Neh. 9:7‑15,19‑21,27,31• 7Tú, eres oh Jehová, el Dios que escogiste á Abram, y lo sacaste de Ur de los Caldeos, y pusístele el nombre Abraham;
8Y hallaste fiel su corazón delante de ti, é hiciste con él alianza para darle la tierra del Cananeo, del Hetheo, y del Amorreheo, y del Pherezeo, y del Jebuseo, y del Gergeseo, para darla á su simiente: y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
9Y miraste la aflicción de nuestos padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el mar Bermejo;
10Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; é hicíste nombre grande, como este día.
11Y dividiste la mar delante de ellos y pasaron por medio de ella en seco; y á sus perseguidores echaste en los profundos, como una piedra en grandes aguas.
12Y con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.
13Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos:
14Y notificásteles el sábado tuyo santo, y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley.
15Y dísteles pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y dijísteles que entrasen á poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
19Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto: la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
20Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.
21Y sustentástelos cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad: sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
27Y entregástelos en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron: y en el tiempo de su tribulación clamaron á ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvasen de mano de sus enemigos.
31Empero por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los dejaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. (Neh. 9:7‑15,19‑21,27,31)
Sal. 78:11‑72• 11Antes se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado.
12Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13Rompió la mar, é hízolos pasar; E hizo estar las aguas como en un montón.
14Y llevólos de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego.
15Hendió las peñas en el desierto: Y dióles á beber como de grandes abismos;
16Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos.
17Empero aun tornaron á pecar contra él, Enojando en la soledad al Altísimo.
18Pues tentaron á Dios en su corazón, Pidiendo comida á su gusto.
19Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
20He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, Y arroyos salieron ondeando: ¿ Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne á su pueblo?
21Por tanto oyó Jehová, é indignóse: Y encendióse el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel;
22Por cuanto no habían creído á Dios, Ni habían confiado en su salud:
23A pesar de que mandó á las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos,
24E hizo llover sobre ellos maná para comer, Y dióles trigo de los cielos.
25Pan de nobles comió el hombre: Envióles comida á hartura.
26Movió el solano en el cielo, Y trajo con su fortaleza el austro.
27E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Y aves de alas como arena de la mar.
28E hízolas caer en medio de su campo, Alrededor de sus tiendas.
29Y comieron, y hartáronse mucho: Cumplióles pues su deseo.
30No habían quitado de sí su deseo, Aun estaba su vianda en su boca,
31Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel.
32Con todo esto pecaron aún, Y no dieron crédito á sus maravillas.
33Consumió por tanto en nada sus días, Y sus años en la tribulación.
34Si los mataba, entonces buscaban á Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya.
35Y acordábanse que Dios era su refugio. Y el Dios Alto su redentor.
36Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían:
37Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
38Empero él misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía: Y abundó para apartar su ira, Y no despertó todo su enojo.
39Y acordóse que eran carne; Soplo que va y no vuelve.
40Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, Lo enojaron en la soledad!
41Y volvían, y tentaban á Dios, Y ponían límite al Santo de Israel.
42No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de angustia;
43Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán;
44Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, porque no bebiesen.
45Envió entre ellos una mistura de moscas que los comían, Y ranas que los destruyeron.
46Dió también al pulgón sus frutos, Y sus trabajos á la langosta.
47Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con piedra;
48Y entregó al pedrisco sus bestias, Y al fuego sus ganados.
49Envió sobre ellos el furor de su saña, Ira y enojo y angustia, Con misión de malos ángeles.
50Dispuso el camino á su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida á la mortandad.
51E hirió á todo primogénito en Egipto, Las primicias de las fuerzas en las tiendas de Châm.
52Empero hizo salir á su pueblo como ovejas, Y llevólos por el desierto, como un rebaño.
53Y guiólos con seguridad, que no tuvieron miedo; Y la mar cubrió á sus enemigos.
54Metiólos después en los términos de su santuario, En este monte que ganó su mano derecha.
55Y echó las gentes de delante de ellos, Y repartióles una herencia con cuerdas; E hizo habitar en sus moradas á las tribus de Israel.
56Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios;
57Sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres: Volviéronse como arco engañoso.
58Y enojáronlo con sus altos, Y provocáronlo á celo con sus esculturas.
59Oyólo Dios, y enojóse, Y en gran manera aborreció á Israel.
60Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres;
61Y dió en cautividad su fortaleza, Y su gloria en mano del enemigo.
62Entregó también su pueblo á cuchillo, Y airóse contra su heredad.
63El fuego devoró sus mancebos, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
64Sus sacerdotes cayeron á cuchillo, Y sus viudas no lamentaron.
65Entonces despertó el Señor á la manera del que ha dormido, Como un valiente que grita excitado del vino:
66E hirió á sus enemigos en las partes posteriores: Dióles perpetua afrenta.
67Y desechó el tabernáculo de José, Y no escogió la tribu de Ephraim.
68Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sión, al cual amó.
69Y edificó su santuario á manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre.
70Y eligió á David su siervo, Y tomólo de las majadas de las ovejas:
71De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase á Jacob su pueblo, y á Israel su heredad.
72Y apacentólos con entereza de su corazón; Y pastoreólos con la pericia de sus manos. (Sal. 78:11‑72)
Sal. 105:5‑45• 5Acordaos de sus maravillas que hizo, De sus prodigios y de los juicios de su boca,
6Oh vosotros, simiente de Abraham su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos.
7El es Jehová nuestro Dios; En toda la tierra son sus juicios.
8Acordóse para siempre de su alianza; De la palabra que mandó para mil generaciones,
9La cual concertó con Abraham; Y de su juramento á Isaac.
10Y establecióla á Jacob por decreto, A Israel por pacto sempiterno,
11Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán Por cordel de vuestra heredad.
12Esto siendo ellos pocos hombres en número, Y extranjeros en ella.
13Y anduvieron de gente en gente, De un reino á otro pueblo.
14No consintió que hombre los agraviase; Y por causa de ellos castigó los reyes.
15No toquéis, dijo, á mis ungidos, Ni hagáis mal á mis profetas.
16Y llamó al hambre sobre la tierra, Y quebrantó todo mantenimiento de pan.
17Envió un varón delante de ellos, A José, que fué vendido por siervo.
18Afligieron sus pies con grillos; En hierro fué puesta su persona.
19Hasta la hora que llegó su palabra, El dicho de Jehová le probó.
20Envió el rey, y soltóle; El señor de los pueblos, y desatóle.
21Púsolo por señor de su casa, Y por enseñoreador en toda su posesión;
22Para que reprimiera á sus grandes como él quisiese, Y á sus ancianos enseñara sabiduría.
23Después entró Israel en Egipto, Y Jacob fué extranjero en la tierra de Châm.
24Y multiplicó su pueblo en gran manera, E hízolo fuerte más que sus enemigos.
25Volvió el corazón de ellos para que aborreciesen á su pueblo, Para que contra sus siervos pensasen mal.
26Envió á su siervo Moisés, Y á Aarón al cual escogió.
27Pusieron en ellos las palabras de sus señales, Y sus prodigios en la tierra de Châm.
28Echó tinieblas, é hizo oscuridad; Y no fueron rebeldes á su palabra.
29Volvió sus aguas en sangre, Y mató sus pescados.
30Produjo su tierra ranas, Aun en las cámaras de sus reyes.
31Dijo, y vinieron enjambres de moscas, Y piojos en todo su término.
32Volvió en su tierra sus lluvias en granizo, Y en fuego de llamaradas.
33E hirió sus viñas y sus higueras, Y quebró los árboles de su término.
34Dijo, y vinieron langostas, Y pulgón sin número;
35Y comieron toda la hierba de su país, Y devoraron el fruto de su tierra.
36Hirió además á todos los primogénitos en su tierra, El principio de toda su fuerza.
37Y sacólos con plata y oro; Y no hubo en sus tribus enfermo.
38Egipto se alegró de que salieran; Porque su terror había caído sobre ellos.
39Extendió una nube por cubierta, Y fuego para alumbrar la noche.
40Pidieron, é hizo venir codornices; Y saciólos de pan del cielo.
41Abrió la peña, y fluyeron aguas; Corrieron por los secadales como un río.
42Porque se acordó de su santa palabra, Dada á Abraham su siervo.
43Y sacó á su pueblo con gozo; Con júbilo á sus escogidos.
44Y dióles las tierras de las gentes; Y las labores de las naciones heredaron:
45Para que guardasen sus estatutos, Y observasen sus leyes. Aleluya. (Sal. 105:5‑45)
Sal. 107:8,15,21,31• 8Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
15Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
21Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres:
31Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres. (Sal. 107:8,15,21,31)
Sal. 136:1‑26• 1Alabad á Jehová, porque es bueno; Porque para siempre es su misericordia.
2Alabad al Dios de los dioses, Porque para siempre es su misericordia.
3Alabad al Señor de los señores, Porque para siempre es su misericordia.
4Al solo que hace grandes maravillas, Porque para siempre es su misericordia.
5Al que hizo los cielos con entendimiento, Porque para siempre es su misericordia.
6Al que tendió la tierra sobre las aguas, Porque para siempre es su misericordia;
7Al que hizo las grandes luminarias, Porque para siempre es su misericordia;
8El sol para que dominase en el día, Porque para siempre es su misericordia;
9La luna y las estrellas para que dominasen en la noche, Porque para siempre es su misericordia.
10Al que hirió á Egipto en sus primogénitos, Porque para siempre es su misericordia.
11Al que sacó á Israel de en medio de ellos, Porque para siempre es su misericordia;
12Con mano fuerte, y brazo extendido, Porque para siempre es su misericordia.
13Al que dividió el mar Bermejo en partes, Porque para siempre es su misericordia;
14E hizo pasar á Israel por medio de él, Porque para siempre es su misericordia;
15Y arrojó á Faraón y á su ejército en el mar Bermejo, Porque para siempre es su misericordia.
16Al que pastoreó á su pueblo por el desierto, Porque para siempre es su misericordia.
17Al que hirió grandes reyes, Porque para siempre es su misericordia;
18Y mató reyes poderosos, Porque para siempre es su misericordia;
19A Sehón rey Amorrheo, Porque para siempre es su misericordia,
20Y á Og rey de Basán, Porque para siempre es su misericordia;
21Y dió la tierra de ellos en heredad, Porque para siempre es su misericordia;
22En heredad á Israel su siervo, Porque para siempre es su misericordia.
23El es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque para siempre es su misericordia;
24Y nos rescató de nuestros enemigos, Porque para siempre es su misericordia.
25El da mantenimiento á toda carne, Porque para siempre es su misericordia.
26Alabad al Dios de los cielos: Porque para siempre es su misericordia. (Sal. 136:1‑26)
Ez. 16:6‑14• 6Y yo pasé junto á ti, y te vi sucia en tus sangres, y díjete: En tus sangres, vive; vive, díjete, en tus sangres.
7En millares como la hierba del campo te puse, y fuiste aumentada y engrandecida, y viniste á ser adornada grandemente; los pechos te crecieron, y tu pelo brotó; mas tú estabas desnuda y descubierta.
8Y pasé yo junto á ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y díte juramento, y entré en concierto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mía:
9Y te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y ungíte con aceite;
10Y te vestí de bordado, y te calcé de tejón, y ceñíte de lino, y te vestí de seda.
11Y te atavíe con ornamentos, y puse ajorcas en tus brazos, y collar á tu cuello;
12Y puse joyas sobre tus narices, y zarcillos en tus orejas, y diadema de hermosura en tu cabeza.
13Y fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido fué lino, y seda, y bordado; comiste flor de harina de trigo, y miel, y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, y has prosperado hasta reinar.
14Y salióte nombradía entre las gentes á causa de tu hermosura; porque era perfecta, á causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice el Señor Jehová. (Ez. 16:6‑14)