Ro. 9:1‑11:36• 1Verdad digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo,
2Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
3Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
4Que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas;
5Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
6No empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que son de Israel son Israelitas;
7Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas: En Isaac te será llamada simiente.
8Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios; mas los que son hijos de la promesa, son contados en la generación.
9Porque la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo.
10Y no sólo esto; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre,
11(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese;)
12Le fué dicho que el mayor serviría al menor.
13Como está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí.
14¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
15Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré.
16Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
17Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
18De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.
19Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá á su voluntad?
20Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?
21¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza?
22¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte,
23Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria;
24Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles?
25Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; Y á la no amada, amada.
26Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
27También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas:
28Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra.
29Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos semejantes.
30¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe;
31Mas Israel que seguía la ley de justicia, no ha llegado á la ley de justicia.
32¿Por qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
33Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída; Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado.
1Hermanos, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud.
2Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á ciencia.
3Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado á la justicia de Dios.
4Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree.
5Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.
6Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?
7O, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de los muertos.)
8Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos:
9Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.
11Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan:
13Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?
15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!
16Mas no todos obedecen al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído á nuestro anuncio?
17Luego la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.
18Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos.
19Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os provocaré á ira.
20E Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban; Manifestéme á los que no preguntaban por mí.
21Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.
1Digo pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
2No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura? cómo hablando con Dios contra Israel dice:
3Señor, á tus profetas han muerto, y tus altares han derruído; y yo he quedado solo, y procuran matarme.
4Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.
5Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia.
6Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
7¿Qué pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos;
8Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
9Y David dice: Séales vuelta su mesa en lazo, y en red, Y en tropezadero, y en paga:
10Sus ojos sean obscurecidos para que no vean, Y agóbiales siempre el espinazo.
11Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
12Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
13Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
14Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
15Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
16Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
18No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
19Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
20Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
21Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
24Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
25Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
26Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
27Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
28Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
29Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
30Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
31Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
33Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero?
35¿O quién le dió á él primero, para que le sea pagado?
36Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén. (Ro. 9:1‑11:36)