Jeremías 9 y 15: Una buena actitud

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Dios aguantó las rebeliones de Judá durante cientos de años. Les mandó buenos profetas y reyes y los judíos tuvieron tiempos de paz y prosperidad; sin embargo, para el pueblo en general, las cosas iban de mal en peor porque escogieron a dioses falsos y les adoraron. Poco a poco se alejaron tanto que Dios mandó a Jeremías para que proclame que iba a juzgar a su pueblo... Ya no predicó el arrepentimiento, sino que los judíos debían someterse al juicio venidero y humillarse bajo la poderosa mano de Dios. En Jeremías 15:11Then said the Lord unto me, Though Moses and Samuel stood before me, yet my mind could not be toward this people: cast them out of my sight, and let them go forth. (Jeremiah 15:1) dice: “Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan”. Aun un líder destacado como Moisés o un profeta honrado como Samuel no podrían interceder por el pueblo. Dios les juzgaría pronto y sin darles otro plazo para el arrepentimiento.
Cuando vemos que alguien se mete en problemas, a pesar de que le hemos advertido cientos de veces, ciertamente debemos reconocer que en ocasiones no le mostramos simpatía. Y pensamos: ‘si fuese yo, no haría tal cosa. Ellos merecen lo que están recibiendo’. Pero Dios no es así, porque: “la misericordia triunfa sobre el juicio” (Santiago 2:1313For he shall have judgment without mercy, that hath showed no mercy; and mercy rejoiceth against judgment. (James 2:13)). Jeremías entendió bien la actitud de Dios hacia su pueblo, mas le causó bastante dolor tener que predicar el juicio de Dios contra su pueblo. En Jeremías 15:1010Woe is me, my mother, that thou hast borne me a man of strife and a man of contention to the whole earth! I have neither lent on usury, nor men have lent to me on usury; yet every one of them doth curse me. (Jeremiah 15:10) leemos: “¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra!”. Su deseo no era ser un hombre de discordia y en realidad no sintió alegría al ver la destrucción del pueblo. Leemos que él lloró con muchas lágrimas, a tal punto que algunos le llaman el profeta llorón. “¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!” (Jeremías 9:11Oh that my head were waters, and mine eyes a fountain of tears, that I might weep day and night for the slain of the daughter of my people! (Jeremiah 9:1)). Dios quiere que adoptemos la misma actitud: debemos llorar, en vez de criticar, al descubrir que hemos fallado tanto como el pueblo terrenal de Dios (Israel).
Nuestro recurso en estas situaciones es la palabra de Dios. Jeremías dijo: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos” (Jeremías 15:1616Thy words were found, and I did eat them; and thy word was unto me the joy and rejoicing of mine heart: for I am called by thy name, O Lord God of hosts. (Jeremiah 15:16)). Esto no quiere decir que Jeremías literalmente cogió una Biblia, la hizo pedazos y empezó a comérsela ... Significa que la palabra de Dios se convirtió en algo tan importante en su vida como el pan material: practicaba lo que leía. El resultado fue gozo y alegría en medio de graves problemas y dificultades.
Leemos que Daniel descubrió las mismas verdades que Jeremías acerca de cómo comportarse en medio del naufragio de su pueblo. Él dijo: “hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas... Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro ... ” (Daniel 9:5,75We have sinned, and have committed iniquity, and have done wickedly, and have rebelled, even by departing from thy precepts and from thy judgments: (Daniel 9:5)
7O Lord, righteousness belongeth unto thee, but unto us confusion of faces, as at this day; to the men of Judah, and to the inhabitants of Jerusalem, and unto all Israel, that are near, and that are far off, through all the countries whither thou hast driven them, because of their trespass that they have trespassed against thee. (Daniel 9:7)
). Daniel era un hombre fiel y honrado que obedecía a Dios; sin embargo tomó su lugar como un miembro de la nación de Israel y confesó su pecado con humildad. No trató de atacar a sus hermanos y decir que él era diferente, sino que se identificó con ellos. ¿Y por qué empezó esta oración? En Daniel 9:22In the first year of his reign I Daniel understood by books the number of the years, whereof the word of the Lord came to Jeremiah the prophet, that he would accomplish seventy years in the desolations of Jerusalem. (Daniel 9:2) nos dice: “miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías”. Leía la palabra de Dios y descubrió algo muy precioso que ayudó bastante al pueblo de Dios. ¡Que nos humillamos y leamos su palabra!