UN VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
Se llama el libro de Números porque el número de los israelitas fue contado dos veces. Véanse capítulos 1,7 y 26. Las diferentes tribus fueron colocadas en orden alrededor del Tabernáculo. El libro además da el servicio y andar del pueblo en el desierto y así tipifica el peregrinaje espiritual de los creyentes en este mundo. También nos da un discernimiento en cuanto a nuestra herencia celestial, con un desarrollo de Su intervención en hacerla efectiva en Cristo mismo quien vendrá para reinar.
Cuenta de una montaña al este del río Jordán, que se llama “Pisga”, desde donde Balaam ofreció sacrificios. Este fue el lugar precisamente donde Moisés contempla la tierra prometida cerca al lugar de su muerte. Es un libro lleno de instrucciones preciosas y debe leerse con Filipenses que es el libro del desierto del Nuevo Testamento.
UN PENSAMIENTO PARA LA JUVENTUD
“Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella... Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos”. Como creyentes, el cielo es nuestro hogar. Pero, para “tomar posesión” ahora de lo que tenemos en Cristo, vamos a enfrentarnos en batallas espirituales. Diez vieron los obstáculos; mientras que dos vieron los premios al ganar el territorio, pues Caleb y Josué reconocieron que tenían la ayuda de Dios. ¿Ves la meta o los obstáculos en tu vida cristiana? Fija tus ojos en Cristo, en la gloria.