La perfecta humanidad del Señor Jesucristo

G.H. Hayhoe
“En Él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (Colosenses 2:99For in him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily. (Colossians 2:9)).
Antes de tratar detalladamente este asunto importantísimo de la humanidad sin pecado del Señor como hombre, creemos oportuno llamar la atención a la gloria de Su Persona bendita. Él es el Verbo eterno (Juan 1:11In the beginning was the Word, and the Word was with God, and the Word was God. (John 1:1)). Él es el Hijo unigénito que está en el seno del Padre (Juan 1:1818No man hath seen God at any time; the only begotten Son, which is in the bosom of the Father, he hath declared him. (John 1:18)). Él es Aquel por el cual todas las cosas fueron creadas y que sostiene todas las cosas con la palabra de Su potencia (Hebreos 1:2-32Hath in these last days spoken unto us by his Son, whom he hath appointed heir of all things, by whom also he made the worlds; 3Who being the brightness of his glory, and the express image of his person, and upholding all things by the word of his power, when he had by himself purged our sins, sat down on the right hand of the Majesty on high; (Hebrews 1:2‑3)). Él era la delicia del Padre desde la eternidad (compárese Proverbios 8:3030Then I was by him, as one brought up with him: and I was daily his delight, rejoicing always before him; (Proverbs 8:30)). Se les exhorta a los ángeles que Le adoren como Hombre (Hebreos 1:66And again, when he bringeth in the firstbegotten into the world, he saith, And let all the angels of God worship him. (Hebrews 1:6)). Los magos del Oriente también se postraron y Le adoraron cuando Él era un Niño (Mateo 2:1111And when they were come into the house, they saw the young child with Mary his mother, and fell down, and worshipped him: and when they had opened their treasures, they presented unto him gifts; gold, and frankincense, and myrrh. (Matthew 2:11)).
Teniendo presentes estos pensamientos, verdaderamente es cosa muy solemne la de tratar de Su humanidad perfecta. Debemos de hacerlo como adoradores, “cautivando todo intento (o pensamiento) a la obediencia de Cristo” (2 Corintios 10:55Casting down imaginations, and every high thing that exalteth itself against the knowledge of God, and bringing into captivity every thought to the obedience of Christ; (2 Corinthians 10:5)). El misterio de Su Persona gloriosa trasciende más allá de la comprensión de la mente humana, como el Verbo dijo: “Nadie conoció [o conoce] al Hijo, sino el Padre” (Mateo 11:2727All things are delivered unto me of my Father: and no man knoweth the Son, but the Father; neither knoweth any man the Father, save the Son, and he to whomsoever the Son will reveal him. (Matthew 11:27)). Ya que podemos saber solamente lo que nos ha sido revelado por medio de la Palabra de Dios, es imprescindible que no vayamos más allá de lo que dicen las Escrituras de Verdad, a las que deben sujetarse nuestros pensamientos o en nuestros comentarios acerca del Señor Jesús.
Cuando vino “el cumplimiento del tiempo” en que el Señor Jesús había de nacer según la promesa, el mensaje dirigido a la virgen María fue éste: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:3535And the angel answered and said unto her, The Holy Ghost shall come upon thee, and the power of the Highest shall overshadow thee: therefore also that holy thing which shall be born of thee shall be called the Son of God. (Luke 1:35)). Él era y es santo ... es el Hijo de Dios. Es el “Cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:1919But with the precious blood of Christ, as of a lamb without blemish and without spot: (1 Peter 1:19)). La Escritura dice: “no hay pecado en Él” (1 Juan 3:55Jesus answered, Verily, verily, I say unto thee, Except a man be born of water and of the Spirit, he cannot enter into the kingdom of God. (John 3:5)), es decir, ninguna naturaleza pecaminosa. Él pudo decir: “viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en Mí” (Juan 14:3030Hereafter I will not talk much with you: for the prince of this world cometh, and hath nothing in me. (John 14:30)). El Señor Jesús, bendito sea Su Nombre, como hombre en este mundo, tenía exclusivamente una naturaleza santa como lo era santo desde la eternidad (Hebreos 13:88Jesus Christ the same yesterday, and to day, and for ever. (Hebrews 13:8); Salmo 111:99He sent redemption unto his people: he hath commanded his covenant for ever: holy and reverend is his name. (Psalm 111:9)).
Los que somos nacidos de la raza de Adam nacimos en un estado pecaminoso (Salmo 51:55Behold, I was shapen in iniquity; and in sin did my mother conceive me. (Psalm 51:5); Santiago 1:1414But every man is tempted, when he is drawn away of his own lust, and enticed. (James 1:14)) y tenemos una naturaleza caída dentro de nosotros. “Lo que es nacido de la carne, carne es”. Es preciso, entonces, que un hombre renazca para poder entrar en el reino de Dios: “lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:66That which is born of the flesh is flesh; and that which is born of the Spirit is spirit. (John 3:6)). La vida que Dios nos da cuando renacemos es la vida de Cristo mismo; así leemos que “Cristo” es nuestra “vida” (Colosenses 3:44When Christ, who is our life, shall appear, then shall ye also appear with him in glory. (Colossians 3:4)). Y somos informados que en esta vida el así llamado “nuevo hombre” “es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad” (Efesios 4:2424And that ye put on the new man, which after God is created in righteousness and true holiness. (Ephesians 4:24)). Leemos también que “cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque Su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:99Nicodemus answered and said unto him, How can these things be? (John 3:9)). Así estas Escrituras demuestran muy claramente que Dios imparte al creyente la vida de Cristo la cual es creada en justicia y en santidad de verdad y no puede pecar.
Sin embargo encontramos hoy en día personas, presumiblemente bien instruidas en la doctrina de Cristo, que enseñan el error terrible de que Cristo podía pecar, aunque reconocen que no lo hizo. Aun pensar en ello causa profunda tristeza de corazón a los que Le aman y Le adoran como Dios el Hijo. Un versículo mal interpretado para dar apoyo a esta enseñanza falsa es Hebreos 4:15: “Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Ahora bien, este versículo en realidad niega el pensamiento que Cristo podía pecar. Nos señala que el Señor Jesús como hombre perfecto sentía cabalmente todo lo que un hombre justo podía sentir en este mundo de pecado, no obstante Él mismo era “sin pecado”. [La Escritura no dice que “Él no pecó”, como si Él hubiera sido capaz de cometerlo, sino que Él era “SIN PECADO”]. Él experimentaba hambre, sed, cansancio, reproches, pero a pesar de todo era absolutamente santo. Cuando el diablo se acercó a Él en la tentación en el desierto, no cedió un ápice a la tentación, porque “no hay pecado en Él”. Cuando, sin haber recibido un orden de Su Padre, rehusó transformar piedras en pan, Él tenía hambre por cuanto era un hombre real, y de consiguiente “padeció siendo tentado” (Hebreos 2:1818For in that he himself hath suffered being tempted, he is able to succor them that are tempted. (Hebrews 2:18)). Este pasaje no sugiere ni siquiera por un instante que había en Él tendencia alguna de desobedecer a Su Padre. Habiendo Él tomado el lugar de un hombre, aprendió lo que costaba la obediencia. (Hebreos 5:88Though he were a Son, yet learned he obedience by the things which he suffered; (Hebrews 5:8)).
Algunos han dicho que la palabra “tentar” pierde su significado si no implica la posibilidad de pecar. Pero esto es contrario a la Escritura y una deshonra ofensiva a Dios, por cuanto la Escritura no solamente habla del Señor Jesús como un hombre tentado, sino también de hombres que tentaron a Dios en los tiempos antiguos (Salmo 95:8-98Harden not your heart, as in the provocation, and as in the day of temptation in the wilderness: 9When your fathers tempted me, proved me, and saw my work. (Psalm 95:8‑9)). ¿Acaso se infiere de esto que Dios podía pecar? ¡Que seamos preservados de abrigar un pensamiento tan deshonroso de la Deidad! Ningún verdadero hijo de Dios podría abrigar tal pensamiento a menos que el tal dejase de reconocer en qué manera tan terrible doctrina deshonra a Dios y a Su Hijo. ¿Cómo podríamos depender de Su Palabra para nuestra salvación si fuera así? Damos gracias a Dios que la Escritura nos dice que “es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:1818That by two immutable things, in which it was impossible for God to lie, we might have a strong consolation, who have fled for refuge to lay hold upon the hope set before us: (Hebrews 6:18)). Ahora bien, la tentación del Señor Jesús tuvo como propósito demostrar quién era Él como hombre aquí. Satán se llegó al primer hombre, Adam y con una sola tentación, Adam cedió y cayó. [Después de haber pasado cuatro milenios] Satán vino con sus tentaciones al Segundo Hombre —“el Señor ... del cielo” (1 Corintios 15:4747The first man is of the earth, earthy: the second man is the Lord from heaven. (1 Corinthians 15:47))— pero el maligno se encontró con Aquel que tenía sólo una naturaleza santa y que replicó a todas sus tentaciones haciendo uso de la Palabra de Dios, como convenía a un hombre dependiente de Dios. Cuando nosotros, como cristianos poseyendo la vida de Cristo, respondemos a las tentaciones de Satanás con la Palabra de Dios, le venceremos también. Pero todavía tenemos la vieja naturaleza caída ¡ay! tanto como la nueva vida; así es posible que nosotros cedamos a la tentación: “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado” (Santiago 1:1414But every man is tempted, when he is drawn away of his own lust, and enticed. (James 1:14)). Este versículo no tuvo nada que ver con el Señor Jesús.
Tal vez algunos dirán que el Señor Jesús en el huerto de Getsemaní dijo a Su Padre: “no se haga Mi voluntad, sino la Tuya” (Lucas 22:4242Saying, Father, if thou be willing, remove this cup from me: nevertheless not my will, but thine, be done. (Luke 22:42)). Pero esta súplica, cuando es percibida en su verdadero sentido, es preciosísima. El Señor Jesús —como el Santo— se retrajo de ser hecho pecado, (“Al que no conoció pecado, Dios hizo pecado por nosotros”; 2 Corintios 5:2121For he hath made him to be sin for us, who knew no sin; that we might be made the righteousness of God in him. (2 Corinthians 5:21)), como lo fue en aquellas tres horas de las tinieblas. Pero Él era el hombre perfecto y obediente que había venido para hacer la voluntad de Su Padre a todo trance. Aquí la luz y el amor brillan en todo su esplendor: el Señor Jesús aborreciendo el pecado —puesto que el pecado era tan contrario a Su bendita y santa voluntad—, sin embargo en amor y en obediencia a la voluntad de Su Padre sometiéndose a la cruz para que Dios fuese glorificado y el pecado quitado para siempre jamás.
Así en vez de procurar sondear el misterio divino de la Persona del Señor Jesús quien era Dios perfecto y hombre perfecto, postrémonos en adoración como lo hicieron los magos del Oriente de antaño.
Hay dos cosas enseñadas claramente en las Escrituras: (1) que la ruina del primer hombre Adam por medio de la caída, es total, de modo que su voluntad está en enemistad contra Dios; y (2) que Dios empieza de nuevo en Sus tratos con el hombre, enviando a Su bendito y santo Hijo, el Señor Jesucristo, cuya voluntad era hacer solamente la voluntad de Su Padre. Cuando Dios empieza una obra en el alma de un hombre, Él imparte primeramente una nueva vida; todo lo que es aceptable y agradable a Él emana de esa nueva vida. “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios” (Juan 1:1313Which were born, not of blood, nor of the will of the flesh, nor of the will of man, but of God. (John 1:13)). “Así que, los que están en la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:88So then they that are in the flesh cannot please God. (Romans 8:8)). Si somos inteligentes en cuanto a la Persona gloriosa del Señor Jesús en el cual mora toda la plenitud de la Deidad, y con respecto a las dos naturalezas en el creyente, entonces no cabe duda de que seremos conservados del error terrible de negar la humanidad perfecta, santa y pura del Hijo de Dios.
Único Hijo de Dios, divino en Su persona,
Naturaleza humana Él por siempre asumió;
Y de estas dos la unión —fundadas ya en una—
En Jesús el manantial de tierno amor formó.
Que Dios guarde a los corazones y las mentes de Su pueblo, en estos días de pruebas, de cualquiera y toda cosa que ataca a la Persona o la obra de Su amado Hijo.