Bendiciones

Narrator: Luiz Genthree
Duration: 5min
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Las bendiciones características del israelita eran terrenales. Hay muchas Escrituras que las describen, por ejemplo:
“Y será que, si oyeres diligente la voz de Jehová tu Dios, para guardar, para poner por obra todos Sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra; y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Bendito tu canastillo y tus sobras. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir” (Deuteronomio 28:1-61And it shall come to pass, if thou shalt hearken diligently unto the voice of the Lord thy God, to observe and to do all his commandments which I command thee this day, that the Lord thy God will set thee on high above all nations of the earth: 2And all these blessings shall come on thee, and overtake thee, if thou shalt hearken unto the voice of the Lord thy God. 3Blessed shalt thou be in the city, and blessed shalt thou be in the field. 4Blessed shall be the fruit of thy body, and the fruit of thy ground, and the fruit of thy cattle, the increase of thy kine, and the flocks of thy sheep. 5Blessed shall be thy basket and thy store. 6Blessed shalt thou be when thou comest in, and blessed shalt thou be when thou goest out. (Deuteronomy 28:1‑6)).
Pero los hijos de Israel no obedecieron los mandamientos del Señor; por lo tanto perdieron Sus bendiciones y la tierra de Canaán (o sea Palestina). Las diez tribus fueron esparcidas entre las naciones (léase 2 Reyes 17) y nadie sabe dónde se hallen hoy día. Las otras tribus, Judá y Benjamín, fueron llevados cautivas a Babilonia después. Un remanente volvió a Jerusalén. Sus descendientes crucificaron a su Mesías, Jesús. Luego los romanos destruyeron a Jerusalén en el año 70 y los sobrevivientes de los judíos fueron esparcidos y hasta hoy existen en todas partes del mundo. Hoy en día1 hay dos o tres millones en Palestina y la nación se llama “Israel”. Materialmente están haciendo grandes progresos, pero todavía son incrédulos y sin arrepentimiento; por lo tanto serán castigados más que nunca en los días de la gran tribulación que han de venir (Mateo 24:21-2221For then shall be great tribulation, such as was not since the beginning of the world to this time, no, nor ever shall be. 22And except those days should be shortened, there should no flesh be saved: but for the elect's sake those days shall be shortened. (Matthew 24:21‑22)). Entonces algunos de ellos —el remanente— se arrepentirán y recibirán a su gran Mesías, Jesucristo, cuando Él venga (léase Zacarías 12:10-1410And I will pour upon the house of David, and upon the inhabitants of Jerusalem, the spirit of grace and of supplications: and they shall look upon me whom they have pierced, and they shall mourn for him, as one mourneth for his only son, and shall be in bitterness for him, as one that is in bitterness for his firstborn. 11In that day shall there be a great mourning in Jerusalem, as the mourning of Hadadrimmon in the valley of Megiddon. 12And the land shall mourn, every family apart; the family of the house of David apart, and their wives apart; the family of the house of Nathan apart, and their wives apart; 13The family of the house of Levi apart, and their wives apart; the family of Shimei apart, and their wives apart; 14All the families that remain, every family apart, and their wives apart. (Zechariah 12:10‑14); Mateo 24:30; 26:6430And then shall appear the sign of the Son of man in heaven: and then shall all the tribes of the earth mourn, and they shall see the Son of man coming in the clouds of heaven with power and great glory. (Matthew 24:30)
64Jesus saith unto him, Thou hast said: nevertheless I say unto you, Hereafter shall ye see the Son of man sitting on the right hand of power, and coming in the clouds of heaven. (Matthew 26:64)
).
En contraste con todo aquello, las bendiciones de la Iglesia son muy distintas y elevadas: bendecida “con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo: según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él en amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a Sí mismo, según el puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado; en el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de Su gracia” (Efesios 1:3-73Blessed be the God and Father of our Lord Jesus Christ, who hath blessed us with all spiritual blessings in heavenly places in Christ: 4According as he hath chosen us in him before the foundation of the world, that we should be holy and without blame before him in love: 5Having predestinated us unto the adoption of children by Jesus Christ to himself, according to the good pleasure of his will, 6To the praise of the glory of his grace, wherein he hath made us accepted in the beloved. 7In whom we have redemption through his blood, the forgiveness of sins, according to the riches of his grace; (Ephesians 1:3‑7)).
¡Qué contraste más marcado! Los creyentes en Cristo Jesús, pecadores salvos por la gracia infinita de Dios y limpiados del todo por la sangre preciosa de Cristo, son bendecidos, no con los frutos de una porción de la tierra en Canaán, sino con toda bendición espiritual. Hay muchas, y los creyentes son bendecidos con todas. Además, todas son de categoría altísima. Hablando reverentemente, Dios Padre mismo no hubiera podido concebir bendiciones más altas, más sublimes y más dignas de Su persona que éstas. Basta meditar en este pasaje en Efesios para poder comprender y apreciar cuáles son las bendiciones celestiales derramadas en los que son hechos hijos de Dios por adopción a Sí mismo por medio del Señor Jesús.
Aquí en la tierra Dios nos promete a los creyentes sólo tres cosas: comida para sostener nuestra vida; vestido para cubrir el cuerpo; y persecución por cuanto estamos en un mundo opuesto a Cristo, nuestro Salvador y Señor. Él está arriba en el cielo; allí está nuestro hogar; y allí nuestra herencia: bendecidos “con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo”.
 
1. [Nota del editor: Este tratado fue publicado por primera vez en el año 1976].