Apéndice C: La iglesia no atravesará la gran tribulación

 
Damos ahora los siguientes puntos de la Biblia que confirman la verdad de que la Iglesia no atravesará la gran tribulación.
1. Nunca se habla de la tribulación en conexión con la Iglesia.
En Mateo 24 y Marcos 13, el Señor está hablando con Sus discípulos judíos, que representan a los judíos creyentes, el remanente fiel que estaría en la tribulación. Esto es sostenido por los comentarios que el Señor les hace. Él les dice lo que ellos deberían hacer cuando el templo y el lugar santo fuesen profanados por la abominación de la desolación (vs. 15). Él habla acerca de la tierra de Judea (vs. 16), acerca del día sábado (vs. 20), acerca de las tribus de Israel siendo reunidas nuevamente (vs. 30-31), y de la higuera, una bien conocida figura de Israel (v. 32). Él también habló de “la venida del Hijo de Hombre,” el cual es un título usado en la Biblia para referirse a los tratos del Señor con Israel y las naciones gentiles de la tierra. Cuando Él venga por la Iglesia, se habla del rapto, y se refiere a Él como el Señor o el Novio. Todos estos hechos indican que el Señor no se estaba refiriendo a los cristianos. Los cristianos no tenemos nada que ver con un templo físico y un lugar santo, ni tampoco con el día sábado, etc. Esto se aplica obviamente a los judíos.
Apocalipsis 3:10 habla acerca de la tribulación que viene sobre el mundo, pero no sobre la Iglesia.
Apocalipsis 7:14 habla de la tribulación en conexión con las naciones gentiles (Ap. 7:9).
En Jeremías 30:4-7, la tribulación es llamada “las angustias de Jacob. Esto también nos habla de que estos hechos conciernen a Israel y a Judá.
Estas referencias muestran que la tribulación tiene que ver con Israel y con las naciones gentiles de la tierra, y en ningún pasaje se nombra a la Iglesia. ¿Cómo puede entonces la gente decir que la Iglesia tiene que ver con la tribulación, cuando esto no es mencionado ni una sola vez en la Biblia? Este hecho por sí mismo debería ser suficiente para convencer cualquier mente dispuesta, de que la Iglesia no atravesará la gran tribulación.
A medida que avanzamos, se vuelve muy evidente que la mayoría de las dificultades que la gente tiene sobre este tema proviene de no distinguir entre la Iglesia e Israel. Esto ha sido un problema de larga data entre los cristianos, y puede ser rastreado en sus orígenes hasta los primeros siglos de la historia de la Iglesia, donde los maestros judaizantes enseñaron que la Iglesia e Israel estaban mezcladas. Teoría conocida hoy como el amilenialismo o teología del pacto. Este sistema de enseñanza no ve a la verdadera naturaleza, llamado, carácter y esperanza de la Iglesia como pertenecientes al cielo. En vez de eso, todo es visto como un hecho terrenal, lo cual es la porción de Israel. Hay algunas traducciones de la Biblia, tal como la NVI, que no han ayudado en esta materia. Por ejemplo, Efesios 3:6 es traducido: “A través del evangelio los gentiles son llamados junto con Israel.” Sin ninguna autoridad de los manuscritos griegos, los traductores han agregado “con Israel.” Esto es así porque algunos de los que trabajaron en la traducción sostienen esta enseñanza errónea, y han permitido que su doctrina se mezcle en el texto. Sin embargo, no es con Israel que los creyentes de entre los gentiles son llamados en el día de gracia, sino con Cristo y con todos los redimidos que están en Cristo (Ro. 8:17).
Sobre el fundamento de Su obra concluida en la cruz, en Su resurrección y ascensión a la gloria, Dios ha establecido todo un nuevo orden de cosas conocido como la Iglesia, que comienza en Pentecostés (Hch. 2:1-4,47; 5:11; 11:15, “comienzo”). La palabra “Iglesia,” del griego eklesia, significa “llamado afuera,” y correctamente describe lo que Dios está haciendo en el presente: sacando a los creyentes y apartándolos de entre los judíos y los gentiles. Por la virtud del Espíritu Santo que desciende al mundo y toma residencia en aquella compañía de creyentes en el día de Pentecostés, los creyentes son unidos a Cristo, la Cabeza (a través del Espíritu Santo); y por lo tanto se conforma un hecho nuevo y celestial (1 Co. 12:13; Hch. 15:14; Ef. 1:13). Esto es visto claramente en la conversión de Saulo de Tarso. Cuando él fue salvo, la Biblia nos dice que fue tomado de entre el pueblo, Israel, y de entre las naciones, los gentiles, y puesto en una posición totalmente nueva delante de Dios como miembro del cuerpo de Cristo. El luego fue enviado a predicar el evangelio entre las naciones, para que todos aquellos que creyeran en Cristo pudiesen ser puestos en esta nueva posición de privilegio (Hch. 26:17-18).
Esto muestra que la Iglesia es algo distintivamente diferente de Israel. Cuando se lee la Biblia, es importante no confundir las bendiciones, privilegios, esperanzas, y destinos distintivos de cada uno de ellos.
2. La Iglesia no es el tema de la profecía.
La profecía propiamente dicha no tiene nada que ver con la Iglesia, sino con Cristo y sus tratos con Israel y las naciones gentiles que pasarán durante la tribulación al milenio. Las setenta semanas de Daniel (Dn. 9:24-2724Seventy weeks are determined upon thy people and upon thy holy city, to finish the transgression, and to make an end of sins, and to make reconciliation for iniquity, and to bring in everlasting righteousness, and to seal up the vision and prophecy, and to anoint the most Holy. 25Know therefore and understand, that from the going forth of the commandment to restore and to build Jerusalem unto the Messiah the Prince shall be seven weeks, and threescore and two weeks: the street shall be built again, and the wall, even in troublous times. 26And after threescore and two weeks shall Messiah be cut off, but not for himself: and the people of the prince that shall come shall destroy the city and the sanctuary; and the end thereof shall be with a flood, and unto the end of the war desolations are determined. 27And he shall confirm the covenant with many for one week: and in the midst of the week he shall cause the sacrifice and the oblation to cease, and for the overspreading of abominations he shall make it desolate, even until the consummation, and that determined shall be poured upon the desolate. (Daniel 9:24‑27)) claramente muestran que los eventos concernientes a Israel y la profecía se han detenido en las semanas sesenta y nueve, cuando los judíos “quitara la vida” a su Mesías con la muerte. Quedan aún siete años (la semana número setenta) para que se cumpla la profecía con respecto a Israel; lo que no acontecerá hasta que Dios retome nuevamente Sus tratos con Israel en un día futuro. Estamos en un período durante el cual Dios está llamando de entre los judíos y los gentiles, un pueblo para Sí mismo (Hch. 15:14). La profecía con respecto a la tribulación no tiene que ver con este tiempo. Se mal entienden las Escrituras proféticas cuando los estudiantes de la Biblia tratan de hacer un correlato entre los eventos que suceden hoy, en el período de la Iglesia, con los eventos que aparecen en la profecía, suponiendo que están siendo cumplidos ahora.
3. La reseña del libro de Apocalipsis muestra que la Iglesia no estará en la tierra durante la tribulación.
Por una simple lectura del libro de Apocalipsis, aprendemos varios puntos que claramente muestran que la Iglesia no estará en la tierra cuando los juicios de la tribulación sean derramados. Existen tres divisiones generales en el libro dadas en el capítulo 1:19. “Las cosas que has visto,” se refiere a lo que el Apóstol Juan vio en el capítulo 1; “las que son,” se refiere a los capítulos 2-3, los cuales contienen el mensaje del Señor a las siete Iglesias, lo que constituye la historia moral de la Iglesia en la tierra desde el tiempo de los apóstoles hasta sus últimos días; y luego “las que sucederán después de estas,” se refiere a las que suceden en los capítulos 4-22, donde se describe la tribulación. Esta tercera división es llamada “las cosas que sucederán después” (Ap. 4:1) porque trata de las cosas que sucederán luego del período de la Iglesia reseñado en los capítulos 2-3. Es instructivo ver que luego de los capítulos 2-3, una puerta es abierta en el cielo y Juan es llamado arriba (Ap. 4:1). Esta es una pequeña figura de la Iglesia siendo llamada al cielo, luego de que su período en la tierra terminase con la venida del Señor (el rapto). Desde el capítulo 4 hasta el final del libro no se ve más a la Iglesia sobre la tierra. Cuando los juicios de la tribulación son derramados entre los capítulos 6-19, ni una sola vez se menciona a la Iglesia.
También, aquellos que serán martirizados por su fe durante la tribulación, muestran por el carácter de sus oraciones que tampoco son cristianos (Ap. 6:9-10). Primeramente, por la forma en la que ellos llaman a Dios, “Juez Soberano,” claramente muestran que ellos no son cristianos. Los cristianos llaman a Dios como Padre (Ef. 1:2; Col. 1:22To the saints and faithful brethren in Christ which are at Colosse: Grace be unto you, and peace, from God our Father and the Lord Jesus Christ. (Colossians 1:2)). En segundo lugar, ellos claman por venganza hacía los habitantes de la tierra que los han perseguido. Esto es correcto y propio para un judío (salmos imprecatorios), pero seguramente no es la actitud de un cristiano. Los cristianos bendicen a quienes los maldicen y oran por aquellos que los calumnian (Lc. 6:27-28), pero no invocan juicio sobre sus perseguidores (Ro. 12:19-21).
En el capítulo 7, se nos dicen quiénes saldrán al fin de la tribulación: los elegidos de Israel (vs. 1-8) y una gran multitud de gentiles (vs. 9-17), pero no se hace mención de la Iglesia. La Iglesia no sale de la tribulación porque no entró a la tribulación; la Iglesia es llevada al cielo antes de que la gran tribulación comience (Ap. 4:1).
Nótese también que mientras la Iglesia es vista sobre la tierra en los capítulos 2-3, se utiliza en varias oportunidades la expresión “el que tiene oídos oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias,” pero luego de que la Iglesia es tomada (Ap. 4:1), cuando la tribulación se desarrolla, la expresión es alterada y dice: “El que tiene oído oiga” (Ap. 13:9). La frase “lo que el Espíritu dice a la Iglesia” es a propósito sacada. La razón obvia para esto es que la Iglesia ya ha sido llamada, y el Espíritu no se dirige más a la Iglesia porque la Iglesia no está más sobre la tierra.
Luego en el capítulo 19:11-21, hacia el fin de la tribulación, vemos a la Iglesia con todos los ejércitos de los santos celestiales viniendo del cielo con el Señor. ¿Si no fueron tomados antes, cómo es que ellos subieron al cielo para poder descender con el Señor en Su venida (aparición)? Esto muestra que la Iglesia ha sido tomada al cielo antes, y la única referencia a algo como esto se encuentra en el capítulo 4:1; y esto, como hemos visto ya, es antes de que la tribulación comience.
Además, si todos los santos creyentes son tomados con el Señor al final de la tribulación, como algunos creen, entonces ¿quién será dejado para poblar la tierra milenial? Con los malos enviados al castigo eterno, la tierra estaría vacía de gente. Por esto conocemos que los santos tomados para estar con el Señor en el aire no volverán a vivir en la tierra. Ellos reinarán sobre la tierra en los lugares altos (Ap. 5:10 JND; Dn. 7:22,27; 222Until the Ancient of days came, and judgment was given to the saints of the most High; and the time came that the saints possessed the kingdom. (Daniel 7:22)
27And the kingdom and dominion, and the greatness of the kingdom under the whole heaven, shall be given to the people of the saints of the most High, whose kingdom is an everlasting kingdom, and all dominions shall serve and obey him. (Daniel 7:27)
27Daniel answered in the presence of the king, and said, The secret which the king hath demanded cannot the wise men, the astrologers, the magicians, the soothsayers, show unto the king; (Daniel 2:27)
 Co. 5:1).
4. La liberación de la Iglesia es diferente de la liberación de Israel.
En Apocalipsis 3:10 se promete a la Iglesia que será salvada “de” la hora de la prueba. El siguiente versículo 11 muestra cómo: “He aquí yo vengo pronto.” Esto se refiere a la venida del Señor (el rapto). Tal promesa no es hecha a Israel. Israel, por otro lado, será salvado “en” el tiempo de la prueba (Jer. 14:88O the hope of Israel, the saviour thereof in time of trouble, why shouldest thou be as a stranger in the land, and as a wayfaring man that turneth aside to tarry for a night? (Jeremiah 14:8)). Dios en Su gracia preservará un remanente fiel de entre ellos durante la tribulación.
5. Se ha prometido a la Iglesia
liberación de la ira venidera.
Se le ha dicho a la Iglesia que “espere de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Ts. 1:9-10).
Existe una “ira” que vendrá sobre este mundo. Este es el juicio que caerá en la tribulación. Esta ira es mencionada diez veces en el libro de Apocalipsis, en los capítulos 6:16-17; 11:18; 14:10,19; 15:1,7; 16:1,19; y 19:15. Nótese que todas estas referencias son hechas después del capítulo 4:1, luego de que la Iglesia es tomada al cielo. Esto demuestra que la Iglesia no estará cuando los juicios de la tribulación sean derramados sobre la tierra. El Señor Jesús librará a la Iglesia de ellos antes de que la ira caiga sobre el mundo. (Comparar también Romanos 5:9.)
6. Dios no ha puesto la Iglesia para la ira.
1ª Tesalonicenses 5:9-10 dice: “Dios no nos ha puesto para la ira [los juicios venideros] sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
El aspecto de la salvación en este versículo no es el de la salvación del alma que los cristianos ya tienen. Existe, sin embargo, otro aspecto de salvación en la Biblia que es un hecho futuro. Por ejemplo, la Palabra de Dios dice, “Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día” (Ro. 13:11-12; ver también Ro. 5:9; 8:23-25; Ef. 4:30; He. 9:28; 1 P. 1:5). Este aspecto de la salvación es la salvación de nuestro cuerpo, cuando el Señor venga y nos saque de este mundo. Nosotros “esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil. 3:20-21; 1 Co. 15:51-56).
El versículo de 1ª Tesalonicenses nos dice que la Iglesia ha sido puesta para obtener esta salvación, y no la ira que está por venir sobre el mundo.
7. La voz de mando sucede antes de la proclamación de paz y seguridad.
El Apóstol Pablo en su Epístola a los Tesalonicenses, claramente pone el momento del rapto antes de que sucedan los tiempos de la tribulación (1 Ts. 4:15-18), donde la paz y la seguridad serán prometidas por la Bestia, el revivido imperio romano (1 Ts. 5:1-3).
Más aún, una mirada detallada sobre el pasaje mostrará que aquellos que serán arrebatados en el rapto, son llamados como una clase diferente de personas respecto de aquellos a los que se promete paz y seguridad durante la tribulación. Esto se indica por el cambio de la primera persona del plural, a la tercera persona del plural. Se refiere a “nosotros” cuando habla de los que serán arrebatados en el rapto, y utiliza el “ellos” cuando se refiere a aquellos a quienes les será prometida paz y seguridad. Por lo tanto, tenemos dos clases de personas: los arrebatados — la Iglesia (1 Ts. 4:15-18) — y aquellos que deberán pasar los tiempos de tribulación.
Pablo, siendo cristiano, se pone a sí mismo entre aquellos que podrían estar en la tierra cuando el Señor venga a buscar a su Iglesia (el rapto), diciendo: “Nosotros los que hayamos quedado.” Pero es interesante notar que él no se refiere a sí mismo entre aquellos que estarían en la tierra durante el tiempo cuando la paz y la seguridad sean prometidas por la Bestia. Esto es porque él procuraba fijar la esperanza de la venida del Señor frente a los santos, como un hecho inminente.
8. El rapto es antes de la apostasía.
En 2ª Tesalonicenses 2:1-5, el Apóstol Pablo pone de nuevo la venida del Señor Jesucristo y nuestra reunión con Él (el rapto), como un hecho que sucede antes del levantamiento del anticristo y la gran apostasía de la gran tribulación. El orden es simple. Primero está el rapto de la Iglesia (vs. 1), y luego la apostasía de la cristiandad (vs. 3-4) frente al hombre de pecado (anticristo).
Los creyentes de Tesalónica estaban pasando por un momento de persecución por causa de su fe en Cristo (1 Ts. 1:4-5). Habían venido falsos maestros (vs. 2) enseñando que el “día del Señor,” y el juicio conectado con él, estaba cercano. Esta enseñanza los angustiaba, porque ellos pensaban que tendrían que pasar por los horrores de la tribulación. El Apóstol Pablo escribe su segunda epístola para exponer esta enseñanza malvada. Él les enseñó que el día del Señor no podría venir sobre ellos, porque dos cosas deberían suceder primero: la revelación del “hombre de pecado” (el anticristo) y la gran apostasía frente a él.
Algunas personas tienen la idea que “el día del Señor” es el rapto. No hay escritura para esto. El día del Señor es un día de juicio que comienza con la aparición de Cristo al final de la gran tribulación. Es el momento cuando el Señor públicamente intervendrá sobre los caminos del hombre, afirmando Su poder y dominio universal sobre el cielo y la tierra. El día del Señor continuará durante los mil años que dure el reino de Cristo, tiempo en el cual, sobre el fin del día del Señor, los cielos y la tierra serán disueltos (2 P. 3:8-10).
9. El Espíritu de Dios debe irse primero.
2ª Tesalonicenses 2:6-12 muestra el mismo orden desde otra perspectiva. Dice así: “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo.” Estos versículos muestran que el curso de la maldad en este mundo está hoy siendo frenado de llegar a su culminación, por la presencia y el poder del Espíritu Santo en la tierra. Solo cuando el Espíritu sea quitado de la tierra en el rapto, y solo en ese momento, se manifestará aquel inicuo (anticristo) y arrastrará a muchos. Nuevamente aquí el orden es simple. Primero está el arrebatamiento del Espíritu en el rapto (vs. 7); luego el levantamiento del anticristo durante la tribulación.
Algunos pueden preguntarse: ¿Cómo sabemos cuándo el Espíritu será tomado y sacado del medio? Creemos que es evidente por los siguientes tres pasajes de la Escritura, que es en el momento del rapto (Jn. 14:16-1716And I will pray the Father, and he shall give you another Comforter, that he may abide with you for ever; 17Even the Spirit of truth; whom the world cannot receive, because it seeth him not, neither knoweth him: but ye know him; for he dwelleth with you, and shall be in you. (John 14:16‑17)). El Señor le prometió a Sus discípulos, la noche que fue traicionado, que cuando el Espíritu de Dios viniera a fijar Su residencia en la Iglesia (Hch. 2), sería para siempre. Cuando la Iglesia es llevada fuera del mundo en el rapto, el Espíritu de Dios también irá, porque el Señor ha dicho que el Espíritu nunca los dejaría. Eso también es visto en el libro de Apocalipsis. En los tres primeros capítulos, cuando la Iglesia es vista sobre la tierra, el Espíritu es visto una y otra vez hablando a la Iglesia. Pero luego del capítulo 4:1-2, cuando la Iglesia es arrebatada del mundo al cielo, no se menciona más al Espíritu hasta el capítulo 14:13 y 22:17, y se refiere a un tiempo posterior a la tribulación. También podemos comparar los capítulos 2:7,11,17,29 y 3:6,13,22 con el capítulo 13:9. Nótese la marcada ausencia de la mención del Espíritu. También esto es visto típicamente en Génesis 24 donde una esposa (la Iglesia) es buscada para Isaac (un tipo de Cristo) por el siervo (un tipo del Espíritu Santo). Una vez que la esposa fue asegurada por el siervo, él la llevó todo el camino hasta la casa de Isaac, quien estaba esperando por ella. Así como el siervo se fue a casa con la novia, también el Espíritu Santo irá a casa al cielo con la Iglesia cuando el Señor venga. Esto no significa que el Espíritu de Dios deje de trabajar sobre la tierra. Él continuará haciendo su trabajo sobre la tierra desde el cielo, como lo hizo en el tiempo del Antiguo Testamento, vivificando almas, etc. Estos versículos muestran que cuando la Iglesia es arrebatada de este mundo en el rapto, el Espíritu no residirá más en la tierra.
10. La venida de Cristo por Sus santos sucede antes del fin de los tiempos.
1ª Corintios 15:23-24 dice: “Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en Su venida. Luego el fin.” Téngase en cuenta el orden. Cristo es levantado primero, seguido por aquellos que sean de Cristo en Su venida (lo que ocurre en el rapto; 1 Ts. 4:15-18), luego viene “el fin." El fin toma lugar luego de que el Señor viene por los Suyos. Este es un término usado para referirse a todas las cosas que sucederán sobre el fin de los tiempos, y esto por supuesto incluye la tribulación (Mt. 13:39; 24:3-14; Dn. 11:40; 12:4,8,9,1340And at the time of the end shall the king of the south push at him: and the king of the north shall come against him like a whirlwind, with chariots, and with horsemen, and with many ships; and he shall enter into the countries, and shall overflow and pass over. (Daniel 11:40)
4But thou, O Daniel, shut up the words, and seal the book, even to the time of the end: many shall run to and fro, and knowledge shall be increased. (Daniel 12:4)
8And I heard, but I understood not: then said I, O my Lord, what shall be the end of these things? 9And he said, Go thy way, Daniel: for the words are closed up and sealed till the time of the end. (Daniel 12:8‑9)
13But go thou thy way till the end be: for thou shalt rest, and stand in thy lot at the end of the days. (Daniel 12:13)
). ¿Qué podría ser más claro? Él pueblo del Señor es llevado al cielo antes de que el fin venga con todo su juicio.
11. No hay instrucciones para los cristianos en relación a la tribulación.
En Mateo 24:16-26 y en las otras referencias a la tribulación, aquellos a quienes se les dice que estarán en ella son claramente judíos y no cristianos. Si los cristianos están para pasar por la tribulación, ¿por qué no se les da instrucciones sobre cómo prepararse y comportarse en ella? La respuesta obvia es que no habrá ningún cristiano en la tribulación.
Es verdad que miles se volverán a Dios en fe durante aquel tiempo de tribulación (Ap. 7:9-17), pero ellos no son cristianos. Ellos nacerán de nuevo y serán parte de la familia de Dios, pero un cristiano es uno que ha sido separado de entre los judíos y los gentiles por el evangelio, para pasar la eternidad con Cristo en el cielo. Aquellos que se conviertan a Dios en la tribulación y salgan de ella luego de que los siete años terminen, compartirán las bendiciones de Cristo en la tierra. La porción de los cristianos es celestial; la porción de los no cristianos es terrenal.
12. El hecho de que el evangelio de la gracia de Dios no será predicado en la tribulación, muestra que el rapto ya habrá tenido lugar.
El carácter del “evangelio de la gracia de Dios” (Hch. 20:24), predicado en este presente tiempo, y el carácter del “evangelio del reino” (Mt. 4:23), que será predicado en la tribulación, es enteramente distinto. Existen dos evangelios distintos predicados para dos propósitos distintos: el evangelio de la gracia de Dios que llama a la gente para el cielo; y el evangelio del reino que llama a la gente para bendición en la tierra. El evangelio que se predica hoy sostiene una esperanza, llamado y destino celestial para aquellos que crean (Col. 1:5; 15For the hope which is laid up for you in heaven, whereof ye heard before in the word of the truth of the gospel; (Colossians 1:5)
5For the hope which is laid up for you in heaven, whereof ye heard before in the word of the truth of the gospel; (Colossians 1:5)
 P. 1:4; Fil. 3:20; 2 Co. 5:1-2; He. 3:1). El evangelio del reino, que será predicado en la tribulación, sostiene una bendición terrenal bajo el reino de Cristo en el milenio (Mt. 24:14; Sal. 96). Este evangelio anuncia la buena nueva de que el reino prometido en el Antiguo Testamento (2 S. 7:16; Dn. 2:44-45; 7:9-2744And in the days of these kings shall the God of heaven set up a kingdom, which shall never be destroyed: and the kingdom shall not be left to other people, but it shall break in pieces and consume all these kingdoms, and it shall stand for ever. 45Forasmuch as thou sawest that the stone was cut out of the mountain without hands, and that it brake in pieces the iron, the brass, the clay, the silver, and the gold; the great God hath made known to the king what shall come to pass hereafter: and the dream is certain, and the interpretation thereof sure. (Daniel 2:44‑45)
9I beheld till the thrones were cast down, and the Ancient of days did sit, whose garment was white as snow, and the hair of his head like the pure wool: his throne was like the fiery flame, and his wheels as burning fire. 10A fiery stream issued and came forth from before him: thousand thousands ministered unto him, and ten thousand times ten thousand stood before him: the judgment was set, and the books were opened. 11I beheld then because of the voice of the great words which the horn spake: I beheld even till the beast was slain, and his body destroyed, and given to the burning flame. 12As concerning the rest of the beasts, they had their dominion taken away: yet their lives were prolonged for a season and time. 13I saw in the night visions, and, behold, one like the Son of man came with the clouds of heaven, and came to the Ancient of days, and they brought him near before him. 14And there was given him dominion, and glory, and a kingdom, that all people, nations, and languages, should serve him: his dominion is an everlasting dominion, which shall not pass away, and his kingdom that which shall not be destroyed. 15I Daniel was grieved in my spirit in the midst of my body, and the visions of my head troubled me. 16I came near unto one of them that stood by, and asked him the truth of all this. So he told me, and made me know the interpretation of the things. 17These great beasts, which are four, are four kings, which shall arise out of the earth. 18But the saints of the most High shall take the kingdom, and possess the kingdom for ever, even for ever and ever. 19Then I would know the truth of the fourth beast, which was diverse from all the others, exceeding dreadful, whose teeth were of iron, and his nails of brass; which devoured, brake in pieces, and stamped the residue with his feet; 20And of the ten horns that were in his head, and of the other which came up, and before whom three fell; even of that horn that had eyes, and a mouth that spake very great things, whose look was more stout than his fellows. 21I beheld, and the same horn made war with the saints, and prevailed against them; 22Until the Ancient of days came, and judgment was given to the saints of the most High; and the time came that the saints possessed the kingdom. 23Thus he said, The fourth beast shall be the fourth kingdom upon earth, which shall be diverse from all kingdoms, and shall devour the whole earth, and shall tread it down, and break it in pieces. 24And the ten horns out of this kingdom are ten kings that shall arise: and another shall rise after them; and he shall be diverse from the first, and he shall subdue three kings. 25And he shall speak great words against the most High, and shall wear out the saints of the most High, and think to change times and laws: and they shall be given into his hand until a time and times and the dividing of time. 26But the judgment shall sit, and they shall take away his dominion, to consume and to destroy it unto the end. 27And the kingdom and dominion, and the greatness of the kingdom under the whole heaven, shall be given to the people of the saints of the most High, whose kingdom is an everlasting kingdom, and all dominions shall serve and obey him. (Daniel 7:9‑27)
) está a punto de ser establecido, y aquellos que reciban al Rey en fe tendrán parte en sus bendiciones. Este evangelio fue primero predicado por Juan el Bautista en el tiempo de la primera venida del Señor (Mt. 3:1-2). El Señor y Sus discípulos también lo predicaron (Mt. 4:23; 10:7). Su predicación era para llamar a la nación al arrepentimiento, para que así estuviesen en condición de recibir al Rey; y habiéndolo recibido, Él (el Rey) habría establecido el reino prometido por los profetas del Antiguo Testamento. Pero tristemente, Israel rechazó a su Rey, y por lo tanto desperdició la oportunidad de tener el reino afirmado en todo su poder y gloria. Cuando Israel rechazó al Rey, no se predicó más el evangelio del reino porque el reino no fue ofrecido más al pueblo. Dios en Su lugar ha enviado el evangelio de Su gracia al mundo gentil, para sacar de entre ellos el pueblo de Su nombre (Hch. 13:44-48; 15:14; Ro. 11:11). Este evangelio está siendo predicado aún hoy todavía.
El evangelio del reino será predicado nuevamente por el remanente judío fiel, luego de que la Iglesia haya sido arrebatada al cielo. En ese momento Dios retomará Sus tratos con Israel donde los dejó, casi 2000 años atrás. Israel será salvado en aquel día, esto es un remanente de entre ellos (Ro. 9:6-8; 11:26-27); y el reino será establecido en poder (Ap. 11:15).
El punto que necesitamos ver en esto, es que no hay mención del evangelio de la gracia durante la tribulación. Esto es debido a que este evangelio, llama a los creyentes ser parte de la Iglesia, y la Iglesia no estará en la tribulación. El rapto, que es la forma en que los creyentes de este evangelio serán trasladados hasta su morada celestial con Cristo, ya habrá tenido lugar. De aquí que este evangelio (de la gracia) no será más predicado.
Dios seguramente no mandará dos evangelios diferentes al mismo tiempo. Esto produciría confusión. Se confundirían el llamado celestial con el llamado terrenal, y también sus respectivas esperanzas y destinos. Si realmente entendemos que el evangelio de la gracia está siendo predicado hoy, nos daríamos cuenta que es imposible tener a la Iglesia y al remanente judío fiel en el período de la tribulación al mismo tiempo. La Biblia nos dice que existen al presente tres grandes distinciones entre los hombres en la tierra: están los judíos, los gentiles, y la Iglesia de Dios (1 Co. 10:32). También nos dice que aquellos que creen en el evangelio de la gracia de Dios son llamados de entre los gentiles y los judíos, y puestos todos juntos en un nuevo y celestial orden: “la Iglesia de Dios.” La cruz de Cristo ha terminado con la distinción entre judíos y gentiles para los creyentes de este evangelio (Gá. 3:28). Aquellos que creen en este evangelio, no forman más parte de ninguno de los dos grupos en los que previamente estaban, sino que ahora son parte definitiva de la Iglesia. Ahora, si la Iglesia va a estar en la tierra durante la gran tribulación, ¿cómo habría de existir un remanente de judíos creyentes? Si cada vez que un judío cree en el evangelio se convierte en parte de la Iglesia (lo cual ya hemos acordado), ¿cómo entonces podría formarse un remanente de judíos creyentes como la Biblia nos dice que habrá? Esto muestra que no puede estar la Iglesia y el remanente judío creyente sobre la tierra al mismo tiempo.
Los tipos en la Biblia confirman que la Iglesia no pasará por la gran tribulación
Existen también muchos tipos en el Antiguo Testamento que enseñan la verdad que la Iglesia será arrebatada de este mundo antes de que comience el período de la gran tribulación. Enseñar otra cosa sería desperdiciar estas hermosas figuras. Agregamos ahora algunos de estos tipos o figuras para confirmar esta verdad.
13. Enoc y Noé (Génesis 5:21-9:17)
Enoc es un tipo muy conocido de la Iglesia. El caminó en comunión con Dios y advirtió al mundo del juicio venidero (Jud. 14-1514And Enoch also, the seventh from Adam, prophesied of these, saying, Behold, the Lord cometh with ten thousands of his saints, 15To execute judgment upon all, and to convince all that are ungodly among them of all their ungodly deeds which they have ungodly committed, and of all their hard speeches which ungodly sinners have spoken against him. (Jude 14‑15)). Enoc fue distinguido de entre los patriarcas por no ver la muerte. En vez de esto fue trasladado en vida al cielo. Él es figura de la Iglesia, la que un día será arrebatada a los cielos a la venida del Señor. Enoc fue trasladado al cielo antes de que el juicio del diluvio viniese sobre la tierra. El juicio no procedió hasta que él fue tomado de la tierra. El diluvio es una figura del juicio que vendrá sobre el mundo en la tribulación (2 P. 3:3-10; Lc. 17:26-27). Noé y su familia, quienes pasaron a través del diluvio en el arca, son una figura del remanente judío que será preservado por Dios en la tribulación.
14. Abraham y Lot (Génesis 18-19)
Abraham, habitando en las montañas y disfrutando de la comunión con el Señor, es una figura del creyente cuidadoso de las cosas celestiales, viviendo en comunión con Dios. Lot, absorbido por las cosas de Sodoma, es una figura del creyente cuidadoso de las cosas terrenales, viviendo por los intereses de este mundo. Dios estaba a punto de derramar Su juicio sobre Sodoma, pero no haría nada hasta que Lot fuese sacado del lugar. El ángel le dijo a Lot, “Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí” (Gn. 19:2222Haste thee, escape thither; for I cannot do any thing till thou be come thither. Therefore the name of the city was called Zoar. (Genesis 19:22)). El juicio vendrá sobre este mundo. Esto sucederá en la tribulación, y Dios no permitirá que comience hasta que Él haya sacado a todo verdadero creyente del mundo, tal como lo hizo con Lot, un verdadero creyente según 2ª Pedro 2:7-8, al cual sacó de Sodoma antes de que ésta fuese juzgada.
15. Lea y Raquel (Génesis 28-30)
Jacob enviado afuera por su padre, es una figura de Dios el Padre enviando a Su Hijo, el Señor Jesucristo, al mundo (1 Jn. 4:1414But whosoever drinketh of the water that I shall give him shall never thirst; but the water that I shall give him shall be in him a well of water springing up into everlasting life. (John 4:14)). Jacob salió de la casa de su padre por dos razones: en razón del pecado (Gn. 27; He. 9:26), y también para buscar una esposa para él mismo (Gn. 28:1515And, behold, I am with thee, and will keep thee in all places whither thou goest, and will bring thee again into this land; for I will not leave thee, until I have done that which I have spoken to thee of. (Genesis 28:15); Ef. 5:25). Cuando Jacob llegó a un país lejano, vio a Raquel en el campo (que es un tipo de Israel) y deseó tenerla por esposa. Enamorado de ella, Jacob accedió a obtenerla a través de su propio y personal trabajo. Esto prefigura el trabajo y la tarea que Cristo cumpliría sobre la cruz, para que pudiese tener Su corazón satisfecho al tener una esposa. Cuando llegó el tiempo para que Jacob recibiese a Raquel, Labán traicioneramente lo engañó, ya que Jacob no recibió a Raquel sino que le fue dada Lea en su lugar. Lea es un tipo de la Iglesia. Dios permitió que esto sucediera a Jacob para que nosotros pudiésemos tener esta maravillosa figura de Sus tratos con Israel y la Iglesia. Esto nos muestra las formas dispensacionales de Dios: Cuando Israel no fue traído como esposa, en su lugar Dios le dio la Iglesia a Su Hijo para que el pudiese tener una esposa. Más tarde, Jacob recibió a Raquel. Esto señala el tiempo cuando Dios haya terminado Su trabajo entre los gentiles (Hch. 15:14) llamando a la Iglesia. En aquel momento Dios comenzará a trabajar de nuevo con Israel para traerlo a Su Hijo. Así él puede entonces tener a Israel como Su esposa terrenal (Os. 2:6-17; Is. 62:4-5).
De esta manera Jacob tuvo dos esposas. Lea (figura de la Iglesia) fue recibida primero, aun cuando él hizo todos sus esfuerzos por Raquel (figura de Israel). Mientras el vientre de Lea era abierto y era fructífero criando hijos, el vientre de Raquel fue cerrado (Gn. 29:3131And when the Lord saw that Leah was hated, he opened her womb: but Rachel was barren. (Genesis 29:31)). Esto responde al día presente. Mientras la Iglesia ha estado produciendo frutos para Dios, Israel no lo ha hecho de la misma manera (Is. 54:1; Os. 3:4; Mt. 21:19-21).
El punto que tenemos que ver aquí es que Lea tuvo siete hijos (número que significa completamiento) antes de que Raquel comenzara a tener labores de parto (Gn. 30:22; 35:1622And God remembered Rachel, and God hearkened to her, and opened her womb. (Genesis 30:22)
16And they journeyed from Beth-el; and there was but a little way to come to Ephrath: and Rachel travailed, and she had hard labor. (Genesis 35:16)
). Las labores de parto de Raquel son una figura de las pruebas futuras de Israel en la tribulación (Is. 66:7-8; Jer. 30:6-76Ask ye now, and see whether a man doth travail with child? wherefore do I see every man with his hands on his loins, as a woman in travail, and all faces are turned into paleness? 7Alas! for that day is great, so that none is like it: it is even the time of Jacob's trouble; but he shall be saved out of it. (Jeremiah 30:6‑7); Mi. 4:9-10; 5:3; 1 Ts. 5:3). Lea había terminado de tener hijos antes de que las labores de Raquel comenzaran. Nos maravillamos de la exactitud de estas figuras (Sal. 119:161). La Iglesia también habrá terminado su curso y su historia de producción de frutos en este mundo, antes de que Israel (los judíos en realidad) pasen su tiempo de labores de parto en la tribulación.
16. José y Asenat (Génesis 37-50)
José (o Zafnat-Panea, que significa salvador del mundo, Traducción JND, pie de página en Gn. 41:4545And Pharaoh called Joseph's name Zaphnath-paaneah; and he gave him to wife Asenath the daughter of Poti-pherah priest of On. And Joseph went out over all the land of Egypt. (Genesis 41:45)) es otro tipo bien conocido del Señor Jesucristo, quien fue rechazado por sus hermanos, que son un tipo de la nación judía (Gn. 37), y llevado entre los gentiles (Gn. 39-41). Luego de que él fue llevado a Egipto, entre los gentiles, hubo un período de bendición sobre aquella tierra seguido por un período de hambre. El tiempo de bendición responde a la presente dispensación de la gracia. El tiempo de hambre responde a la tribulación venidera que vendrá sobre este mundo. Es interesante notar que mientras José era un extraño para sus hermanos (tipo de los judíos), recibió una esposa gentil (Gn. 41:4545And Pharaoh called Joseph's name Zaphnath-paaneah; and he gave him to wife Asenath the daughter of Poti-pherah priest of On. And Joseph went out over all the land of Egypt. (Genesis 41:45)). Él la recibió en el tiempo de plenitud, antes de la hambruna. Ella es un tipo de la Iglesia, ya que fue traída hasta la casa de José para compartir su lugar real en el trono de Egipto, antes de que el tiempo de hambre comenzara. Así también la Iglesia será traída al hogar de gloria antes de que el tiempo de la tribulación venga. Durante el tiempo de escasez, José trabajó para restaurar a sus hermanos (Gn. 42:45). Cristo también hará esto con Israel para restaurar a los judíos consigo mismo. Primero, los diez hermanos de José, que son un tipo del remanente judío, quienes son culpables de rechazarle, serán restaurados (Gn. 45:1-151Then Joseph could not refrain himself before all them that stood by him; and he cried, Cause every man to go out from me. And there stood no man with him, while Joseph made himself known unto his brethren. 2And he wept aloud: and the Egyptians and the house of Pharaoh heard. 3And Joseph said unto his brethren, I am Joseph; doth my father yet live? And his brethren could not answer him; for they were troubled at his presence. 4And Joseph said unto his brethren, Come near to me, I pray you. And they came near. And he said, I am Joseph your brother, whom ye sold into Egypt. 5Now therefore be not grieved, nor angry with yourselves, that ye sold me hither: for God did send me before you to preserve life. 6For these two years hath the famine been in the land: and yet there are five years, in the which there shall neither be earing nor harvest. 7And God sent me before you to preserve you a posterity in the earth, and to save your lives by a great deliverance. 8So now it was not you that sent me hither, but God: and he hath made me a father to Pharaoh, and lord of all his house, and a ruler throughout all the land of Egypt. 9Haste ye, and go up to my father, and say unto him, Thus saith thy son Joseph, God hath made me lord of all Egypt: come down unto me, tarry not: 10And thou shalt dwell in the land of Goshen, and thou shalt be near unto me, thou, and thy children, and thy children's children, and thy flocks, and thy herds, and all that thou hast: 11And there will I nourish thee; for yet there are five years of famine; lest thou, and thy household, and all that thou hast, come to poverty. 12And, behold, your eyes see, and the eyes of my brother Benjamin, that it is my mouth that speaketh unto you. 13And ye shall tell my father of all my glory in Egypt, and of all that ye have seen; and ye shall haste and bring down my father hither. 14And he fell upon his brother Benjamin's neck, and wept; and Benjamin wept upon his neck. 15Moreover he kissed all his brethren, and wept upon them: and after that his brethren talked with him. (Genesis 45:1‑15)); luego toda la familia fue traída y reunida con José (tipo de las tribus perdidas de Israel; Gn. 46). Este es el mismo orden que se da en la profecía.
17. Moisés y Séfora (Éxodo 1-12)
Moisés es otro tipo o figura del Señor Jesucristo. El fue puesto por Dios para liberar a los hijos de Israel, quienes estaban en aquel momento bajo el tiránico yugo de Faraón en Egipto (Ex. 3:1010Come now therefore, and I will send thee unto Pharaoh, that thou mayest bring forth my people the children of Israel out of Egypt. (Exodus 3:10); Hch. 7:35). Faraón, el Rey de Egipto, es un tipo de Satanás, el dios y príncipe de este mundo. Moisés suspiraba por su pueblo y anhelaba que fuese liberado. Cuando vino a ellos, él asesinó a uno de sus opresores de Egipto, mostrando su destreza para vencer a sus enemigos y liberarlos de su cepo. Pero sus esfuerzos fueron mal interpretados por sus hermanos, quienes dijeron, ¿Quién te hizo príncipe y juez sobre nosotros? (Hch. 7:35; Ex. 2:1414And he said, Who made thee a prince and a judge over us? intendest thou to kill me, as thou killedst the Egyptian? And Moses feared, and said, Surely this thing is known. (Exodus 2:14)). Consecuentemente ellos le rechazaron. Mucho de esto es lo que sucedió al Señor Jesucristo cuando vino a liberar a Su pueblo (los judíos) del poder y pecado de Satán. Él también fue rechazado por aquellos que decían, “No queremos que este reine sobre nosotros” (Lc. 19:14; Jn. 1:1111He came unto his own, and his own received him not. (John 1:11)).
Al ser rechazado por su pueblo, Moisés huye hacia la tierra de Madián (Ex. 2:11-4:1911And it came to pass in those days, when Moses was grown, that he went out unto his brethren, and looked on their burdens: and he spied an Egyptian smiting an Hebrew, one of his brethren. 12And he looked this way and that way, and when he saw that there was no man, he slew the Egyptian, and hid him in the sand. 13And when he went out the second day, behold, two men of the Hebrews strove together: and he said to him that did the wrong, Wherefore smitest thou thy fellow? 14And he said, Who made thee a prince and a judge over us? intendest thou to kill me, as thou killedst the Egyptian? And Moses feared, and said, Surely this thing is known. 15Now when Pharaoh heard this thing, he sought to slay Moses. But Moses fled from the face of Pharaoh, and dwelt in the land of Midian: and he sat down by a well. 16Now the priest of Midian had seven daughters: and they came and drew water, and filled the troughs to water their father's flock. 17And the shepherds came and drove them away: but Moses stood up and helped them, and watered their flock. 18And when they came to Reuel their father, he said, How is it that ye are come so soon to day? 19And they said, An Egyptian delivered us out of the hand of the shepherds, and also drew water enough for us, and watered the flock. 20And he said unto his daughters, And where is he? why is it that ye have left the man? call him, that he may eat bread. 21And Moses was content to dwell with the man: and he gave Moses Zipporah his daughter. 22And she bare him a son, and he called his name Gershom: for he said, I have been a stranger in a strange land. 23And it came to pass in process of time, that the king of Egypt died: and the children of Israel sighed by reason of the bondage, and they cried, and their cry came up unto God by reason of the bondage. 24And God heard their groaning, and God remembered his covenant with Abraham, with Isaac, and with Jacob. 25And God looked upon the children of Israel, and God had respect unto them. 1Now Moses kept the flock of Jethro his father in law, the priest of Midian: and he led the flock to the backside of the desert, and came to the mountain of God, even to Horeb. 2And the angel of the Lord appeared unto him in a flame of fire out of the midst of a bush: and he looked, and, behold, the bush burned with fire, and the bush was not consumed. 3And Moses said, I will now turn aside, and see this great sight, why the bush is not burnt. 4And when the Lord saw that he turned aside to see, God called unto him out of the midst of the bush, and said, Moses, Moses. And he said, Here am I. 5And he said, Draw not nigh hither: put off thy shoes from off thy feet, for the place whereon thou standest is holy ground. 6Moreover he said, I am the God of thy father, the God of Abraham, the God of Isaac, and the God of Jacob. And Moses hid his face; for he was afraid to look upon God. 7And the Lord said, I have surely seen the affliction of my people which are in Egypt, and have heard their cry by reason of their taskmasters; for I know their sorrows; 8And I am come down to deliver them out of the hand of the Egyptians, and to bring them up out of that land unto a good land and a large, unto a land flowing with milk and honey; unto the place of the Canaanites, and the Hittites, and the Amorites, and the Perizzites, and the Hivites, and the Jebusites. 9Now therefore, behold, the cry of the children of Israel is come unto me: and I have also seen the oppression wherewith the Egyptians oppress them. 10Come now therefore, and I will send thee unto Pharaoh, that thou mayest bring forth my people the children of Israel out of Egypt. 11And Moses said unto God, Who am I, that I should go unto Pharaoh, and that I should bring forth the children of Israel out of Egypt? 12And he said, Certainly I will be with thee; and this shall be a token unto thee, that I have sent thee: When thou hast brought forth the people out of Egypt, ye shall serve God upon this mountain. 13And Moses said unto God, Behold, when I come unto the children of Israel, and shall say unto them, The God of your fathers hath sent me unto you; and they shall say to me, What is his name? what shall I say unto them? 14And God said unto Moses, I AM THAT I AM: and he said, Thus shalt thou say unto the children of Israel, I AM hath sent me unto you. 15And God said moreover unto Moses, Thus shalt thou say unto the children of Israel, The Lord God of your fathers, the God of Abraham, the God of Isaac, and the God of Jacob, hath sent me unto you: this is my name for ever, and this is my memorial unto all generations. 16Go, and gather the elders of Israel together, and say unto them, The Lord God of your fathers, the God of Abraham, of Isaac, and of Jacob, appeared unto me, saying, I have surely visited you, and seen that which is done to you in Egypt: 17And I have said, I will bring you up out of the affliction of Egypt unto the land of the Canaanites, and the Hittites, and the Amorites, and the Perizzites, and the Hivites, and the Jebusites, unto a land flowing with milk and honey. 18And they shall hearken to thy voice: and thou shalt come, thou and the elders of Israel, unto the king of Egypt, and ye shall say unto him, The Lord God of the Hebrews hath met with us: and now let us go, we beseech thee, three days' journey into the wilderness, that we may sacrifice to the Lord our God. 19And I am sure that the king of Egypt will not let you go, no, not by a mighty hand. 20And I will stretch out my hand, and smite Egypt with all my wonders which I will do in the midst thereof: and after that he will let you go. 21And I will give this people favor in the sight of the Egyptians: and it shall come to pass, that, when ye go, ye shall not go empty: 22But every woman shall borrow of her neighbor, and of her that sojourneth in her house, jewels of silver, and jewels of gold, and raiment: and ye shall put them upon your sons, and upon your daughters; and ye shall spoil the Egyptians. 1And Moses answered and said, But, behold, they will not believe me, nor hearken unto my voice: for they will say, The Lord hath not appeared unto thee. 2And the Lord said unto him, What is that in thine hand? And he said, A rod. 3And he said, Cast it on the ground. And he cast it on the ground, and it became a serpent; and Moses fled from before it. 4And the Lord said unto Moses, Put forth thine hand, and take it by the tail. And he put forth his hand, and caught it, and it became a rod in his hand: 5That they may believe that the Lord God of their fathers, the God of Abraham, the God of Isaac, and the God of Jacob, hath appeared unto thee. 6And the Lord said furthermore unto him, Put now thine hand into thy bosom. And he put his hand into his bosom: and when he took it out, behold, his hand was leprous as snow. 7And he said, Put thine hand into thy bosom again. And he put his hand into his bosom again; and plucked it out of his bosom, and, behold, it was turned again as his other flesh. 8And it shall come to pass, if they will not believe thee, neither hearken to the voice of the first sign, that they will believe the voice of the latter sign. 9And it shall come to pass, if they will not believe also these two signs, neither hearken unto thy voice, that thou shalt take of the water of the river, and pour it upon the dry land: and the water which thou takest out of the river shall become blood upon the dry land. 10And Moses said unto the Lord, O my Lord, I am not eloquent, neither heretofore, nor since thou hast spoken unto thy servant: but I am slow of speech, and of a slow tongue. 11And the Lord said unto him, Who hath made man's mouth? or who maketh the dumb, or deaf, or the seeing, or the blind? have not I the Lord? 12Now therefore go, and I will be with thy mouth, and teach thee what thou shalt say. 13And he said, O my Lord, send, I pray thee, by the hand of him whom thou wilt send. 14And the anger of the Lord was kindled against Moses, and he said, Is not Aaron the Levite thy brother? I know that he can speak well. And also, behold, he cometh forth to meet thee: and when he seeth thee, he will be glad in his heart. 15And thou shalt speak unto him, and put words in his mouth: and I will be with thy mouth, and with his mouth, and will teach you what ye shall do. 16And he shall be thy spokesman unto the people: and he shall be, even he shall be to thee instead of a mouth, and thou shalt be to him instead of God. 17And thou shalt take this rod in thine hand, wherewith thou shalt do signs. 18And Moses went and returned to Jethro his father in law, and said unto him, Let me go, I pray thee, and return unto my brethren which are in Egypt, and see whether they be yet alive. And Jethro said to Moses, Go in peace. 19And the Lord said unto Moses in Midian, Go, return into Egypt: for all the men are dead which sought thy life. (Exodus 2:11‑4:19)). En el tiempo de su alejamiento de sus hermanos, él recibió una esposa gentil, Séfora (Ex. 2:2121And Moses was content to dwell with the man: and he gave Moses Zipporah his daughter. (Exodus 2:21)). Ella es otra figura de la Iglesia, la cual es traída desde el mundo gentil por el evangelio. Séfora le dio a Moisés un hijo, que fue llamado Gersón, lo que significa “un extraño aquí.” Esto habla del carácter que la Iglesia debería tener en este mundo como peregrina y extranjera (1 P. 2:11).
El punto que necesitamos ver en esto, es que Moisés recibe a su esposa gentil antes de que los juicios (las diez plagas) comience a caer sobre Egipto. Así, Cristo tendrá a Su esposa, la Iglesia, consigo en gloria, antes de que los juicios de la tribulación comiencen a caer sobre este mundo.
Luego de muchos años, Dios envía de vuelta a Moisés a los hijos de Israel, quienes estaban siendo oprimidos aún por los gentiles. Esto es una figura del tiempo de los gentiles (Lc. 21:24; Ex. 3:10; 4:1910Come now therefore, and I will send thee unto Pharaoh, that thou mayest bring forth my people the children of Israel out of Egypt. (Exodus 3:10)
19And the Lord said unto Moses in Midian, Go, return into Egypt: for all the men are dead which sought thy life. (Exodus 4:19)
). Moisés retornó a la tierra de Egipto y comenzó a mostrarse a sus hermanos, quienes le habían rechazado. Esto es una figura del Señor reasumiendo Sus tratos con la nación de Israel, luego de que haya tomado consigo mismo a la Iglesia a la gloria. Cuando Moisés retornó a sus hermanos, Dios comenzó a derramar sus juicios sobre la tierra de Egipto en forma de las diez plagas (Ex. 7-12:36). Dios milagrosamente preservó a Israel en medio de estos juicios, lo que vino a ser una señal de confirmación para ellos, de que Dios estaba trabajando en su beneficio (Sal. 78:43; Sal. 105:27; Ex. 7:3,8,22-233And I will harden Pharaoh's heart, and multiply my signs and my wonders in the land of Egypt. (Exodus 7:3)
8And the Lord spake unto Moses and unto Aaron, saying, (Exodus 7:8)
22And the magicians of Egypt did so with their enchantments: and Pharaoh's heart was hardened, neither did he hearken unto them; as the Lord had said. 23And Pharaoh turned and went into his house, neither did he set his heart to this also. (Exodus 7:22‑23)
). Esto habla de cómo Dios preservará al remanente de Israel durante la tribulación. Pero, ¿dónde estaba Séfora mientras los juicios caían sobre Egipto? Ella no estaba en la tierra de Egipto. Moisés la había enviado de vuelta a la tierra de Madián, antes de que los juicios de Dios comenzaran (Ex. 18:1-21When Jethro, the priest of Midian, Moses' father in law, heard of all that God had done for Moses, and for Israel his people, and that the Lord had brought Israel out of Egypt; 2Then Jethro, Moses' father in law, took Zipporah, Moses' wife, after he had sent her back, (Exodus 18:1‑2)). Ella no es mencionada ni una sola vez durante las plagas. Ella no aparece en escena, sino hasta después de que los juicios hayan caído sobre Egipto y los hijos de Israel fueran liberados. Esto nos muestra que la Iglesia no estará en la tierra cuando la tribulación comience. No verá ninguna parte de la tribulación. La Iglesia no aparece públicamente hasta que la tribulación está terminada, cuando el Señor viene a mostrar a Su esposa a un mundo maravillado (2 Ts. 1:10).
18. El juicio de Jericó (Josué 26)
La sentencia de juicio fue determinada sobre Jericó y el pueblo de Canaán (Ex. 23:2727I will send my fear before thee, and will destroy all the people to whom thou shalt come, and I will make all thine enemies turn their backs unto thee. (Exodus 23:27)). Antes de que los juicios cayese sobre aquella ciudad, Dios proveyó una forma de refugio bajo “el cordón de grana” para todo aquel que tuviese fe (Jos. 2). Esto típicamente predice el juicio que está a punto de caer sobre este mundo culpable y condenado (Hch. 17:31; 2 Ts. 1:7-9); mas Dios en Su misericordia ha provisto para todos un refugio bajo la sangre de Cristo. En el capítulo 6 el juicio cayó sobre Jericó como estaba anunciado, pero antes de que esto sucediese, Josué llevó a término el terrible viaje de los hijos de Israel, haciéndolos entrar a la tierra prometida (Jos. 3-5). Antes de que el juicio caiga sobre este mundo, el Señor Jesucristo, como Josué, llevará el largo y terrible viaje de la Iglesia por este mundo a su final, haciéndola entrar en la Canaán celestial. Es de remarcar que el juicio de Jericó ocurrió en el tiempo de la cosecha (Jos. 3:1515And as they that bare the ark were come unto Jordan, and the feet of the priests that bare the ark were dipped in the brim of the water, (for Jordan overfloweth all his banks all the time of harvest,) (Joshua 3:15)). El juicio de este mundo es también llamado la cosecha o la siega (Mt. 13:39-42; Ap. 14:15-20; Jl. 3:9-169Proclaim ye this among the Gentiles; Prepare war, wake up the mighty men, let all the men of war draw near; let them come up: 10Beat your plowshares into swords, and your pruninghooks into spears: let the weak say, I am strong. 11Assemble yourselves, and come, all ye heathen, and gather yourselves together round about: thither cause thy mighty ones to come down, O Lord. 12Let the heathen be wakened, and come up to the valley of Jehoshaphat: for there will I sit to judge all the heathen round about. 13Put ye in the sickle, for the harvest is ripe: come, get you down; for the press is full, the fats overflow; for their wickedness is great. 14Multitudes, multitudes in the valley of decision: for the day of the Lord is near in the valley of decision. 15The sun and the moon shall be darkened, and the stars shall withdraw their shining. 16The Lord also shall roar out of Zion, and utter his voice from Jerusalem; and the heavens and the earth shall shake: but the Lord will be the hope of his people, and the strength of the children of Israel. (Joel 3:9‑16)).
Hay otra figura en la historia de la caída de Jericó, que también muestra la misma verdad. Hubo una gran voz (grito; Jos. 6:1616And it came to pass at the seventh time, when the priests blew with the trumpets, Joshua said unto the people, Shout; for the Lord hath given you the city. (Joshua 6:16)) que ocurrió antes de que los muros de Jericó cayeran. Esto nos recuerda a la “gran voz” que la Iglesia está esperando cuando el Señor venga (1 Ts. 4:15-18). Pero nótese nuevamente que el grito tiene lugar antes de que la ciudad fuera juzgada, tal como el grito en el rapto tendrá lugar antes del juicio de este mundo.
Tres pasajes usados para sostener el error de que la Iglesia atravesara la gran tribulación
En un esfuerzo por ser de ayuda para quienes pudiesen tener dificultad en este punto, hemos seleccionado tres pasajes bíblicos que han llevado a que algunos erróneamente crean que la Iglesia atravesará la tribulación. En cada uno de estos pasajes nuestro deseo es mostrar, con la ayuda del Señor, cómo ha ocurrido el error y cual es el verdadero significado del pasaje. Creemos que la mayoría de la confusión de este punto proviene de creyentes poco cuidadosos y poco fervientes en la lectura de las Escrituras. Estos ejemplos son:
1. 2ª Tesalonicenses 2:2-3. “No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe de ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.” Esto ha sido tomado en el sentido de que el día en que el Señor viene por Su Iglesia (el rapto), no sucederá hasta que el anticristo y la gran apostasía en la gran tribulación hayan ocurrido.
Esto es un error por dos razones: Primero, es un gran error suponer que “el día del Señor” es el rapto. La Biblia no dice esto. Existen por lo menos veinte referencias principales al “día del Señor” en la Palabra de Dios. Algunas de ellas se refiere a su comienzo con la aparición de Cristo (2 Ts. 2:2; 2 P. 3:10; 1 Ts. 5:2; etc.). Otras referencias son una advertencia de que está cercano, señalado por el ataque del Rey del Norte, que tendrá lugar justo antes del comienzo del día del Señor (Jl. 1:15; 2:1115Alas for the day! for the day of the Lord is at hand, and as a destruction from the Almighty shall it come. (Joel 1:15)
11And the Lord shall utter his voice before his army: for his camp is very great: for he is strong that executeth his word: for the day of the Lord is great and very terrible; and who can abide it? (Joel 2:11)
; Sof. 1:7-20; Zac. 14:1-2; etc.). Pero ninguna de ellas se refiere al día del Señor como el rapto. Es una suposición decir esto, y nace de una poca cuidadosa investigación de las Escrituras (Hch. 17:11).
El “día del Señor” es un día de juicio que comienza con la aparición de Cristo, aproximadamente siete años luego del rapto, al final de la tribulación. Este es el tiempo cuando Cristo públicamente interviene sobre los caminos del hombre sobre la tierra, afirmando Su poder y autoridad universal sobre el cielo y la tierra. Esto se extenderá por mil años (2 P. 3:8-10); esto es el milenio. Sin embargo, nunca se ve al rapto como el día del juicio, sino más bien que el rapto es el tiempo cuando el esposo y la esposa se unen gozosamente.
Ahora, con la definición de lo que es el día del Señor, podemos ver lo que el Apóstol Pablo estaba diciendo en este pasaje. Él mostraba a los Tesalonicenses que “el día del Señor” no podía estar sobre ellos en ese momento, porque tenía que venir el anticristo y la gran apostasía. Pablo aun no está hablando del rapto en este versículo.
Es bastante sorprendente cuan aplicable es este versículo en estos días a pesar de que fue escrito hace casi 2000 años. Los falsos maestros están trabajando nuevamente proponiendo la misma enseñanza malvada que estaba turbando los hermanos de Tesalónica, y están usando los mismos tres métodos que usaron aquellos falsos maestros de los días del Apóstol Pablo.
Primero, “por el espíritu” (vs. 2) los falsos maestros claman que han recibido este mensaje a través de una revelación espiritual dada a ellos.
Segundo, “por la palabra” (vs. 2) están aplicando mal los pasajes del Antiguo Testamento para sostener sus erróneas teorías.
Y por último, “por carta como si fuera nuestra” (vs. 2), lo que significa que ellos en realidad habían llegado tan lejos como para producir una epístola con sus erróneas ideas y la presentaban como que era del Apóstol Pablo.
Así también en el día de hoy, aquellos que enseñan esta doctrina errónea proclaman haberla recibido a través de una revelación especial de Dios. Tratan de usar la Biblia para sostenerlas y están tomando el ministerio de Pablo, como lo hacían en 2ª Tesalonicenses 2:2-3, y enseñando que Pablo enseñaba que la Iglesia debía atravesar la gran tribulación. Esto es en principio lo que aquellos maestros de aquellos días hacían, tomando el nombre de Pablo y poniéndolo en sus falsas enseñanzas, tratando de hacerle decir a Pablo algo que jamás él había dicho. Es por eso que Pablo menciona al final de la epístola que él escribía la salutación de su propia mano, que es el signo en todas sus cartas, por lo tanto no podría haber confusión (2 Ts. 3:17).
La otra razón por la cual esta aplicación es un error, es que destruye la inminencia de la venida del Señor. La venida del Señor (el rapto) es presentada siempre en la Biblia como algo que puede ocurrir en cualquier momento. Aquellos que piensan que la Iglesia debe pasar por la tribulación, se burlan de la idea que Él podría venir hoy, porque esto, piensan ellos, es una directa violación a su interpretación de 2ª Tesalonicenses 2:2-3. Sin embargo, Pablo y los otros Apóstoles, alentaron a los santos de sus días a esperar la venida del Señor. Ellos trabajaron y se esforzaron para poner la cercanía de la venida del Señor de tal forma frente a la Iglesia, que debía ser una esperanza presente. ¿Esta gente está diciendo que los apóstoles hicieron mal en hacer esto? Pablo dijo, “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3:20-21). El también dijo, “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (He. 10:37). “Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día” (Ro. 13:11-12). “Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto” (1 Co. 7:29). “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” (1 Ts. 4:16-17). En este último versículo Pablo, cuando dice “nosotros,” se pone a sí mismo entre el número que esperaban la venida del Señor. Ver también 1ª Corintios 15:51-52. Era algo que él esperaba aun en aquellos primeros días de la Iglesia. Santiago también dijo, “La venida del Señor está cerca” (Stg. 5:7). Pedro dijo, “El fin de todas las cosas se acerca” (1 P. 4:7). Juan dijo, “Hijitos ya es el último tiempo” (1 Jn. 2:1818Then answered the Jews and said unto him, What sign showest thou unto us, seeing that thou doest these things? (John 2:18)). Esto muestra la forma en que los apóstoles ministraron, para fijar la venida del Señor frente a los santos como algo que podría suceder en el curso de sus vidas.
Enseñar que ciertos eventos deben suceder antes de la venida del Señor, tales como el levantamiento del anticristo y los horrores de la tribulación, sería una directa contradicción a las enseñanzas de los apóstoles. Esto destruye la eminencia de la “bendita esperanza” (Tit. 2:1313Looking for that blessed hope, and the glorious appearing of the great God and our Saviour Jesus Christ; (Titus 2:13)). Seguramente la Escritura no enseñaría algo en un lugar, para contradecirlo luego en otro pasaje.
Sacar esta “bendita esperanza” de la Iglesia, es causar que la Iglesia se arraigue y se fije en este mundo. Y esto es justamente lo que ha sucedido por un largo tiempo, cuando se dice: “Mi Señor retarda su venida” (Mt. 24:48). Por esta misma razón, el Señor Jesucristo mismo nunca nos dijo cuándo retornaría, pero sí dijo: “Ciertamente, vengo en breve” (Ap. 22:20).
La prueba para todo ministerio es: ¿Se ocupa el corazón con Cristo? Esta clase de enseñanza errónea hace de todo menos esto. En vez de esperar la venida del Señor, produce que los santos miren las cosas de alrededor; miren y esperen por el anticristo, etc. La Iglesia está para esperar la venida de Cristo y no la venida del anticristo.
2. Otra escritura que se usa para pretender probar que la Iglesia debe pasar por la tribulación, es Apocalipsis 11:15. “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos.” Este versículo muestra que cuando la séptima y última trompeta sea tocada al final de la tribulación, el Señor aparecerá y tomará posesión de los reinos de este mundo a través de juicio. Se ha supuesto que esta es “la final trompeta” que se menciona en el rapto (1 Ts. 4:15-18; 1 Co. 15:51-52). Por lo tanto, la Iglesia estará sobre la tierra durante la tribulación (Ap. 6-11) precediendo a la séptima trompeta. Se enseña que la Iglesia será tomada para encontrar al Señor en el aire justo cuando Él venga del cielo para juzgar al mundo.
Esta interpretación es muy problemática porque la Palabra de Dios enseña que un número de hechos deben suceder, desde el tiempo en que la Iglesia sea arrebatada hasta cuando el Señor venga a juzgar al mundo como nos dice Apocalipsis 11:15. Sería imposible que estas cosas sucedieran en el corto momento que esta interpretación permite. Luego de llevar a Su pueblo hacia el cielo en el rapto, el Señor los sentará a Su mesa, donde les servirá con felicidad celestial y gozo indecible (Lc. 12:37). Luego será establecido el tribunal de Cristo, y las vidas de los creyentes serán revisadas y recompensadas (2 Co. 5:10; etc.). Los santos también tendrán un tiempo de alabanza dedicado a Dios y al Señor Jesucristo, alrededor del trono en el cielo. En ese momento ellos arrojarán sus coronas a los pies de Cristo en humilde adoración (Ap. 4-5). Luego tendrán lugar las bodas del Cordero, seguida por la cena de las bodas del Cordero (Ap. 19:7-8). Todos estos eventos deben suceder luego de que el Señor tome a Su pueblo al cielo en el rapto, y antes de que Él retorne en Su aparición, ocasión en la que Él juzgará al mundo. No sería posible que estos hechos sucedieran si los santos fuesen tomados en el aire, y luego inmediatamente traídos de nuevo hacia la tierra con el Señor en Su aparición.
3. Otra escritura que es usada es Mateo 24:29-31. “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” Se piensa que la venida del Señor en este pasaje se refiere al rapto. Consecuentemente se acomoda el momento del rapto como “inmediatamente después de la tribulación.” Se concluye por lo tanto que la Iglesia debería estar durante la tribulación.
El problema aquí es que aquellos que tienen esta idea, claramente no entienden la distinción entre el rapto y la aparición de Cristo. En la Biblia nunca se refiere al rapto como la venida del Hijo del Hombre. El rapto es la venida del Señor por los Suyos; la venida del Hijo del Hombre es la venida del Señor con los Suyos en Su aparición. El rapto es un misterio que no se dio a conocer sino hasta que fue revelado por el Apóstol Pablo (1 Co. 15:51-52); la venida del Hijo del Hombre es un hecho que fue conocido por los santos del Antiguo Testamento, ya que los profetas hablaron de ella (Dn. 7:13-1413I saw in the night visions, and, behold, one like the Son of man came with the clouds of heaven, and came to the Ancient of days, and they brought him near before him. 14And there was given him dominion, and glory, and a kingdom, that all people, nations, and languages, should serve him: his dominion is an everlasting dominion, which shall not pass away, and his kingdom that which shall not be destroyed. (Daniel 7:13‑14)). El Hijo del Hombre es un título que el Señor toma cuando Él viene a juzgar al mundo; en el rapto el Señor no viene para juicio, sino para llevar a Su esposa a los cielos. El hecho de que el título que se usa en Mateo 24:29-31 Sea “el Hijo del Hombre,” debería mostrarnos que en este pasaje cuando se habla de Su venida no se refiere al rapto.
Segundo, en el rapto el Señor no envía a Sus ángeles a reunir a Sus santos (la esposa), como se nos habla en estos versículos; el Señor mismo tomará a Su esposa (1 Ts. 4:16; 2 Ts. 2:1).
Tercero, la trompeta que suena aquí no es la trompeta de Dios que se menciona en el rapto, sino la trompeta de Isaías 27:13, Salmo 81:3, etc.
Por último, los elegidos no son la Iglesia, sino los elegidos de Israel (Mt. 24:24; Is. 45:4; 65:9; Ap. 7:1-8; Ro. 11:28; etc.).
La idea del rapto parcial
Aunque algunos cristianos creen en un rapto parcial, la idea es tan absurda que no es necesario que la comentemos aquí. ¿Podríamos imaginar al Señor llevando solo una parte de Su esposa al cielo? ¿Qué haría el Señor en el cielo con media esposa? ¿Cómo podrían las bodas del Cordero llevarse a cabo solo con la mitad de la esposa presente? De cualquier manera, ¿cuál es el pasaje bíblico que sostiene esta teoría?
Estemos alerta
Existe un punto más que el lector debería considerar con respecto a toda esta cuestión. Este tipo de enseñanza usualmente se manifiesta en un contexto de otras doctrinas erróneas. Aquellos que generalmente enseñan que la Iglesia debe pasar por la gran tribulación, muy a menudo no tienen en claro la seguridad eterna del creyente. Muchos no aceptan el lugar dado por Dios a la mujer en la Iglesia, ni entienden tampoco la verdad de la Iglesia, ni el concepto del un solo cuerpo como base de la Asamblea para todos los cristianos, entre otras cosas. Preguntamos, ¿Deberíamos creer en las enseñanzas de estos maestros, en cuanto a que la Iglesia atravesará la tribulación, cuando tan a menudo fallan en muchas otras doctrinas bíblicas? Seguramente esto debería ser una advertencia para nosotros, para que estemos alertas, y especialmente cuando a la luz de las sagradas Escrituras, en todos los pasajes que hemos tomado, se muestra que la Iglesia NO atravesará la tribulación.
“Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Ts. 5:21).