El Cantar de los Cantares

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UN VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
"Mi amado es mío, y yo suya; el apacienta entre lirios." Cantares 2:16
"Cantar de los cantares, el cual es de Salomón" (v. 1). La llave para este libro se halla en Oseas 2:16,19, "En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi [Marido mío], y nunca más me llamarás Baali [Mi Señor]... y te desposará conmigo para siempre; te desposará conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia."
Dios ha prometido bendecir a Su pueblo Israel, y se cumplirá esta promesa de afecto cuando el remanente esté de acuerdo con Sus deseos y Sus propósitos en gracia. Esta canción es profética, sin embargo no alcanza la altura espiritual que existe entre Cristo y la iglesia; pero se puede aplicar algo del lenguaje como el Suyo. Es el mismo Señor, manifestado como el Esposo de la iglesia, pero con una diferencia muy importante. Un escritor dice: "En el Cantar de los Cantares el resultado es más, en anticipación, mientras que, con el creyente en Cristo, la realización de tan última relación es como si se hubiera cumplido el casamiento." Israel no tendrá esta relación sino en una forma especial de deseo. Es de notar que en los Cantares la esposa no es simplemente una persona, más bien simboliza a la Jerusalén terrenal y el remanente, cuyos nombres están registrados en la mente de Dios, se incluyen todos los fieles de Israel, "Hijas de Jerusalén," apelativo que representa a la nación entera. La interpretación de este libro sería en lenguaje sencillo—la unión de Cristo con un remanente JUDAICO en un día futuro, figura menos amplia de lo que será la unión del Hijo de Dios con la iglesia, su esposa celestial.
UN PENSAMIENTO PARA LA JUVENTUD
Cantares 6:9
“Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, la escogida de la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; Las reinas y las concubinas, y la alabaron.” El esposo, un tipo de Cristo, está hablando. La esposa es un tipo del pueblo terrenal de Dios, Israel, en un día venidero. Pero nosotros, al leer este versículo, podemos comprender algo más del lugar que nosotros tenemos en el corazón de nuestro amado Señor. Siendo parte de la esposa celestial de Cristo es una relación maravillosa. En este versículo vemos cuán preciosos somos nosotros mismos para el Señor. Aun podemos reflejar su gloria. Estando comprometidos para casarnos con el que Rey de Reyes y Señor de Señores, cómo podemos no responder a tanto amor mostrado hacia nosotros, pobres pecadores. ¡Qué triste cuando le somos infieles!
LOS LIBROS PROFETICOS
Los libros así designados abarcan una grande e importante parte de las Escrituras. La profecía generalmente implica un estado de cosas muy arruinado, decadencia y apostasía, que exige una intervención de Dios. Él promete una bendición futura para Israel, por medio de la profecía, en la cual el Mesías está en relación especial con este pueblo. Estas Escrituras proféticas se dividen así:
Aquéllas que fueron dadas a Israel como una nación.
Aquéllas que se refieren a los tiempos de los gentiles, empezando con Nabucodonosor, y que siguen más allá de los días del Mesías en la tierra. El libro de Daniel cubre una gran parte.
Aquéllas dadas después del regreso de la cautividad de una parte de la tribu de Judá.
Para entender bien las Escrituras y tener una verdadera apreciación de lo que es la cristiandad, es muy importante saber que la iglesia no tiene lugar en los escritos de los profetas. En la iglesia no hay judío ni gentil; los profetas reconocen a ambos. La profecía habla de los tratos de Dios con Israel en la tierra; el cristiano pertenece al cielo, y él reinará con Cristo en el reino.
Hay ciertas profecías en los Evangelios, las Epístolas y en el Apocalipsis que tratan de los juicios que caerán sobre el cristianismo apóstata.