El increíble hígado humano

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Fred John Meldau
Consideremos unos cuantos hechos acerca del “increíble hígado humano”. Es el órgano interno más grande del cuerpo y puede pesar hasta casi dos kilos.
Su oficio es reconocido como uno de los misterios más maravillosos del mundo científico. Más de 500 funciones del hígado han sido catalogadas y constantemente hay nuevos descubrimientos. Es un fenómeno casi inimaginable.
Se ha dicho que esta glándula misteriosa es el laboratorio maestro del cuerpo ... . Las células del hígado elaboran una química vasta, variada y esencial para el funcionamiento eficiente de todos nuestros órganos. Algunos ejemplos: nuestros riñones no podrían disponer de exceso de nitrógeno si el hígado no lo convirtiera en urea para excreción. El hígado almacena las vitaminas necesarias para dar formación a la sangre en el meollo de los huesos. El hígado fabrica aminoácidos y los incorpora en la albúmina que regula el balance entre la sal y el agua sin el cual no podríamos vivir. Y el hígado fabrica también la bilis que activa la función intestinal a fin de que no seamos envenenados por los productos de nuestra propia digestión.
El hígado es el órgano más fantásticamente complejo y eficiente del cuerpo humano. Entre otras funciones regula la consistencia precisa de la corriente sanguínea. Lo hace produciendo tres sustancias distintas y entregándolas a la sangre en las proporciones justamente necesarias. COMO lo hace nadie ni siquiera puede conjeturar ... . Una de estas sustancias es el fibrinógeno, que precipita el coágulo cuando la sangre se expone al aire. Esta sustancia es tan compleja que los científicos no han podido reproducirla en el laboratorio. La segunda es la protrombina; mantiene el espesor de la corriente sanguínea a fin de evitar hemorragias internas a través de las paredes de las arterias, las venas y los órganos. Y la tercera es la heparina que contrarresta cualquier tendencia de las otras dos de espesar demasiado la sangre.
Cada segundo esta glándula incomparable hace maravillas casi increíbles. El hígado convierte su abastecimiento en reserva de glicógeno (almidón animal) en glucosa requerida para la energía física y para los músculos, y la transmite a la corriente sanguínea. Cuando los músculos consumen la glucosa, producen ácido láctico, el cual envenenaría el cuerpo si quedara estancado; pero el hígado convierte el ácido láctico en glicógeno otra vez, cumpliendo un ciclo sanador, cada etapa del cual es vital para la vida y la salud.
Que sea el hígado el producto final de una serie de mutaciones realizadas al azar es una teoría tan irracional como sería el afirmar que un avión “jet” se puede fabricar por sí mismo.
(seguirá, Dios mediante)
(Traducido e impreso con permiso de WHY WE BELIEVE IN CREATION, NOT IN EVOLUTION [POR QUÉ CREEMOS EN LA CREACIÓN, NO EN LA EVOLUCIÓN], por Fred John Meldau, páginas 233-234, 339).