El libro de Ezequiel tiene muchas ilustraciones y lenguaje figurativo. Fue escrito luego de que Ezequiel fue llevado cautivo a Babilonia y nos indica las razones por las que Dios tuvo que juzgar a su pueblo, pero también explica cómo va a librarles en el futuro. El tener una idea general de su contenido nos ayudará a entender el libro y a pesar de que cuando lo leamos por primera vez, posiblemente no entendamos cada detalle, un bosquejo nos ayudará a captar los temas importantes del libro, como son: la idolatría, el gobierno de Dios y su misericordia; los cuales tienen mucho que ver con nuestras vidas cotidianas.
Cap. 1-24: Juicio contra Israel
En los versículos 13 al 14 del primer capítulo descubrimos un tema importante: “Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos”. Aunque los detalles parecen obscuros, es claro que este es un tiempo de juicio solemne contra el pueblo de Dios. El fuego y los relámpagos son símbolos de un juicio rápido y firme. Pero ¿por qué tuvo que juzgar Dios a su pueblo así? La respuesta la hallamos en capítulo 8:6: “Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario?”. De allí procede a describir la idolatría escondida del pueblo, pues Dios jamás compartirá su gloria con dioses falsos.
Cap. 25-32: Juicio contra las naciones que rodean a Israel
En estos capítulos leemos sobre la destrucción de las naciones que rodean a Israel incluyendo Amón, Moab, Edom, los filisteos, Tiro y Egipto. Así como en un juicio en una corte, Dios da las razones por las que los pueblos son juzgados, por ejemplo lo que menciona Ezequiel 28:2: “Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios) ... ”. El orgullo, ya sea individual o nacional, jamás tendrá la aprobación de Dios, pues aunque Dios tiene una longanimidad perfecta, llega el momento cuando tiene que quitar de su tierra la maldad que ha infectado al ser humano.
Cap. 33-39: Juicio venidero y restauración de Israel
En esta serie de capítulos leemos acerca de la caída de Jerusalén, pero también de las bendiciones que Dios tiene para su pueblo, las cuales vienen de la excelencia de su corazón lleno de gracia. Y leemos estas preciosas palabras de esperanza: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:2626A new heart also will I give you, and a new spirit will I put within you: and I will take away the stony heart out of your flesh, and I will give you an heart of flesh. (Ezekiel 36:26)). ¡Qué esperanza para su pueblo!
Cap. 40-48: El templo y la tierra en el milenio
Durante el milenio la tierra experimentará un tiempo de paz inigualado en toda la historia. Dios reinará desde Jerusalén para el bien de toda la tierra, la gloria de Dios que tuvo que salir del templo regresará al nuevo templo y Dios habitará con su pueblo: “Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa” (Ezequiel 43:55So the spirit took me up, and brought me into the inner court; and, behold, the glory of the Lord filled the house. (Ezekiel 43:5)). Ya nunca más desviarán a su pueblo de Él.