Los sistemas nacionales y su relación con la reunión de los creyentes

Narrator: Luiz Genthree
En cuanto a los llamados sistemas nacionales, su existencia no se puede remontar más allá del período de la Reforma. Ni su misma idea parece haber existido antes de este período. Lo único que podemos encontrar que sea mínimamente paralelo —los privilegios de la Iglesia Galicana y la práctica de votar por naciones en ciertos concilios generales— son cosas tan ampliamente diferentes que no se puede pensar que precise de discusión alguna. El nacionalismo, en otras palabras, la división de la iglesia en cuerpos de tal y tal nación, es una novedad que no tiene más allá de tres siglos, aunque en estos cuerpos se encuentran muchos amados hijos de Dios. La Reforma no tocó directamente la cuestión del verdadero carácter de la iglesia de Dios. No hizo nada tendiendo directamente a restaurarla a su estado primitivo. Hizo algo más importante: expuso la verdad de Dios tocante a la gran doctrina mediante la que las almas son salvas, y ello con mucha mayor claridad y con un efecto mucho más poderoso que el moderno avivamiento. Pero no restableció la iglesia en sus primitivos poderes. Al contrario, la puso generalmente en sujeción al estado para librarla de la sujeción al Papa, porque consideraba peligrosa la autoridad papal y contemplaba como cristianos a todos los súbditos del país.
Para escapar de esta anomalía, ha habido creyentes que han tratado de hallar refugio en la distinción entre una iglesia visible y una iglesia invisible. Pero leamos la Escritura: “Vosotros sois la luz del mundo”. ¿Qué utilidad tiene una luz invisible? “Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. Decir que la verdadera iglesia ha sido reducida a la condición de invisible es decidir la cuestión; con ello se afirma que la iglesia ha perdido totalmente su posición original y esencial, y que se ha apartado del propósito de Dios y de la constitución que recibió de Él: porque Dios no encendió una lámpara para ponerla bajo un almud, sino para ponerla sobre el portalámparas para dar luz a los que están en la casa. Si se ha hecho invisible, ha dejado de responder al propósito para el que fue constituida. Y ésta es la posición actual de la cristiandad, por su propia admisión.