despropósitos mencionados en el capítulo 2 que han ocupado vuestras mentes para que os sonrojéis por ellas; y éste es Aquel mismo en quien toda la plenitud de la Deidad se complació en morar y el que mora en vosotros (Colosenses 1:2727To whom God would make known what is the riches of the glory of this mystery among the Gentiles; which is Christ in you, the hope of glory: (Colossians 1:27)) y vosotros estáis “completos” (o “llenos hasta la saciedad”) en Él (Colosenses 2:1010And ye are complete in him, which is the head of all principality and power: (Colossians 2:10)). Gente insensata, ved lo que habéis estado haciendo. ¿No es esto una reprensión más conmovedora para vosotros que si yo os hubiera acusado de los despropósitos infantiles de los cuales yo he oído hablar?»
Yo deseo presentar a mis lectores una línea de verdad que me ha impresionado mucho últimamente en el capítulo 1 de esta Epístola, junto con 2 Timoteo 3; y traer a sus mentes ciertas verdades de gran importancia acerca de las cuales el Apóstol insiste cuando las semillas del mal habían comenzado a mostrarse, y que en este día han crecido y madurado hasta llegar una cosecha tal. Me parece que él las tiene especialmente en su mente como los grandes preservadores que protegerían a los fieles contra todo lo que estaba por suceder. Esto es aún más notable cuando encontramos que él insiste en las mismas cosas sobre las conciencias de los fieles en los tiempos peligrosos de los postreros días. De modo que ya sea al principio o al final de la estadía de la iglesia aquí, las verdades que preservarían y ceñirían los lomos del pueblo de Dios serían las mismas.
Yo deduzco de la enseñanza general de la epístola que el Apóstol, el cual nunca había visto a los Colosenses (Colosenses 2:11For I would that ye knew what great conflict I have for you, and for them at Laodicea, and for as many as have not seen my face in the flesh; (Colossians 2:1)), había oído acerca de ellos a través de Epafras cuyo ministerio del Evangelio había sido evidentemente bendecido para ellos. Él había dado noticias de ellos al Apóstol (Colosenses 1:88Who also declared unto us your love in the Spirit. (Colossians 1:8)), acerca de la fructífera recepción del Evangelio por parte de ellos. El Apóstol contempla una doble condición de alma: en primer lugar, la del conocimiento de las buenas nuevas; y en segundo lugar, una condición producida por estar llenos del conocimiento de la voluntad de Dios, por lo cual él oraba (Colosenses 1:9-109For this cause we also, since the day we heard it, do not cease to pray for you, and to desire that ye might be filled with the knowledge of his will in all wisdom and spiritual understanding; 10That ye might walk worthy of the Lord unto all pleasing, being fruitful in every good work, and increasing in the knowledge of God; (Colossians 1:9‑10)); a fin de que, por medio de ella pudieran andar como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. En una palabra, ello es el conocimiento del misterio de Cristo y la Iglesia.
Consecuentemente, él contempla su propio ministerio bajo estas dos directrices: en primer lugar, la del Evangelio a toda la creación que está debajo del cielo (versículo 23); y en segundo lugar, la de la Iglesia, que completaba todos los consejos de Dios (Colosenses 1:22-2622In the body of his flesh through death, to present you holy and unblameable and unreproveable in his sight: 23If ye continue in the faith grounded and settled, and be not moved away from the hope of the gospel, which ye have heard, and which was preached to every creature which is under heaven; whereof I Paul am made a minister; 24Who now rejoice in my sufferings for you, and fill up that which is behind of the afflictions of Christ in my flesh for his body's sake, which is the church: 25Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God which is given to me for you, to fulfil the word of God; 26Even the mystery which hath been hid from ages and from generations, but now is made manifest to his saints: (Colossians 1:22‑26)). La revelación hasta el momento del ministerio de Pablo había abarcado la creación, la ley, la redención, la Persona de Cristo, los modos de obrar de Dios, Su gobierno, etc. Ahora sólo había una cosa por ser revelada y era la revelación del misterio de la Iglesia, que una vez dada completaba (o llenaba) la Palabra de Dios. Leemos, “Me regocijo en mis padecimientos por vosotros, y completo lo que falta aún de los padecimientos de Cristo en mi carne, por su cuerpo, el cual es la asamblea; de la cual llegué a ser ministro, conforme a la administración de Dios que me es dada para con vosotros para completar la palabra de Dios” (Colosenses 1:24-2524Who now rejoice in my sufferings for you, and fill up that which is behind of the afflictions of Christ in my flesh for his body's sake, which is the church: 25Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God which is given to me for you, to fulfil the word of God; (Colossians 1:24‑25) – JND).
Cristo, el Hijo de David y heredero de su trono, rechazado por los judíos y por el mundo; crucificado y muerto; resucitado por el poder de Dios y por la gloria del Padre; sentado en los cielos en la justicia de Dios, habiendo respondido al justo juicio de Dios contra el pecado, la muerte, el juicio, la ira, la maldición de una ley quebrantada, todo ello soportado y padecido para gloria de Dios; el pecado quitado, los pecados llevados; el “viejo hombre” tratado judicialmente y desechado para siempre; un Hombre, el Segundo Hombre, el postrer Adán, ¡en el cielo en justicia divina!
El Espíritu Santo, personalmente en la tierra, da testimonio de la justicia de Dios, y de la justificación del creyente conforme a su plena manifestación. La vida eterna por y en el Espíritu, y su posesión consciente es comunicada al creyente por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo actúa como el poder de esta vida en su andar, guiándolo, dirigiéndolo, controlándolo y reprendiéndolo. El creyente es sellado con el Espíritu, uniéndolo a Cristo, un Hombre en la gloria, siendo su cuerpo un templo para Su morada; y siendo así el vínculo de unión entre todos los que son Suyos, unos con otros, y con Cristo. Su presencia y bautismo constituyen “un solo Cuerpo”, compuesto de ellos, aquí en este mundo. Dios mora entre Sus santos aquí, como una habitación, en Espíritu, no en carne.
El Espíritu Santo es el poder para el ejercicio de los dones que cuando Cristo se levantó y ascendió a lo alto recibió como hombre y concedió a los hombres, miembros de Su cuerpo, “repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:1111But all these worketh that one and the selfsame Spirit, dividing to every man severally as he will. (1 Corinthians 12:11)); reproduciendo también a “Cristo”, la “vida de Jesús”, en los cuerpos mortales de los santos (Gálatas 4:1919My little children, of whom I travail in birth again until Christ be formed in you, (Galatians 4:19); 2 Corintios 4:1010Always bearing about in the body the dying of the Lord Jesus, that the life also of Jesus might be made manifest in our body. (2 Corinthians 4:10)). Él es también el poder de la adoración y de la comunión, el gozo, el amor, el regocijo y la oración. Él les enseña a esperar por la fe la esperanza de la justicia, la gloria misma. Él conduce a los santos a esperar a Cristo y produce el anhelante “Ven” en la “Esposa” (e invita “al que oye” a decirlo también), mientras su Señor, el objeto de su esperanza, aún continúa como “la estrella resplandeciente de la mañana” (Apocalipsis 22:16-1716I Jesus have sent mine angel to testify unto you these things in the churches. I am the root and the offspring of David, and the bright and morning star. 17And the Spirit and the bride say, Come. And let him that heareth say, Come. And let him that is athirst come. And whosoever will, let him take the water of life freely. (Revelation 22:16‑17)). Él los transforma mientras tanto en la imagen de Cristo desplegando, en la libertad de la gracia, ¡las glorias de Aquel en cuya faz resplandece toda la gloria de Dios! (2 Corintios 3:1818But we all, with open face beholding as in a glass the glory of the Lord, are changed into the same image from glory to glory, even as by the Spirit of the Lord. (2 Corinthians 3:18); 2 Corintios 4:66For God, who commanded the light to shine out of darkness, hath shined in our hearts, to give the light of the knowledge of the glory of God in the face of Jesus Christ. (2 Corinthians 4:6)).
Tales son algunas de las características de la “doctrina” de Pablo.
Entonces, nosotros encontramos una condición de alma en los Colosenses por la cual el Apóstol puede dar gracias (Colosenses 1:3-63We give thanks to God and the Father of our Lord Jesus Christ, praying always for you, 4Since we heard of your faith in Christ Jesus, and of the love which ye have to all the saints, 5For the hope which is laid up for you in heaven, whereof ye heard before in the word of the truth of the gospel; 6Which is come unto you, as it is in all the world; and bringeth forth fruit, as it doth also in you, since the day ye heard of it, and knew the grace of God in truth: (Colossians 1:3‑6)). Ellos habían recibido el Evangelio y ello producía fruto en ellos desde el día en que conocieron la gracia de Dios en verdad. Pero él bien sabía que el mero conocimiento del evangelio, aun siendo bienaventurado como es, no los capacitaría para “andar como es digno del Señor, agradándole en todo”. Se necesitaba algo más que la mera aceptación de las buenas nuevas para guiar los pasos del pueblo del Señor en un andar digno de Él; y por eso, si bien puede dar gracias por la primera condición del alma producida por las buenas nuevas, él no dejaba de orar por ellos para que tuvieran la segunda.
Cuántos del pueblo del Señor se encuentran en el primer estado en el día actual, los cuales se regocijan en la gracia del Evangelio y sin embargo nunca han alcanzado el segundo; es más, cuántos hay ¡que incluso piensan que todo lo que va más allá del mero conocimiento del Evangelio no es más que especulación u opiniones de hombres, sin poder ni valor para el andar práctico de los santos! Yo pienso que estoy justificado al decir que después que Epafras vio a Pablo, y se enteró de la profunda y primordial importancia de ese conocimiento por el cual Pablo oraba que ellos pudieran conocer, Epafras estuvo plenamente convencido del valor y la importancia de que ellos se enterasen del segundo carácter del ministerio del apóstol, que él, igualmente, trabajó fervientemente en oración por ellos para que pudiesen estar “firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere” (Compárese la oración de Pablo en Colosenses 1:9-10,9For this cause we also, since the day we heard it, do not cease to pray for you, and to desire that ye might be filled with the knowledge of his will in all wisdom and spiritual understanding; 10That ye might walk worthy of the Lord unto all pleasing, being fruitful in every good work, and increasing in the knowledge of God; (Colossians 1:9‑10) con la oración de Epafras en Colosenses 4:1212Epaphras, who is one of you, a servant of Christ, saluteth you, always laboring fervently for you in prayers, that ye may stand perfect and complete in all the will of God. (Colossians 4:12)).
Vemos, por lo tanto, tres asuntos prominentes e importantes en los que el Apóstol insiste en el capítulo 1.
En primer lugar, la importancia de que los santos sean enseñados en el segundo carácter del ministerio, el carácter de Iglesia, el Cuerpo de Cristo, su Cabeza. A fin de que comprendiendo la profunda responsabilidad que emanaba de ser miembros de dicho cuerpo ellos pudiesen asirse de la Cabeza y anduviesen como es digno del Señor, agradándole en todo.
En segundo lugar, que las Escrituras estaban ahora completas por la revelación de este misterio. Por consiguiente, no quedaba espacio para tradición o novedad de ningún tipo. Ello era el gran resumen de todos los consejos y propósitos revelados de Dios Padre para gloria del Hijo. Hasta aquí ellos habían abarcado y tratado de la creación, de la ley, el gobierno, el reino, la Persona de Cristo: el Hijo, la redención, etc. Podría haber, y sin duda lo hubo, un mayor desarrollo de los detalles de estos temas, como por Juan en Apocalipsis, etc., pero aun así ello sería sólo el despliegue y el resumen de los detalles de lo que había sido el tema de la inspiración. Entonces, el ministerio de Pablo fue revelar el misterio con respecto a Cristo y la Iglesia, misterio que completó la Palabra de Dios. Leemos, “ ... de la cual llegué a ser ministro, conforme a la administración de Dios que me es dada para con vosotros para completar la palabra de Dios” (Colosenses 1:2525Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God which is given to me for you, to fulfil the word of God; (Colossians 1:25) – JND).
En tercer lugar. La gloria de la Persona del Hijo, el cual es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:1515Who is the image of the invisible God, the firstborn of every creature: (Colossians 1:15)). “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:1818No man hath seen God at any time; the only begotten Son, which is in the bosom of the Father, he hath declared him. (John 1:18)). Él había creado todas las cosas. En Él todas las cosas subsistían. Leemos, “porque por él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, ora sean tronos, o dominios, o principados, o poderes; todas las cosas por medio de él y para él fueron creadas; y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas subsisten en él” (Colosenses 1:16-1716For by him were all things created, that are in heaven, and that are in earth, visible and invisible, whether they be thrones, or dominions, or principalities, or powers: all things were created by him, and for him: 17And he is before all things, and by him all things consist. (Colossians 1:16‑17) – VM). Él era el primogénito de entre los muertos y como tal, la Cabeza de Su Cuerpo, la Iglesia (Colosenses 1:1818And he is the head of the body, the church: who is the beginning, the firstborn from the dead; that in all things he might have the preeminence. (Colossians 1:18)).
Toda la plenitud se complació en habitar en Él (Colosenses 1:1919For it pleased the Father that in him should all fulness dwell; (Colossians 1:19) – JND), y reconciliar consigo todas las cosas; y Él había reconciliado a los santos que antes habían sido extraños y enemigos en sus mentes haciendo malas obras en Su cuerpo de carne por medio de la muerte (Colosenses 1:21,2221And you, that were sometime alienated and enemies in your mind by wicked works, yet now hath he reconciled 22In the body of his flesh through death, to present you holy and unblameable and unreproveable in his sight: (Colossians 1:21‑22)). De este modo, el Apóstol recorre las regiones de la creación, la providencia, la redención y la gloria, y Cristo es revelado como llenando todas las cosas. ¡Se trata de la gloria de la Persona del Hijo.
Para repetir los asuntos a fin de que la mente pueda recordarlos con sencillez, ellos son tres, a saber, primero, la doctrina de Pablo; segundo, las Escrituras, que ahora habían sido completadas por su ministerio; y tercero, la Persona de Cristo.
Éstas eran las verdades de las que dependían y de las que emanaban tantas cosas que serían las salvaguardas de los fieles en un día malo.
Yo no entro aquí en más detalles, pero téngalas usted en cuenta como aquellas verdades a las cuales él lleva a prestar especial atención para hacer frente a los peligros que él previó en el comienzo de la historia de la Iglesia.
Paso ahora a la enseñanza que él presenta en la Segunda Epístola a Timoteo, enseñanza que proporcionaría una inerrante guía a los fieles al final de la historia de la Iglesia en los postreros días. El afligido corazón del Apóstol se desahoga con aquel a quien él amaba y a quien podía comunicar libremente sus pensamientos; él le revela la ruina irreparable en la que la Iglesia se estaba desplazando rápidamente en su condición responsable externa. Él no espera ninguna restauración, ni siquiera la capacidad por parte de los fieles de abandonar la masa que profesa exteriormente. En las Epístolas a Timoteo él no habla de las gracias interiores y de los afectos cristianos, los cuales han de ser más cultivados que nunca en tal estado de cosas como lo hace en la Epístola a los Filipenses. Él no habla en dichas epístolas de la Iglesia como Cuerpo de Cristo o Esposa, ni de las relaciones de Padre e hijos, como en otras partes. De lo que él trata es de la cosa exterior ante el mundo, en el carácter (como en 1 Timoteo 3:14-1614These things write I unto thee, hoping to come unto thee shortly: 15But if I tarry long, that thou mayest know how thou oughtest to behave thyself in the house of God, which is the church of the living God, the pillar and ground of the truth. 16And without controversy great is the mystery of godliness: God was manifest in the flesh, justified in the Spirit, seen of angels, preached unto the Gentiles, believed on in the world, received up into glory. (1 Timothy 3:14‑16)) de lo que había sido establecido en el mundo para ser para Dios.
Se trataba de Su casa, la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:1515But if I tarry long, that thou mayest know how thou oughtest to behave thyself in the house of God, which is the church of the living God, the pillar and ground of the truth. (1 Timothy 3:15)), el vaso en el cual la Verdad debía ser exhibida; y el misterio de la Piedad, la manifestación de Dios en Cristo y las verdades circundantes, ello debía ser el testimonio de ella en el mundo. Ella era una portadora de luz para reflejarle a Él como Su epístola y responder al propósito de Dios en este lugar. En la segunda epístola a Timoteo el Apóstol ve que todo ya había desaparecido irremediable e irrevocablemente. La casa de Dios se había convertido en una casa grande en la que la iniquidad era abundante y los vasos “para deshonra” habían encontrado alojamiento y estaban cómodos en ella (2 Timoteo 2:2020But in a great house there are not only vessels of gold and of silver, but also of wood and of earth; and some to honor, and some to dishonor. (2 Timothy 2:20) – JND). Pablo había sido abandonado por todos en Asia (2 Timoteo 1:1515This thou knowest, that all they which are in Asia be turned away from me; of whom are Phygellus and Hermogenes. (2 Timothy 1:15)). Yo no tengo duda alguna acerca de que Él es aquí un hombre representativo, uno a través del cual el Espíritu Santo puede decir: “Sed imitadores de mí” (Filipenses 3); y uno que anduvo en el poder de su propia doctrina.
Él señala con una clara línea la senda de los fieles en un estado tal de cosas: ellos debían apartarse de iniquidad: leemos, “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Señor” (κύριος, kúrios) (2 Timoteo 2:1919Nevertheless the foundation of God standeth sure, having this seal, The Lord knoweth them that are his. And, Let every one that nameth the name of Christ depart from iniquity. (2 Timothy 2:19) – JND, LBLA, RVA). Todo aquel que Le reconociera como Señor, con independencia de la forma que ello asumiera, el paso sencillo y primordial debía ser apartarse de iniquidad. Uno debía limpiarse de los vasos que no honraban a Cristo en su andar, y así llegar a ser un vaso para honra, útil y preparado para el uso del amo. Leemos, “Empero en una casa grande, hay no solamente vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro: y algunos son para honra, y otros para deshonra. Si pues alguno se limpiare de éstos, separándose de ellos, será un vaso para honra, santificado, útil al amo, y preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 2:20-2120But in a great house there are not only vessels of gold and of silver, but also of wood and of earth; and some to honor, and some to dishonor. 21If a man therefore purge himself from these, he shall be a vessel unto honor, sanctified, and meet for the master's use, and prepared unto every good work. (2 Timothy 2:20‑21) – JND). Huir de las pasiones juveniles (es decir, tener santidad personal interna) debía ser el carácter de nuestro andar. Y luego (siendo todo lo anterior negativo) el seguimiento positivo de la justicia, la fe, el amor, la paz, con los que invocan al Señor con corazón puro (2 Timoteo 2:2222Flee also youthful lusts: but follow righteousness, faith, charity, peace, with them that call on the Lord out of a pure heart. (2 Timothy 2:22) – VM).
Pero ahora, cuando los santos han hecho esto, cuando se han apartado de iniquidad, se han limpiado de los vasos para deshonra, estaban andando en santidad y siguiendo estas cosas juntos, viene la pregunta, ¿hay algo provisto para ellos, cuando la corrupción los rodea por todos lados, que los mantenga juntos de una manera divina en medio de todo esto? ¿Acaso no estarían ellos expuestos a admitir que el mal se introdujera de nuevo entre ellos, y descubrirían así que separarse de él no sirve de nada? En la Epístola a los Colosenses Pablo había mostrado en Epafras la necesidad de que los santos estén enseñados en la segunda parte de su ministerio, una vez que se hubiesen establecido en la primera, es decir, cuando hubiesen recibido la gracia del Evangelio, para que pudiesen conocer todos los consejos de Dios en la doctrina de Pablo, a fin de andar como es digno del Señor. Sí, efectivamente, que él no cesaba de orar encarecidamente y en el Espíritu Santo, para que ellos fuesen así instruidos (Colosenses 1:7-14; 4:127As ye also learned of Epaphras our dear fellowservant, who is for you a faithful minister of Christ; 8Who also declared unto us your love in the Spirit. 9For this cause we also, since the day we heard it, do not cease to pray for you, and to desire that ye might be filled with the knowledge of his will in all wisdom and spiritual understanding; 10That ye might walk worthy of the Lord unto all pleasing, being fruitful in every good work, and increasing in the knowledge of God; 11Strengthened with all might, according to his glorious power, unto all patience and longsuffering with joyfulness; 12Giving thanks unto the Father, which hath made us meet to be partakers of the inheritance of the saints in light: 13Who hath delivered us from the power of darkness, and hath translated us into the kingdom of his dear Son: 14In whom we have redemption through his blood, even the forgiveness of sins: (Colossians 1:7‑14)
12Epaphras, who is one of you, a servant of Christ, saluteth you, always laboring fervently for you in prayers, that ye may stand perfect and complete in all the will of God. (Colossians 4:12)).
¿Sería ahora esto aquello a lo cual él les haría prestar atención de nuevo? Entonces, aquí viene la sublime verdad, él recuerda las mismas tres cosas en las que él había insistido al principio a los colosenses como salvaguardias para los fieles en los tiempos peligrosos, tiempos en los que la profesión del cristianismo es descrita en palabras tan parecidas a aquellas con las que él había descrito las corrupciones del mundo pagano, cuando dicho mundo estaba hundido en el más bajo nivel de degradación y alejamiento de Dios.
Si los versículos finales de Romanos 1 Son comparados con los cuatro primeros versículos de 2 Timoteo 3, esto será visto inmediatamente. Al describir las diversas manifestaciones del mal en estos versículos, tres características prominentes serán encontradas en ellos, a saber: 1º, el predominio del yo (mientras el cristianismo es la negación del yo); 2º, una apariencia de piedad mientras la eficacia de ella es negada; y 3º, la oposición activa a la verdad mediante la maquinación más sutil del enemigo, la de la imitación, la maquinación de Satanás en Egipto mediante los hechiceros, copiando los milagros de Moisés realizados por el poder de Dios, y el poder de Satanás prácticamente anulando así el de Dios. Para contrarrestar esos rasgos característicos y mantener a los fieles según la condición divina el Apóstol nombra a los Colosenses las mismas cosas que antes mencionamos: 1ª, “Mi doctrina”; 2ª, Las “Escrituras”; y 3ª, La Persona de Cristo como objeto de fe. Él desvela estas cosas en la parte restante del capítulo (2 Timoteo 3:10-1710But thou hast fully known my doctrine, manner of life, purpose, faith, longsuffering, charity, patience, 11Persecutions, afflictions, which came unto me at Antioch, at Iconium, at Lystra; what persecutions I endured: but out of them all the Lord delivered me. 12Yea, and all that will live godly in Christ Jesus shall suffer persecution. 13But evil men and seducers shall wax worse and worse, deceiving, and being deceived. 14But continue thou in the things which thou hast learned and hast been assured of, knowing of whom thou hast learned them; 15And that from a child thou hast known the holy scriptures, which are able to make thee wise unto salvation through faith which is in Christ Jesus. 16All scripture is given by inspiration of God, and is profitable for doctrine, for reproof, for correction, for instruction in righteousness: 17That the man of God may be perfect, throughly furnished unto all good works. (2 Timothy 3:10‑17)).
La doctrina de Pablo (véase también el modo de vida que se desprendía de ella) es la que ha de mantener divinamente juntos a quienes invocan al Señor con corazón puro. Ella incluye todos los principios y verdades relacionados con ello como cuando fue revelada por primera vez. La ruina y el fracaso no podrían afectarla ni obstaculizar la práctica que emana de ella. Tampoco sería alguna vez impracticable para los pocos fieles ejercer la disciplina piadosa y la exclusión del mal de en medio de ellos inculcadas por él (Véase 1 Corintios). La unidad exterior vista en un grado tan hermoso al principio (Hechos 2 y 4), podría desaparecer para siempre. La unidad del Espíritu en el Cuerpo de Cristo nunca fallaría, y los cristianos eran exhortados a procurar con diligencia mantenerla (Efesios 4:33Endeavoring to keep the unity of the Spirit in the bond of peace. (Ephesians 4:3) – RVA). Independientemente de lo que sucediera nunca habría un tiempo, mientras la Iglesia residiera aquí, en el cual la doctrina de Pablo sería nula o impracticable para el más genuino puñado de fieles que procurasen invocar al Señor con un corazón puro y vivir piadosamente en Cristo Jesús.
Tal es, entonces, el asunto prominente y nombrado en primer lugar en el capítulo. “Pero tú has seguido mi doctrina”, etc. (2 Timoteo 3:1010But thou hast fully known my doctrine, manner of life, purpose, faith, longsuffering, charity, patience, (2 Timothy 3:10)). El recurso, la salvaguardia, el terreno o principio de acción de los santos en un día malo. Sin la doctrina de Pablo ellos no tenían nada estable que los preservara y los mantuviera juntos en terreno divino en medio de la corrupción; pues con ella ellos encontrarían aquello bajo sus pies que nunca fallaría.
Entonces, ¿tenemos nosotros la doctrina de Pablo? Podemos jactarnos, como todos lo hacen, de que tenemos las Escrituras, y ciertamente ello está bien. Podemos tener confianza en que un Señor siempre fiel nunca dejará ni abandonará a Su pueblo, y que Él conoce a los que son Suyos y los guardará hasta el fin. Pero ¿podemos nosotros decir que tenemos la doctrina de Pablo acerca de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo en la tierra formado por la presencia y el bautismo del Espíritu Santo? Y teniéndola, ¿podemos decir que somos como miembros vivos, actuando conforme a la verdad de ella mediante el infalible suministro de gracia que Él da? ¿O acaso caemos bajo el carácter de aquellos que son descritos como que “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”, aquellos cuya mente e intelecto la verdad ha alcanzado, pero sin fe, y por lo tanto sin valor práctico en nuestras vidas? De la verdad podemos decir como de la fe: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene” la verdad, si él no ha mostrado que tiene fe en ella y por lo tanto ha aprendido a actuar de acuerdo con ella como algo en lo cual él cree?
Siempre es una señal de que un hombre tiene fe en la verdad que conoce cuando ella ha tenido el efecto correspondiente en su vida, cuando se ha actuado conforme a ella en la práctica. Ningún hombre ha tenido jamás el gozo y el poder de una verdad divina hasta que la ha aceptado y ha andado en ella. De este modo, muchos están siempre aprendiendo y nunca pueden llegar a un conocimiento divinamente confirmado de ella porque falta la práctica. La verdad es aprendida en el intelecto; tal vez la mente natural es tocada con la hermosura y la excelencia divina de ella; ella no puede ser negada pero no hay fe en ella. Ella no ha sido aprendida en la conciencia y en el alma; y cuando surge la tribulación o la persecución a causa de ella, el hombre tropieza, tal vez no la considera esencial, y él renuncia a aquello a lo cual él nunca ha llegado, a saber, a un conocimiento divinamente dado.
Si alguna vez hubo un día en que hubo una cosa tal como “si la sal hubiere perdido su sabor”, ese día es el día actual. Lo más conmovedor, las verdades mismas más elevadas de Dios, se han convertido en el tema de conversación del mundo. Ellas son manifestadas por muchos santos de una manera en la que se pierden el filo y el poder de ellas. Una charla y una conversación mundanas se combinan con el conocimiento intelectual de las verdades más elevadas de Dios; y como la sal que ha perdido su salinidad, uno no puede menos que preguntar con respecto a ella, “¿con qué será ella misma sazonada? Ni para la tierra, ni siquiera para el muladar sirve ya; sino que (incluso) la echan fuera” (Lucas 14:34-3534Salt is good: but if the salt have lost his savor, wherewith shall it be seasoned? 35It is neither fit for the land, nor yet for the dunghill; but men cast it out. He that hath ears to hear, let him hear. (Luke 14:34‑35) – VM).
“Pero tú has seguido (o, conocido perfectamente) mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido” (2 Timoteo 3:10-1410But thou hast fully known my doctrine, manner of life, purpose, faith, longsuffering, charity, patience, 11Persecutions, afflictions, which came unto me at Antioch, at Iconium, at Lystra; what persecutions I endured: but out of them all the Lord delivered me. 12Yea, and all that will live godly in Christ Jesus shall suffer persecution. 13But evil men and seducers shall wax worse and worse, deceiving, and being deceived. 14But continue thou in the things which thou hast learned and hast been assured of, knowing of whom thou hast learned them; (2 Timothy 3:10‑14)).
Que el Señor abra el entendimiento de Su amado pueblo, y en medio de la confusión y la corrupción de un día tan malo, cuando los hombres dicen: “¿Qué es la verdad?”, aun así, sin importarles la respuesta, descubran que hay principios en la Palabra de Dios que ninguna cantidad de fracaso humano puede tocar, y que son siempre practicables para aquellos que desean humildemente andar con Dios y guardar la palabra de la paciencia de Jesús hasta que Él venga. Que ellos aprendan a andar juntos en unidad, paz y amor en la verdad, a causa de Su nombre. Amén.
«De manera cierta, nosotros sólo podemos ser un testimonio del completo fracaso de la Iglesia de Dios. Pero, para serlo, debemos ser tan verdaderos en cuanto a principio como aquello que ha fracasado. Y mientras nosotros seamos un testimonio del fracaso, nunca fracasaremos». (De la revista ‘Words of Truth’, Nueva Serie, Editor: F. G. Patterson).