H.E. Hayhoe
El perdón
La verdad acerca del perdón eterno del pecado no fue revelado antes de la primera venida de Cristo. Por lo común, el perdón mencionado en el Antiguo Testamento era gubernativo; es decir, tuvo que ver con esta vida, no con la eternidad.
La enseñanza comprensiva de la Epístola a los Hebreos tiene por meta introducir a los creyentes a la bienaventuranza de Hebreos 10:4: “Porque con UNA SOLA OFRENDA hizo perfectos para siempre a los santificados”.
Esta es la posición actual de cada creyente delante de Dios. Pedro la predicó: “ ... todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por Su nombre” (Hechos 10:4343To him give all the prophets witness, that through his name whosoever believeth in him shall receive remission of sins. (Acts 10:43)); Pablo también: “ ... por éste os es anunciada remisión de pecados; y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en éste es justificado todo aquel que creyere” (Hechos 10:38-3938How God anointed Jesus of Nazareth with the Holy Ghost and with power: who went about doing good, and healing all that were oppressed of the devil; for God was with him. 39And we are witnesses of all things which he did both in the land of the Jews, and in Jerusalem; whom they slew and hanged on a tree: (Acts 10:38‑39)), y aun añadiendo el hecho bendito de la justificación. Luego la obra de Dios en gracia soberana para con aquellos que creen las buenas nuevas está resumida en Romanos 8:1: “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.
¡Quiera Dios que ninguna enseñanza falsa jamás eche a perder el fruto bendito, precioso y glorioso que es el resultado de la obra redentora del Hijo de Dios en la cruz!
¡Regocijémonos en ella y a Él alabémosle ahora y para siempre!
La paz
El ultimo versículo de Romanos 4 nos demuestra que esta fe descansa en lo que Dios ha hecho al entregar a Cristo por nuestros delitos y resucitarle para nuestra justificación.
Esta paz es el fruto de creer de corazón que Dios ha provisto en Cristo una expiación perfecta en Su sangre por el pecado. La obra fue consumada en la cruz y Su resurrección es el testimonio de la aceptación por Dios de la obra que Su propio Hijo ha llevado a cabo.
(seguirá, Dios mediante)