Esd. 8:1‑14• 1Y éstos son los cabezas de sus familias, y genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey Artajerjes:
2De los hijos de Phinees, Gersón; de los hijos de Ithamar, Daniel; de los hijos de David, Hattus;
3De los hijos de Sechânías y de los hijos de Pharos, Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento y cincuenta;
4De los hijos de Pahath-moab, Elioenai, hijo de Zarahi, y con él doscientos varones;
5De los hijos de Sechânías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones;
6De los hijos de Adín, Ebed, hijo de Jonathán, y con él cincuenta varones;
7De los hijos de Elam, Isaía, hijo de Athalías, y con él setenta varones;
8Y de los hijos de Sephatías, Zebadías, hijo de Michâel, y con él ochenta varones;
9De los hijos de Joab, Obadías, hijo de Jehiel, y con él doscientos diez y ocho varones;
10Y de los hijos de Solomith, el hijo de Josiphías, y con él ciento y sesenta varones;
11Y de los hijos de Bebai, Zacarías, hijo de Bebai, y con él veintiocho varones;
12Y de los hijos de Azgad, Johanán, hijo de Catán, y con él ciento y diez varones;
13Y de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos, Eliphelet, Jeiel, y Semaías, y con ellos sesenta varones;
14Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos sesenta varones. (Esd. 8:1‑14)
Is. 11:11‑12• 11Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová tornará á poner otra vez su mano para poseer las reliquias de su pueblo que fueron dejadas de Assur, y de Egipto, y de Parthia, y de Etiopía, y de Persia, y de Caldea, y de Amath, y de las Islas de la mar.
12Y levantará pendón á las gentes, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro cantones de la tierra. (Is. 11:11‑12)
Ez. 36:24‑38• 24Y yo os tomaré de las gentes, y os juntaré de todas las tierras, y os traeré á vuestro país.
25Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
26Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne.
27Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.
28Y habitaréis en la tierra que dí á vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré á vosotros por Dios.
29Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.
30Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, porque nunca más recibáis oprobio de hambre entre las gentes.
31Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones.
32No lo hago por vosotros, dice el Señor Jehová, séaos notorio: avergonzaos y confundíos de vuestras iniquidades, casa de Israel.
33Así ha dicho el Señor Jehová: El día que os limpiaré de todas vuestras iniquidades, haré también habitar las ciudades, y las asoladas serán edificadas.
34Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber sido asolada en ojos de todos los que pasaron;
35Los cuales dijeron: Esta tierra asolada fué como huerto de Edén; y estas ciudades desiertas y asoladas y arruinadas, fortalecidas estuvieron.
36Y las gentes que fueron dejadas en vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo Jehová he hablado, y harélo.
37Así ha dicho el Señor Jehová: Aun seré solicitado de la casa de Israel, para hacerles esto: multiplicarélos de hombres á modo de rebaños.
38Como las ovejas santas, como las ovejas de Jerusalem en sus solemnidades, así las ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy Jehová. (Ez. 36:24‑38)
Ez. 37:21‑28• 21Y les dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo tomo á los hijos de Israel de entre las gentes á las cuales fueron, y los juntaré de todas partes, y los traeré á su tierra:
22Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será á todos ellos por rey: y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos:
23Ni más se contaminarán con sus ídolos, y con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones: y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo á ellos por Dios.
24Y mi siervo David será rey sobre ellos, y á todos ellos será un pastor: y andarán en mis derechos, y mis ordenanzas guardarán, y las pondrán por obra.
25Y habitarán en la tierra que dí á mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre.
26Y concertaré con ellos pacto de paz, perpetuo pacto será con ellos: y los asentaré, y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.
27Y estará en ellos mi tabernáculo, y seré á ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
28Y sabrán las gentes que yo Jehová santifico á Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre. (Ez. 37:21‑28)
Ez. 39:27‑28• 27Cuando los volveré de los pueblos, y los juntaré de las tierras de sus enemigos, y fuere santificado en ellos en ojos de muchas gentes.
28Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos hecho pasar á las gentes, los juntaré sobre su tierra, sin dejar más allá ninguno de ellos. (Ez. 39:27‑28)
Ef. 2:12‑19• 12Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
14Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación;
15Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden á ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz,
16Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.
17Y vino, y anunció la paz á vosotros que estabais lejos, y á los que estaban cerca:
18Que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; (Ef. 2:12‑19)