La súplica del profeta de regresar a Jehová; Su disposición para encontrarse con su pueblo
Capítulo 6. Esto suscita un conmovedor discurso del profeta, en el que ruega al pueblo que regrese a Jehová. La fe siempre tiene este recurso, porque ve la mano de Dios, su Dios, en el castigo, y puede apelar a la misericordia de un Dios conocido. En el versículo 4, el Espíritu expresa la bondad amorosa de Dios hacia Sus hijos rebeldes, y Su disposición a enfrentar el movimiento más pequeño en su corazón hacia el bien. Por lo tanto, Dios les había enviado el testimonio de los profetas, un medio extraordinario, como hemos visto, para mantener en gracia la relación del pueblo con Dios, y eso moral y en realidad. En el corazón y la mente de Dios no era una cuestión de formas externas; la relación moral con Dios había fracasado. Él había levantado profetas, como un medio de relación consigo mismo, para traer de vuelta los corazones de la gente. Pero, como Adán1 hizo en el jardín del Edén, habían quebrantado el convenio del cual dependía el disfrute de las bendiciones que Dios había acumulado sobre ellos. Habían actuado traicioneramente hacia Él. Jehová su Dios estaba listo para levantarlos de su ruina; pero si Él entraba, Su presencia sacaba a la luz esa iniquidad que formaba una barrera moral para esta restauración. Entonces el corazón del profeta se desborda de nuevo en lamentación por su iniquidad. La profecía de Oseas es importante a este respecto, que nos proporciona la imagen moral del pueblo a quien Dios ha juzgado, la condición de este pueblo que hizo inevitable el juicio. No hay nada más conmovedor que esta mezcla, por parte de Dios, de reproches, de bondad amorosa, de apelación, de referencia a momentos más felices. Pero todo fue en vano. Él debe necesitar juez, y recurrir a Su gracia soberana, que traería a Israel de vuelta al arrepentimiento y a Él.
(1. Debe leerse: “Pero ellos, como Adán, han transgredido el pacto”. Adán, en hebreo, es un nombre propio y un nombre genérico; pero este último generalmente con el artículo ה (ha; “El Adán"). Es a este pasaje al que Pablo se refiere en Romanos 5:14.)
Alentaron al rey y a los príncipes en su iniquidad. Ya el fruto de la iniquidad de Israel se veía en la debilidad del pueblo; los extraños también los devoraban; sin embargo, por todo esto no regresaron a Jehová. Si a veces, bajo el sentido de su miseria, aullaban sobre sus camas, no clamaban a Dios. ¡Qué imagen del hombre bajo el efecto del pecado, que no se volverá al Señor!