Sus respectivas misiones

La misión principal de Israel fue la de dar testimonio del Dios verdadero, revelado a ellos como Jehová. Después del diluvio en los días de Noé, no pasó mucho tiempo antes de que los hombres empezaran a hacerse ídolos y a adorarlos. El padre mismo de Abraham, Tharé, era un idólatra: “Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente de esotra parte del río, es a saber, Tharé, padre de Abraham y de Nachr; y servían a dioses extraños” (Josué 24:22And Joshua said unto all the people, Thus saith the Lord God of Israel, Your fathers dwelt on the other side of the flood in old time, even Terah, the father of Abraham, and the father of Nachor: and they served other gods. (Joshua 24:2)).
Dios apartó a Abraham de la casa idólatra de su padre, Tharé, de su parentela y de su patria, Ur de los Caldeos (compárese con Génesis 12:11Now the Lord had said unto Abram, Get thee out of thy country, and from thy kindred, and from thy father's house, unto a land that I will show thee: (Genesis 12:1)), empezando con él un pueblo apartado de la idolatría en la tierra y puesto por testigo del Dios verdadero, del Creador. Los bisnietos de Abraham, o sean los doce hijos de Jacob, y sus descendentes, formaron el pueblo de Israel, al cual Jehová Dios dio la ley, los diez mandamientos. El primero de éstos dice así: “No tendrás dioses ajenos delante de Mí”. El segundo dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra” (Éxodo 20:3-43Thou shalt have no other gods before me. 4Thou shalt not make unto thee any graven image, or any likeness of any thing that is in heaven above, or that is in the earth beneath, or that is in the water under the earth: (Exodus 20:3‑4)).
Así que los cristianos son encargados con la responsabilidad de anunciar y de defender la dignidad y la gloria del Señor Jesucristo, y a la vez de pregonar a todo el mundo que hay salvación de pecado y de la condenación eterna ofrecida a cuantos crean en la virtud del sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz. “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:1515And he said unto them, Go ye into all the world, and preach the gospel to every creature. (Mark 16:15)). “No me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud a todo aquel que cree” (Romanos 1:1616For I am not ashamed of the gospel of Christ: for it is the power of God unto salvation to every one that believeth; to the Jew first, and also to the Greek. (Romans 1:16)). “Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:1616For though I preach the gospel, I have nothing to glory of: for necessity is laid upon me; yea, woe is unto me, if I preach not the gospel! (1 Corinthians 9:16)). “Firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio” (Filipenses 1:2727Only let your conversation be as it becometh the gospel of Christ: that whether I come and see you, or else be absent, I may hear of your affairs, that ye stand fast in one spirit, with one mind striving together for the faith of the gospel; (Philippians 1:27)). “Haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Timoteo 4:55But watch thou in all things, endure afflictions, do the work of an evangelist, make full proof of thy ministry. (2 Timothy 4:5)).
Pero ¿qué diremos del testimonio de la Iglesia en la tierra? ¿No ha fracasado? ¡Ay! ha sido más infiel que Israel. En este aspecto, no hay contraste entre Israel y la Iglesia profesante: ambos han deshonrado a Dios, pero la Iglesia aún más que Israel. En un sector grande del cristianismo, los ídolos se han multiplicado cien veces más que en Israel. La predicación del verdadero evangelio de Dios acerca de Su Hijo, el único Salvador de los pecadores, y de la remisión de pecados por fe en Su sangre preciosa, ha sido suprimida, y los predicadores de la verdad han sido perseguidos, torturados y matados por millares.
En fin, el hombre es un fracaso completo. “Dejaos del hombre, cuyo hálito está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” (Isaías 2:2222Cease ye from man, whose breath is in his nostrils: for wherein is he to be accounted of? (Isaiah 2:22)). Más bien contemplemos al Hombre glorioso, Cristo, que honró a Dios en toda circunstancia, en todo momento, en pensamiento, en obra y en palabra: “al que no conoció pecado... no hay pecado en Él... el cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en Su boca: quien cuando le maldecían, no retornaba maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa al que juzga justamente: el cual mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia” (2 Corintios 5:21; 121For he hath made him to be sin for us, who knew no sin; that we might be made the righteousness of God in him. (2 Corinthians 5:21) Juan 3:55Jesus answered, Verily, verily, I say unto thee, Except a man be born of water and of the Spirit, he cannot enter into the kingdom of God. (John 3:5); 1 Pedro 2:22-2422Who did no sin, neither was guile found in his mouth: 23Who, when he was reviled, reviled not again; when he suffered, he threatened not; but committed himself to him that judgeth righteously: 24Who his own self bare our sins in his own body on the tree, that we, being dead to sins, should live unto righteousness: by whose stripes ye were healed. (1 Peter 2:22‑24)). ¡A Él sea la gloria para siempre jamás!