La separación

La de Israel: La nación de Israel fue apartada de las demás naciones por el Señor mismo, conforme a Su voluntad soberana y Sus múltiples propósitos sabios. Citamos unos pasajes para demostrar esto:
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en Tus ojos, yo y Tu pueblo, sino en andar Tú con nosotros, y que yo y Tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Éxodo 33:1616For wherein shall it be known here that I and thy people have found grace in thy sight? is it not in that thou goest with us? so shall we be separated, I and thy people, from all the people that are upon the face of the earth. (Exodus 33:16)).
“Cuando el Altísimo hizo heredar a las gentes, cuando hizo dividir los hijos de los hombres, estableció los términos de los pueblos según el número de los hijos de Israel. Porque la parte de Jehová es Su pueblo; Jacob la cuerda de Su heredad” (Deuteronomio 32:8-98When the most High divided to the nations their inheritance, when he separated the sons of Adam, he set the bounds of the people according to the number of the children of Israel. 9For the Lord's portion is his people; Jacob is the lot of his inheritance. (Deuteronomy 32:8‑9)).
Hablando prácticamente, Canaán, o Palestina, se sitúa en el centro geográfico de la superficie de todas las tierras del mundo entero. Además, se sitúa en la encrucijada entre el norte y el sur, entre el oriente y el occidente. Allí el Señor dispuso la heredad terrenal de Su pueblo Israel, con las heredades de las naciones alrededor. Allí Israel, un pueblo pequeño en número, tendría que depender del “brazo de Jehová” (Isaías 53:11Who hath believed our report? and to whom is the arm of the Lord revealed? (Isaiah 53:1)) para su protección y preservación.
Para mantener la nación íntegra y preservada de la idolatría reinante, se les prohibió a los israelitas contraer matrimonio con los gentiles: “por tanto no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y sacrificarán a sus dioses, y te llamarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán también fornicar a tus hijos en pos de los dioses de ellas” (Éxodo 34:15-1615Lest thou make a covenant with the inhabitants of the land, and they go a whoring after their gods, and do sacrifice unto their gods, and one call thee, and thou eat of his sacrifice; 16And thou take of their daughters unto thy sons, and their daughters go a whoring after their gods, and make thy sons go a whoring after their gods. (Exodus 34:15‑16)).
En una palabra, era la voluntad de Jehová que Su pueblo Israel fuese un testigo fiel para Él, el Dios Creador, el solo Dios verdadero; y para ese propósito era imprescindible que el pueblo se mantuviese totalmente apartado de las naciones alrededor y de su idolatría reinante. Israel desobedeció.
La separación de la Iglesia: Es totalmente distinta de la de Israel. No es cuestión de un aislamiento tras muros de mandamientos numerosos y minuciosamente específicos, dados a un pequeño pueblo geográficamente colocado en una sola ubicación. Los creyentes en el Señor Jesús, que son miembros de Su cuerpo, que es la Iglesia (Efesios 1:22-2322And hath put all things under his feet, and gave him to be the head over all things to the church, 23Which is his body, the fulness of him that filleth all in all. (Ephesians 1:22‑23)), son escogidos de todas las naciones esparcidas por todas partes del mundo. En los Hechos 15:1414Simeon hath declared how God at the first did visit the Gentiles, to take out of them a people for his name. (Acts 15:14) leemos “cómo Dios primero visitó a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para Su nombre”.
El apartamiento de la Iglesia es una separación espiritual y moral, no de carácter físico o geográfico. Cuando Jesús oró al Padre un poco antes de que volviese al cielo por el camino de la Cruz, hablando de los Suyos, dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. Santifícalos en Tu verdad: Tu palabra es verdad. Como Tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo. Y por ellos Yo Me santifico a Mí mismo, para que ellos sean santificados en verdad” (Juan 17:15-1915I pray not that thou shouldest take them out of the world, but that thou shouldest keep them from the evil. 16They are not of the world, even as I am not of the world. 17Sanctify them through thy truth: thy word is truth. 18As thou hast sent me into the world, even so have I also sent them into the world. 19And for their sakes I sanctify myself, that they also might be sanctified through the truth. (John 17:15‑19)). Mientras vivimos, nosotros los creyentes estamos en este mundo, pero, por llamado divino, no somos del mundo. El Señor señaló el propósito que tuvo al dejarnos en el mundo después de salvarnos de nuestros pecados (pues al salvarnos Él hubiera podido llevarnos enseguida a la casa del Padre). Como el Padre Le envió al mundo para testificar de la verdad, asimismo el Hijo nos envió al mundo para proclamar la verdad. Y en cuanto a nuestra separación del mundo, Él se apartó a Sí mismo en el cielo con la mira de interceder por Su pueblo redimido en la tierra, para mantenernos prácticamente apartados del mal que nos rodea. Entre otros tantos peligros que nos acechan, hay el del yugo desigual: “No os juntéis en yugo con los infieles [los no creyentes]: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán Mi pueblo. Por lo cual, ‘Salid de en medio de ellos, y apartaos’, dice el Señor, ‘y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros Me seréis a Mí hijos e hijas’, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:14-1814Be ye not unequally yoked together with unbelievers: for what fellowship hath righteousness with unrighteousness? and what communion hath light with darkness? 15And what concord hath Christ with Belial? or what part hath he that believeth with an infidel? 16And what agreement hath the temple of God with idols? for ye are the temple of the living God; as God hath said, I will dwell in them, and walk in them; and I will be their God, and they shall be my people. 17Wherefore come out from among them, and be ye separate, saith the Lord, and touch not the unclean thing; and I will receive you, 18And will be a Father unto you, and ye shall be my sons and daughters, saith the Lord Almighty. (2 Corinthians 6:14‑18)).